Opinión de la serie Loki - sin spoilers

 


La imagen es de Pinterest. 

Voy a ser breve porque no quiero "destripar". Loki, como sabéis, es un "villano" de Los Vengadores. La verdad es que a mí no me gustan mucho esos super-héroes porque son demasiado poderosos. A mí me hacen más gracia los XMen porque en el fondo, si exageras mucho cualquier "defecto" o "virtud" de un adolescente, tendrías ese mismo problema de "soy diferente a los demás y no sé cómo adaptarme". Eso no le pasa a Súperman, que tienen muy claro quién es. Ni a Batman, que me cae fatal* (bueno, no me tomaría un café con él) salvo si es el de Nolan... (tampoco me tomaría un café con el de Nolan, pero ese no me cae mal. Me da pena). 

Soy poco experta en la materia (una completa ignorante) así que os diré que Thor me parecía un engreído y Loki una mala persona. Thor me recuerda a un amigo mío que conocí hace tiempo. Era muy bruto pero honesto y además muy alto. Y Loki, por entonces, tenía a mis amigas locas... 

Yo miraba las fotos y pensaba: "¿qué le ven?".

Bueno, pues tras la serie... la verdad es que me gusta. 

La serie es entretenida, amena y no pasa nada si te pierdes diez minutos porque no es de esas series que te sacan de quicio con la tensión y te torturan durante capítulos enteros sin resolver nada (Dark). No aguanté la serie de Dark. La pasé en x2... x16 y x18. Tampoco me gusta Stranger Things. 

En realidad yo no soy "muy de series". Hasta ahora.

Sabéis que me gustó You (la primera) porque sabes dónde va a terminar Beck desde el principio y porque el héroe (un librero) es tan pringado y tan inteligente que no sabes si te da pena o quieres que lo atrapen, o que triunfe como un señor Ripley. Esa forma de narrar (con narrador personaje, disfrazado de omnisciente) es fabulosa. Sólo cuenta el diálogo mental de 1 de los personajes. Te obliga a entenderlo. Y, con los demás, el narrador es equisciente (cámara de cine, te muestro la conducta pero no el diálogo mental). Diréis: "Nelly, pero no es omnisciente). Sí lo es. No sale Joe en todas las escenas, por tanto, es omnisciente. Pero hace trampa con el diálogo mental.

Loki va resolviendo pequeños misterios y avanza en la trama principal. Esto me resulta muy atractivo en las series. Cada capítulo resuelve un episodio. Puedes empezarlo, terminarlo y sentirte satisfecho porque una parte del misterio del inicio (del inicio de cada uno) se resuelve. A su vez, la trama avanza. Si bien hay partes que piensas: "uff, demasiadas vueltas", en general, no retuerce demasiado las motivaciones de cada personaje (lo que quieren al inicio y al final es lo mismo) y gira en ocasiones de manera absurda pero aceptable. Quizá gira demasiado (el argumento) pero lo resuelve con dos genialidades.

* La primera es la lucha en ****.  Y no, no de la primera temporada. Más bien hablo del final. 

* La segunda es la parte de "Otra vez". Y fue ahí donde me ganó el personaje. No voy a dar más pistas. El que la vea lo entenderá. Fue en ese momento. Hasta entonces Loki me daba más o menos igual. A partir de ese momento, además de reírme, le tomé un gran cariño. De tal manera que me he reído mucho, pero mucho, con la serie y el final es digno y estupendo.

No diré "maravilloso", porque esa palabra la reservo para cosas espectaculares, pero... a mí no me gustaba Loki... y ahora me gusta.

Me parece una serie estupenda. De verdad. Echadle un ojo. En especial a ese final de la segunda temporada, es realmente de libro. En serio, seria un libro-juego estupendo. Imaginaos al lector haciendo lo que hace Loki. ¡Jajajaja! 

¡Saludos!


La gente PAS

 

Os voy a contar mi sábado. 

El sábado por la mañana me enfadé con mi casa. Diréis, ¿qué? Tiene su explicación. Detecté durante la semana varias cosas rotas. Primero, me enfadé y me asusté. Luego llamé a quién podría solucionarlo. Pero quien podría solucionarlo vino con la mente centrada en otras cosas y con mucha prisa.

Eso elevó mi enfado, más.

A continuación tuve un problema con el agua. Lo que me llevó a indagar y tener que hablar con la presidenta, que me recibió en bata y me dijo:

-Espero que no te asusten los gatos.

Tenía yo la mente como para ver siquiera al gato. Pero al entrar en su piso (cajas, remodelado, reciente mudanza, ella sin embargo parece tener raíces aquí de hace tiempo, es como si ya hubiera vivido en esta casa)

-Me acabo de mudar, todo es nuevo -me dijo, cruzando la bata sobre el pecho-. Yo vivía aquí de niña, con mis padres, así que en realidad soy de toda la vida, pero como estuve fuera años... No sé, es como si todo fuera nuevo aunque no lo sea.

Repito: tenía yo la mente como para si quiera escucharla. 

Estaba realmente disgustada.

Y yo en la mente tenía las últimas palabras que le dije al compañero de trabajo al que admiro (por acortar, lo vamos a llamar Mentor) y su respuesta, que fue: "Igualmente" y yo le creí. Esto lo dejamos aquí, y seguimos con la historia.

La presidenta de la comunidad me dice:

-Bueno, pues allá va mi plan de hoy porque otro problema más de esta comunidad. Vamos a llamar al fontanero de urgencia, voy a avisar de que suspendo el plan...

Se levanta y entonces veo al gato. Si bien, os digo, es una gata. No sé por qué. Ya que solo veo una bola naranja gigante que me mira y mira a su dueña. "Sí, gato. No sabes quién soy ni lo que pasa pero estás notando la situación". La gata me mira y yo la miro. Ya están hechas las presentaciones. Tiene los ojos de un extraño color naranja. Pero como su pelo es naranja, el conjunto le da un aire de gato feliz. Está acostumbrado a cosas sencillas, comer y que le den cariño y sentir placer. 

La predisposición de ella me hace "descender" a hablar con mi "yo interior".

(Urgente)

(No, esto no es urgente. Espera, hay que parar esta situación)

-Oiga, no... no suspenda sus planes de hoy. No es urgente. 

-¿Seguro?

-Sí, no es urgente -repito-, no pasa nada si se arregla el lunes.

De vuelta en mi piso, la que suspende planes soy yo. No estoy, ni remotamente, para atender, ayudar o acompañar a otros. De meditar, ni hablamos. 

Y aquí es donde entra la gente que puede ser tu amiga, y la que no. Los amigos, y parejas, que no pueden ser ni tus amigos, ni tus parejas, son los que ni ven esto ni son conscientes. Porque el gato de la vecina tiene más inteligencia emocional que ellos (siento ser dura, cada cuál tiene sus virtudes). Es decir, ante esta situación yo me calló. Mi forma de ponerme nerviosa y bloquearme es tensión y no hablar. Y con no hablar, me refiero a que a veces me da hasta pena el que tengo al lado. Pero de verdad, no puedo hablar, porque tengo un nudo mental que ni os imagináis.

Lo normal es que me vaya de los sitios. 

Mi mejor amigo, en lugar de: "Jo, tía, qué mal, me has abandonado...", respondió un: "Vale, calma. No te preocupes, nos vemos otro día".

Si se lo contara a amigos no tan cercanos, esto que os acabo de contar, la respuesta de alguno sería:

-Ah, pues a mí el martes me ha pasado esto en el trabajo.

Y piensas: "¿Tú me ves?" Y te sueltan su mega rollo del trabajo y es frustrante. Normalmente, atiendes todas las historias de todo el mundo, pero cuando no puedes atender la tuya propia, mira, lo siento, me tengo que ir a casa....

En serio, he visto conversaciones en paralelo entre personas que supuestamente están dialogando. A veces, si estoy de mal humor, juego a hacer lo mismo. La persona no te escucha y habla solo de lo que le interesa y yo respondo:

-Pues a mí el lunes me dieron un regalo...

Y esos segundos en los que la persona te mira confundida porque no le haces ni caso yo pienso: "¿Te gusta? ¿Es divertido no escuchar a otros y hablar solo de uno mismo? Pues para eso vete a casa y hablas con una pared".

Os digo lo que ya os he dicho otras veces, me encanta escuchar. Me gusta mucho. Pero lo que no me gusta es que la persona me utilice y no me escuche a mí. He roto amistades en las que yo escuchaba horas a la otra persona y cuando le decías: "Bueno, pues a mí me ha pasado esto", la persona cambiaba de tema o te cortaba la conversación con cualquier tontería a los veintisiete segundos exactos del desplazamiento del centro de atención de él/ella.

Y es como: "Mira, vete al psicólogo y lo pagas". 

Lo más bonito de la interacción humana es la conexión. Pero eso requiere ambas partes. 

De nada sirve que tú conectes (como el personaje del agua en Elemental), si los demás son rocas.

Tras recoger y organizarme un poco, y tras esa agitación, y recordando el arco iris del Mentor (es largo de contar, quedaos con todo es lo mismo pero en otro orden) y un caos resultante igualmente luminoso, me senté sobre la colcha de mi cama.

No podía meditar. (Hoy sí podré)

"Vale" me dije "necesito hablar con Coso y centrarme pero no sé cómo lo voy a hacer... ¡Espera! ¡Las cartas!"

Compré unas cartas del Tarot hace tiempo. No os asustéis y seguid leyendo, no soy una bruja de las de la tele. Una amiga mía las usaba como juego (amiga que resultó una tremenda decepción) y me dijo que a la porra los manuales, que lo importante es lo que las cartas te dijeran. Como si decides adivinar el futuro mirando hojas de tilo. El tema no son las cartas. El tema es lo que rodea a las cartas.

Así que me senté y dije: "Muy bien. Vamos a hablar" y se cayó una carta.

Mi amiga me dijo: "Si alguna vez barajando se te cae una carta, no la metas de nuevo en la baraja. Esa carta es relevante".

Y lo creí.

Sota de Copas.

Un hombre mirando un pez. 

"Vale, pues... bueno, no sé... esto está ahí y ya está".

Como no sé ni técnicas ni me interesaban en ese momento, me dije: hago una cruz. Lo del centro soy yo, la carta izquierda de lo que vengo, la derecha el futuro. La de arriba lo que me es favorable, y lo de abajo los obstáculos.

"Vale, muy bien, ya está".

Había barajado meditando.

Mirad, esto es como lo de las bolas de colores, o saber cosas o fluir. Así que sabía que esas cartas estaban bien.

Otra cosa es leer el mensaje.

"Lo que yo soy ahora, en este momento".

Di la vuelta a la carta. Un Rey de Oros, sentado en su trono, mano apoyada en su preciada bola de oro dorada. Se le ve bien, pero ceñudo. Inmóvil.

Pensé: Pues sí, mira. ¿Ves? Tiene un trono y tú una casa pero se le ve... preocupado.

Saque el diccionario de cartas. Leí.

Persona con aptitudes mentales.

Aaaaaaaaaaaah. Qué bonito. O sea, un ser inteligente. Muy bien, Coso, muy bien. Gracias por la confianza.

Miré la carta de la reciente mañana. 

Pensé: Bueno, vamos a ver qué acaba de pasar o qué es todo este caos, toda esta mala mañana. A lo mejor viene la causa. O a saber, mira... igual es una cosa que nada tiene que...ver. Yo busco la causa. La pregunta es "La Causa" de tanto malestar.

Levanté la carta y salió El Diablo.

La carta es horrible.

Pero que no cunda el pánico.  

"Es el cambio". "El diablo es el cambio". "Madre mía, que aspecto tiene por favor, ¡jajajaj! Es que le va que ni al pelo. Menos mal que yo no soy mal pensada ni me lo tomo a mal..."

Saque el diccionario de cartas. Leí.

Predestinación.

Pensé: Bueno,... 

Pestañeé.

¿¿Predestinación?? ¿¿Destino??? ¡Coso que las cosas pasan porque tienen que pasar!

Me vino a la mente una frase en inglés (sale en la pelí de Forrest Gump) que me hizo reír mucho.

Aaaaaaaaaaaaaaaaaaah. Entiendo. Sí, eso es. Así que todo lo malo de la mañana es porque tenía que pasar. 

Me fui a la carta del futuro. Levanté una Bellísima Luna Invertida, reflejándose en un lago y con cara de mujer esperanzada.

OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOoooohhh, Coso, qué bonito. Me chifla.

Saque el diccionario de cartas. Leí.

Inconstancia.

¡Jajajajaj! ¡Jobar, que no! (protesté)

Quedaban dos cartas. (¡yo no soy inconstante!) 

"Lo que me es favorable"

Caballero de bastos. Leí:

Las rupturas.

AAAAAAAAaaaaaaaaaaaah. Sí. Vale. Esto no lo había contado. Pero da igual, yo lo entiendo. Estaba en el buen camino. O no... a saber. No se refiere a rupturas con seres, se refiere a cambiarlos de sitio. En realidad, estoy volviendo a crear talleres literarios. No es una gran ruptura, es volver a hábitos que dieron buenos resultados en el pasado. Pero mira, si es favorable, pues bien.

"Queda lo que me frena. Los obstáculos"

As de bastos. Invertido. Leí:

Encantamiento, ilusiones. 

"Buah.... vale, vale. Muy adecuado"

De esto tampoco vamos a hablar.

Fue entonces cuando reparé en la otra carta (ya me había olvidado de ella)

"Coso, ¿qué es el .... la sota de copas?"

Y pensé: "¿Será un chico?"

Leí:

Hombre joven, bello, amable, presto a servir, naturaleza femenina, estudioso, con el que la persona Consultante tendrá relación. Otros significados: mensaje, aplicación, estudios. También en los negocios. 

Y, claro, pensé: "Un novio. Es un novio".

Y me olvidé del asunto.

Tardé en sentirme bien hasta que reflexioné sobre la casa de la vecina, llamé a otra amiga y saqué una ventana. Veréis, el problema no es que se vaya el agua, el problema es que yo no sé repararlo. Y mi casa envejece. Y eso me está sacando de quicio. Pero no porque se vaya el agua sino porque el agua se puede ir. Del mismo modo me cabrea que las ventanas de la cocina estén sucias pero no porque haya que limpiarlas cada cuatro días sino porque no tengo bastante fuerza para sacar del sitio esas ventanas. ¿Me entendéis? Así que subirme a la encimera y limpiar una hora me enfada porque siguen igual de sucias y yo llevo una hora de esfuerzo.

El problema, por tanto, es de técnica.

¿De qué me sirve a mí meditar nueve horas si no sé hacerlo bien? Claro que llevas nueve horas meditando... pero igual el resultado es cero. 

Sin embargo, usas las técnicas del Mentor (de la página que me recomendó) y avanzas. 

La técnica te indica la relevancia de un "Maestro".

Quizá esto es muy trascendental, pero lograr sacar esa ventana del sitio (y la cabezonería subsiguiente porque no me rendí y podíamos habernos caído ventana y yo al patio) me aportó tranquilidad. 

Pensé: "ahora voy a limpiar las ventanas todos los días" ¡Jajajajaja!

Tampoco tanto. Pero lo del agua, lo del marco, lo del suelo, lo de...  Yo no tengo la técnica para arreglarlo y me enfadé. Me enfadé con la casa. Y mi casa es muy buena. No hay que enfadarse. Luego hablé con una amiga que constató que en diez años las cosas se estropean. Por tanto, estaba enfadada con el mismo tiempo. Una vez más, con el mundo. 

Esa fue mi mañana.

Por la tarde, era anfitriona de un Taller Literario pero casi no lo publicité porque si venían cuarenta personas me daría algo. Al final, fue casi una reunión de viejos amigos. Nos apuntamos 7 y vinieron 6. Intenté que tres de ellos volvieran a organizar conmigo. Una de mis amigas me contó que había estado en un grupo de debate de gente PAS.

-Ah, ya... -dije.

-Fue muy gracioso, Eva -siguió diciéndome-, éramos treinta personas, todas con su café o su té. Y de repente una dice: "Cómo se nota que somos PAS, todos estamos dándole vueltas a nuestra bebida con la cucharilla... Y NO SE OYE UN SOLO RUIDO".

-¡Jajajajjajajaja! ¡jajajajajja!

Eso es.

-¡Jajajajajaj! -me reí más.

Ese es el tema. Es ese constante sentir de los demás. Sé como le va a sentar esto al que tengo enfrente, no distingo mis emociones de las de los otros, no sé ponerles una barrera, me abruman. Me afecta todo sobremanera.

-Eva, ¿tú adivinas cosas alguna vez y no sabes cómo?

Miré a mi amiga, muy seria.

-¿Te ha pasado? Lo que piensa la otra persona... colores, cosas... cosas que luego ocurren.

("¡Jajajaja!, venga te digo el DNI del cliente" "¡Jajajaja! Vale, compañero 473..." "¿¿Cómo?? Tía, empieza por esos números, ¿pero cómo? ¿Cómo lo sabes? ¡Quién eres! ¡Pero tía qué fuerte! ¿Pero cómo has dicho esos números?")

Y así, todo el tiempo.

-¿Sabes que es un rasgo hereditario? -preguntó mi amiga.

Lo que sé es que resulta difícil de entender.

-¿Qué es un PAS? -preguntó otro asistente al taller.

-Yo te diría que una desventaja -respondí-. Básicamente, son personas que tienen problemas ante lo que para muchos no es más que una situación social habitual. Te lo voy a explicar con un ejemplo: tú ves un atasco, y sales del atasco y te olvidas. Un pas está en un atasco, siente una actitud inadecuada de otro conductor y ocho horas más tarde la sigue sintiendo. Es ser... hiper sensible. Todo te abruma. Te escapas a lugares cerrados y sin gente para volver a centrarte. Te sientes mal enseguida... Lo bello es muy bello, lo malo es el infierno. Es todo exagerado, ¿entiendes?

-O tienes un poder asombroso -añadió mi amiga-, cuando dejas de pelearte con ello.

-¡Jajajajajajaja!

Mi amiga es más mayor que yo.

Hablamos de muchas cosas. Mi otra amiga (Petra) me dio mucha caña con el amor. Mucha. Vale, sí, de acuerdo, no encajo. Al volver a casa, mi madre (por teléfono) me dio más caña todavía pero acabó riéndose. No sé, yo me enfado y la gente se ríe. Debo de tener unos enfados la mar de divertidos.

Vi un rato Loky (me gusta) y sus líos del tiempo y el galimatías del pasado/presente. Me fui a dormir y como tenía las cartas junto a la cama, pensé (hecha un ovillo y con mucho sueño), ¡podía sacar la carta de cómo va a ser mi día de mañana!

¡O no! ¡Coso, dime los años que voy a tardar en encontrar a mi medio pomelo! ¡Pero dímelo, ¿eh? Quiero que salga un número en la carta!

Diez de Copas.

¡¡Diez años!!

Oh... bueno. Puff, me puedo dedicar a otras cosas mientras tanto.

Y pensé: "¿¿Diez años??? ¡Voy a ser una vieja!"

Me quito un peso de encima, eso sí. Si durante diez años debo olvidarme del amor.

"¡Coso! ¡Que salga una carta de lo que el compañero de trabajo es para mí! ¡Resúmelo en una carta! ¡Defínelo en una carta! ¡Venga, el compañero, el compañero!"

Saco la carta.

Sota de Copas.

¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJA!

¡JAJAJAJAJAJAJAJJAJA! 🤣





La cena de empresa.


Tengo todo listo para la cena de empresa. Sólo no me valían las medias, nos sabía si tenía abrigo y el vestido tiene mil años... Lo encontré en el fondo del armario. Siempre visto de Desigual, en estos eventos, pero son tantos años ya que pensé: "no te vuelvas loca" y miré en el fondo del armario. Encontré trajes de terciopelo negro y de satén burdeos. "Esto es demasiado", pensé. Y entonces encontré un vestido palabra de honor con flores. Arrugué la nariz, "creo recordar que te parecía demasiado folclórico" y quizá poco elegante. Al ponérmelo me miré y me sorprendí. "Pero si esto es precioso". Debajo del pecho lleva un cinturón de tela grande (la misma tela que hay bajo la falda) y se abre en la cintura para dejar ver como "una raja de tela negra", que es la misma que la del cinturón (y la que hay bajo la falda). Tiene un poco de vuelo. Pensé: "con unas medias negras...." Lo intenté con medias transparentes pero no me valían y otras estaban rotas. 

Así que voy a usar unas que me compré no hace mucho, en una tienda muy elegante... por culpa de cierto actor. Esas me van como anillo al dedo.

Zapato de tacón, pero cómodo, estilo "saloncitos". Me saqué una foto, la mandé y me respondieron:

-Te vas a morir de frío. ¿Tienes abrigo?

-Sí... ¡no! ¡Espera, no lo sé!

El abrigo tiene más años que el vestido. Me puse ese vestido en un teatro en un fin de año. Hace mil años.

Pero queda bien.

Hecha la prueba de vestuario, me llama un compañero:

-Oye, Eva, ¿tú dónde vives?

Estamos organizando el servicio para que no quede sin servicio.  Mi compañero no va (el que admiro). Lo cuál es... bueno, yo admiro que no vaya... de hecho yo me iré temprano... Además, si fuera me pondría muy nerviosa... sabe bailar. Yo sé pisarme los pies y tropezarme con ellos...

Bueno, da igual.

De todos modos, mañana tengo un taller literario. :) 

Y hay que darle de comer a los gatos de mi amiga A.

Y yo no salgo de noche.

Odio las multitudes.

Nada, me volveré temprano... 

Las cosas de Nell.

 

El otro día (ayer) me paré delante de una supervisora y le dije:

-Tú estás preocupada por algo de un familiar, hoy. Lo noto. Estás aquí pero parte de ti, está allá. Es algo que está "por debajo". Por debajo de tu "tú" del aquí.

La super lo negó. Pero ayer me paró mientras pasaba por su lado.

-Oye, ven un momento. Tengo que preguntarte una cosa -me dijo-, lo del otro día... ¿cómo? ¿cómo pudiste saberlo? Lo del familiar.

Y yo eché a correr hacia el compañero de curro.

-¡Jajajaja!

Me senté junto al compañero de curro y me calmé, porque la presencia del compañero de curro es muy especial.  

Hasta aquí, todo bien.

Que a veces sé cosas es algo que ya sabemos. 

Os pongo esta "introducción" porque esta cosa la entiendo. Lo que viene a continuación, no.

Sé que los humanos tenemos micro-gestos y que en ellos, o en el aura, ¡Jajajaj! bueno, no aura, sino lo que nos rodea... energía, se perciben cosas. A veces. Y esas cosas, vale, las entiendes.

Pero mi cerebro me está mandando el mismo sueño una y otra vez y esto no lo entiendo.

Este sueño es una variante de otra variante de otra variante. El original era un ascensor. Por lo menos, hasta donde yo sé. Tú quieres ir a un sitio (¿qué hay más lógico que un ascensor?), le das al botón, el ascensor (que es una máquina que no siente) te deja en el sitio, y ya está. Pero en este sueño tú marcas el tres y el ascensor sube al cuatro. Piensas, "vaya, se habrá equivocado", pulsas el tres y el ascensor baja al cero. A veces, sube gente que si logra llegar a su piso. Pero luego le das tú y el ascensor no te hace ni caso. Normalmente, me enfado, salgo y voy por las escaleras. Salvo en los .... horribles casos, en los que el ascensor (sigue bajando al llegar a 0). A plantas que no existen.

No soporto eso, me entra el pánico. 

Esta hermosa pesadilla me dejó en paz hace tiempo (mucho) y tras esto empecé a soñar que tenía que volver a aprender. Me había dejado una asignatura en la Universidad. Así que empecé a aprender de nuevo con el compañero de trabajo y ese sueño me dejó en paz. 

Entonces llegó la casa sinfín.

Segunda variante del ascensor, más suave. Básicamente, es una casa que no termina nunca. Tras un cuarto hay otro cuarto y otro cuarto.... Al principio tiene su gracia. Cada uno es de una época y estilo de decoración. Así que, vale, es como La Mansión Gigantesca. Es sólo que las casas sin fin no existen. En esta variante he tenido sueños de miedo (me asusto, me da terror porque la casa no está cerrada. Es demasiado amplia) y luego sueños de exploración (¡esto no acaba nunca!) y, finalmente, se ha incorporado a la nueva variante.

Tengo una casa sinfín. Vale.

La tengo, en otros sueños.

No pasa nada. Son cuartos y más cuartos. Pero en la nueva variante la casa está en un piso. Y para llegar a ella necesitas un ascensor. Algún lector perspicaz se hará una idea de las trampas que me pone mi subconsciente nada mas empezar este sueño. NO hay manera de llegar a donde quieres (a tu casa), en algunas versiones del sueño pero la de hoy se lleva la palma. 

Llegar, llegas. Esto ya lo he soñado más veces. 

El problema es cerrar la casa. El problema es que se pone en duda que sea tu casa. 

Me explico. Una casa es una casa. La cierras, la abres. A voluntad. Pero en esta casa ocurren cosas raras. Para empezar, el actor vivía en el piso de arriba. Lo que me enfadó porque resulta que para llegar a él había unas simples y cortas escaleras. Bien, soñar con un ex- NUNCA es una buena idea. Nunca. Y mi cerebro me está friendo con el tema. El actor, el actor, el actor, el actor... El actor se fue. ¡Qué pesado es mi cerebro!

En segundo lugar, (no, no subí las escaleras), la casa cambiaba a voluntad. Lo que hoy está en el tercero mañana está en el cuarto. Así es imposible. Lo mismo te encuentras una terraza en la cuarta planta que un hotel en la del medio. ¿Sabéis lo agotador que es preguntarle a gente de vacaciones y de fiesta que por dónde se llega al tercer piso? O al quinto. 

Pero vale, lo entiendo, dentro de lo ilógico del asunto. Entiendo el galimatías porque dos cosas del pasado han vuelto a mi vida de repente. Dos elementos (el de ayer fue sorpresivo, la verdad) y me acosté un poco "revuelta", supongo. Entiendo el sueño si el sueño dice: las cosas están más cerca de lo que piensas. Pasado-presente-futuro, vale... (Dos cosas de hace muchos años)... ha sido casualidad. Pero vale, lo entiendo. Lo entiendo si el piso es... ¿la construcción de nuestra propia vida? 

Pero vamos a la segunda parte.

Este piso no se cierra. Es decir, yo lo cierro varias veces. Pero vuelvo y me encuentro dos vecinas envidiosas hablando en la puerta. Que antes vivían ahí. Que quieren pasar. Que si una vive en no se dónde. Que si la otra dice que esa antes era su casa. Que si quién soy yo y por qué vivo ahí. Que si estaban de alquiler y se dejaron algo dentro.

Vale. Entramos.

No me interesan sus vidas. Lo que quiero es cerrar el piso a cal y canto. Y en medio de este caos oigo una pelota contra una pared. Así que busco la fuente del ruido y me encuentro a un niño.

Vosotros no lo sabéis, pero el cartero de mis cuentos procede de mis sueños. Me echa un cable cuando no entiendo nada en los galimatías de mi imaginación. Este personaje, si aparece, suele ser un guía.

-¡Hola!

-Hola. ¿Qué haces aquí? -pregunto.

-Entro y salgo cuando quiero.

Madre mía. Es que no sabéis los cabreos que me pillo en los sueños.

-¡¿Qué?! ¡Está es mi casa! ¡Cómo que entras y sales! ¡Si esta cerrada! 

-Pero yo entro y salgo cuando quiero.

-¡Qué está cerrada la puerta! ¡Cerrada!

-No necesito puertas para entrar en las casas. Hay otras formas.

Me quedé en silencio y luego pregunté:

-¿Puedes entrar en mi casa cuando está cerrada?

-Sí.

-¡CÓMO!

-Ven, te enseñaré.

El niño está jugando con una pequeña pelotita roja, de esas que puedes lanzar contra una pared y rebota. Por cierto, en esta versión, era oriental. Así que sigo al niño y al otro lado estás esas vecinas envidiosas que hablan de cosas mundanas y me preguntan algo. Están tomando café.

-Ahora no puedo -respondo-, el niño me va a enseñar cómo entra y sale por no se qué puerta invisible.

-¿Qué niño? -me preguntan.

Como no... el niño pasa corriendo por varias habitaciones pero se vuelve transparente. 

Queda su risa y el ruido del balón. TON-TON-TON...

-¡Ese niño! -señalo, pues aunque medio transparente yo sí lo veo.

Las otras, se encogen de hombros y siguen a lo suyo. 

Así que echo a correr detrás del niño por la casa...

-¡Eh! ¡Oye! ¡La puerta! ¡Enséñame la puerta invisible....! ¡Eh! ¡Oye! ¡Tú! ¡Enséñame cómo lo haces!

Y me desperté.

Enfadada.

Por más que mi mente me mande sueños donde todo está más cerca de lo que crees y la casa no tiene fin y todo eso. De qué sirve si no capto el mensaje. Me paso los sueños intentando cerrar la casa a cal y canto con ocho llaves. ¡Jajajajaj!

La próxima vez que sueñe con esto en lugar de entrar y tratar de llegar al dichoso piso(casa) infinito pienso irme a un parque a dar de comer a las palomas.




Vuelven los Talleres Creativos.

 

Resulta de lo más extraño que, invirtiendo una hora al día en mi rutina (es decir, dedicándole tiempo y asumiendo ese gasto temporal) resulta que en lugar de "hacer menos cosas"... me da tiempo a hacer más.

Acabo de anunciar un taller de Escritura Creativa para este sábado.


Lo he hecho en Meet-Up y máximo 15 personas (lo creáis o no, prefiero grupos muy pequeños donde podamos hablar, a grupos enormes).

Ya os contaré qué tal. Antiguamente, estos talleres se hacían en el CSIC (me quedaba embobada mirando las habitaciones de los estudiantes, una de las cuáles pues verla convertida en museo, pues allí estuvieron Lorca y creo que Dalí)

De lo de Dalí no estoy muy segura...

¡Bueno, esta vez nos vamos un poco más al sur!

Estoy deseando escuchar los relatos de los asistentes. El grupo es Ciervo Blanco. Los organizadores de Escritura nos hemos ido distanciando desde la pandemia y ahora nos vemo poquísimo. A ver si hay suerte y consigo que alguno más secunde la iniciativa. 

:) 

El Cluedo.

 Ayer sábado fui a mi segundo Cluedo interactivo en La Caja Lista. Importante: si vais a ver la obra "Asesinato en el Berlín Express" no podéis leer esta entrada. Os lo digo de corazón. 

La primera vez que fui a ese teatro, decidí bajarme en el metro Cartagena e ir andando. Tengo un sentido de la orientación pésimo. Di un millón de vueltas y llegué a donde debía, un tanto mareada. Esta segunda vez, uno de mis amigos preguntó:

-¿Quedamos en Prosperidad a las cuatro y media?

Prosperidad es la parada de mi Templo Budista. Ese, al que hace meses que no voy.

-¿Cuánto se tarda desde Prosperidad? -pregunté.

Teníamos que estar en la taquilla cuando abrieran.

-Diez minutos.

-¡Ok! Pues quedamos allí.

Él llegó tarde y nos dijo que los que estábamos (otro amigo y yo) fuéramos al teatro. Mi otro amigo abrió Google Maps y señaló hacia el auditorio nacional.

(No)

Aquel no era el camino. Lo supe en cuanto dimos la espalda a la plaza y echamos a andar.

"Qué raro" pensé, "si yo bajé de Cartagena y subí hacia arriba, el lugar no puede estar más arriba que Prospe. Debería estar entre Prosperidad y Cartagena".

A mis inquietudes, me respondí mentalmente: "Bueno, igual estás confundida y es por otro camino."

Mi amigo dudó. Momento que yo aproveché para abrir mi Google Maps. Vi que señalaba hacia abajo. Y cambiamos de dirección, él me pidió perdón por confundir el norte con el sur, sin embargo, yo solo pensaba: "ese dichoso lugar está a la izquierda del templo y en un amalgama de calles indescifrables. Tiene que estar como a diez minutos hacia abajo".

Desde Prosperidad sólo había 500 metros, señalaba el Google Maps, es decir que se llegaba en 4 minutos. Y así fue. Al llegar mi amigo observó el escaparate mientras yo miraba el móvil para mandarle el localizador al que llegaba tarde. Entonces levanté la cabeza y vi un cartel morado familiar. Y un tráfico familiar.

"El templo debe de estar por aquí pero... pero si eso es... Esa es la calle que.... pero si...."

Lo que estaba viendo era el Templo.

Estaba viendo el templo desde la calle adyacente.

"¡Jajajajajajaj!" 

Lo de mi sentido de la orientación no es normal. La última vez que fui a la Caja Lista, di mil vueltas y subí mil calles y tenía ubicada La Caja Lista más abajo, a la izquierda, y en calles escondidas. Ahora resulta que si salía del Templo (que está en perfecta cuadrícula con Cartegena) y miraba a la derecha, me daba de frente con La Caja Lista. Es como si aprendes a ir a Teruel, y cada día trabajas en Barcelona. Para ti ir a Teruel es un jaleo mental grande, y un día levantas la cabeza desde  Barcelona y ves que Teruel esta enfrente. Puedes andar un minuto y llegar a Teruel. Cosa que no habías hecho nunca porque siempre vas desde Madrid. 

Lo voy a ilustrar con otro ejemplo de hace años: el auditorio nacional está detrás de Prosperidad. Yo sé llegar al auditorio en metro, y sé llegar a Prosperidad andando. Lo que no sabía es que tras Prosperidad estaba el auditorio. Juntar dos lugares que conozco (y esto me pasa por vivir en Madrid) hace que sientas algo muy raro "en el cerebro". Y esos son mis mapas. Ahora sé que entre Prospe y mi templo está la Caja Lista. Una vez más, hago mapas tipo "kender". 

Entramos dos a la función, el amigo que faltaba llegó un poco más tarde y no le dejaron entrar. 

La función es un Cluedo interactivo. Es el segundo al que voy. Para el amigo que sí entro conmigo, era el primero. El que llegaba tarde ya había hecho tres, tan buenos son que repetimos. 

Tras el primer acto, teníamos que hablar con los actores. 

-Usted... usted oculta algo -dije a uno de ellos, que llevaba sombrero y tenía una cara de buena persona tremenda, unos ojos enormes de color azul y una voz preciosa.

Era mi segundo Cluedo y aprendí que hay que jugar un poco, si te quedas cortada, no funciona.

Me miró sin salirse del personaje. En el primer Cluedo sí hubo momentos en que se salieron del personaje pero es culpa del público. No es fácil este tipo de teatro.

-¿Que yo oculto algo?

-Usted es un espía. Viaja por Europa en época de guerra, su origen, el apellido, la filiación de su familia a un partido republicano.... Pero espero que no sea el malo porque (valoré decirlo todo tal cual lo pensaba, pues cuando estoy nerviosa...) porque es usted guapísimo.

Y lo era.

El actor se sonrojó.

-Y usted tiene unos ojos azules muy bellos -me dijo.

Estupendo. Pues anda que los suyos.

-¿Ha visto los ojos que tiene? -le preguntó a otro asistente-, el color y el brillo.

Genial. Si vamos a hablar de mis ojos yo desaparezco.

Me acerqué a otro personaje y le dije:

-Usted es un farsante.

-Y usted una impertinente -contestó.

¡Jajajajajajajaj!

Ay, Señor. No sé, estábamos en un tren lleno de nazis en el que había muerto un sobrecargo.

-Usted no es quien dice ser -añadí mirándolo-, usted ha vivido con quien dice ser y se está haciendo pasar por esa persona. Puede que lo capturase en el frente. Quizá... quizá usted es ruso. No lo sé, pero desde luego, no es quien dice ser.

-¿Le parece normal llamarme mentiroso a la cara?

El actor me sostuvo la mirada. Yo era la detective más titubeante de todos.

-Señor Dupont -dije mirando al investigador-, sé quién es el asesino.

El público, algunos, me miraron. Y mi amigo, también.

-¿Sabe quién es el asesino?

-Bueno, sé cosas. ¡Él es espía y tiene un secreto! ¡Él un farsante! y ella.... 

El público se sorprendió y él también. Y los actores, también.

"¿Cómo sabes todo eso?" me preguntó al oído mi amigo.

No era por "Coso". Coso estaba bien calladito durante la función. Solo "hizo" una única pregunta.

-Por ser escritora -musité.

Volviendo al sitió, pensé "puñetas, di a tu amigo cómo sabes todo lo que sabes".

-Mira el arma homicida -dije a mi amigo-, de ser ella habría empleado otra cosa (ya que dispone de otra arma). Si bien el primer muerto murió con dicha arma, por tanto ella es una asesina, pero del alemán que ha muerto hace días, no del sobrecargo. Ahora mírale a él (al actor guapísimo), su edad, viaja por Europa, la tapadera que utiliza. Él oculta algo, no solo vende zapatos. Dirás que no es una tapadera pero lo es. Miremos al otro nazi. Su trama y su manera de ser... es para caer mal al público, se que él es un farsante. Pero esa es ya su trama, no creo que haya nada más. Por tanto, queda sólo un sospechoso. Es fuerte, puede usar el arma que ha usado. Me consta que discutió con el revisor porque lo primero que le pregunté es si recuperó su pasaporte. Por descarte, él es el asesino.

En el siguiente acto se descubrió que el de los ojos bonitos era un espía. Me acerqué a hablar con él. La única pregunta que me hizo mi "yo interior" durante toda la función fue cuando argumenté que el farsante ya tenía trama y por tanto, no tendría una segunda trama. Lo descarté y mi yo interior pregunto: ¿por qué? y se lo expliqué y pasé a otra cosa. "No creo que sea un farsante con trama por descubrir y luego además el asesino. Creo que está puesto para caer mal y despistar".

Hablando con el espía, con el actor de los ojos bonitos, que estaba junto a Dupont, les dije:

-He resuelto el caso. 

El espía me miró. Yo lo miré. 

-Espero estar en lo cierto porque usted me cae muy bien y no quiero que sea el malo.

Bajó la mirada al escenario y sonrió. 

-¿Le ha preguntado al oficial lo que lleva en el maletín?

Miré al espía.

El espía me miró a mí.

-¿En el maletín?

-Sí,... por qué no le dice de mi parte que lo muestre. Dígale que se lo ha dicho el señor Castro. Que quiere saber qué guarda ahí.

Me acerqué al "farsante". Roja como un tomate.

-Di-disculpe.

-Usted.

-Sí. Verá... ¿qué lleva en el maletín?

-Me ha llamado farsante, dice que no soy quién digo ser. Que no soy un oficial nazi. ¿Cree que se lo voy a enseñar?

¡Jajajajaj!

-Verá... me lo ha preguntado el señor Castro. Dice que de su parte.

*****ambos actores se miran.

Y ese, amigos míos, ese momento de la función fue más importante y relevante de lo que yo pensaba.

Uno increpa al otro, discuten.

Y aquí, internautas, yo no tenía ni la menor idea de lo que estaba pasando.

Regresamos al sitio y fui la única que acusó al italiano. Por descarte.

Que el español era un espía, lo acerté. Que la rubia había matado al general alemán, lo acerté. Que el farsante era un farsante, lo acerté.

Pero entonces descubren que también era el asesino.

Perplejidad.

"Ah, dos tramas para el mismo. Bueno"

(Con dos tramas me refiero a dos ideas detrás del mismo personaje. Un farsante y un asesino. En este caso, relacionadas).

La genialidad es el móvil.

-¿Nadie se ha dado cuenta de qué canción estoy tarareando en 1943?

Perplejidad.

-¿Ninguno de ustedes ha vuelto a preguntar por ese sonido extraño...?

-¡Jajajaja! ¡Es un reloj! -exclamé, pensando "brillante".

Genialidad.

Y luego pensé: los detalles.

Pregúntele qué lleva en ese maletín.

Me estaba ayudando. ¡El personaje español, me estaba dando una pista!

Y el pique entre ellos (dígale que va de mi parte) era un guiño. "Me ha dicho el señor Castro que me enseñe lo que guarda en el maletín". Por eso le miró significativamente. La mirada era: "¿qué estás haciendo, colega?" ¡JAJAJAJAJAJA!

Así que al espía le caí bien.

¡Jajajajaj! Porque su amigo actor me estaba ayudando a descubrirlo. Porque desde el inicio de la obra yo le dije que era maravilloso (es maravilloso, tiene una voz y unos ojos...) y quería echarme un cable.

Fallé la trama principal. Acerté todas y cada una de las secundarias.

La principal es una genialidad.

-¿Quién ha escrito esto?

El guionista de los otros Cluedos. Ya le conozco porque es el director y actúa.

Ahora bien, os digo algo, esta trama es copiable. Suena fatal, lo sé, pero da pistas INEQUÍVOCAS que descartas por creer que no estás en un género.

Eso es una brillantez.

¿Os acordáis de la novela aquella de Houllebecq? No sé si se escribe así, pero seguro que me entendéis. ¿Os acordáis cuando dije, ¡cielos!? a pocas páginas del final porque... cambia de género literario.

Eso es una genialidad.

Es más, tu cerebro ignora deliberadamente las pistas que señalan lo imposible. Las ignora. "Esto será un error", "este sonido pues vete a saber...". Las descarta.

Hasta la chica que da paso a la función te da una pista: "Imaginen la cara que se le quedaría a las personas de 1943 si oyen un móvil".

Pista. ¡PISTAAAAA!

Bien, pues la historia es tan buena, que cuando oyes tú el móvil, ni te paras a pensarlo. Estás en 1943 y pasas por alto detalles brillantes.

Es una genialidad.

Lo que pasa es que ahora que os lo he contado, no voy a copiarlo (sería un libro-juego maravilloso) por respeto.

Pero tengo que volver a escribir.

¡FIN! 




Las 8 conciencias y el budismo.

 


Mi amiga Elba me ha mandado un libro que se titula: "El óctuple sendero".

Después de hacer un bizcocho para mis familiares, y tras pasar una noche mala, porque tengo un especial catarro con el que me llevo peleando desde que me di cuenta de que estaba enamorada, me senté con un té blanco y me puse a leer.

El libro habla del budismo hinayana y el mahayana. Como yo sé una cosa de la persona que tanto admiro, lo que quiero es mahayana. Se basa en la generosidad. El camino me gusta y parece afín a mí, así que muy felizmente me leí 40 páginas... hasta que llegué a los fantasmas y las conciencias.

Imaginad conciencia como sentidos, pues las primeras son: vista, oído, tacto... gusto, olfato. Ahí tenemos las 5 primeras que son también los 5 sentidos. Hasta este punto, bien.

El libro amplia indicando que luego está el ego y la conciencia mental.

Veámoslo con un ejemplo: vas caminando y ves un pastel. Tu "ego" dice: ¡lo quiero! y tu conciencia mental responde: "Es un pastel de chocolate... lo compro no lo compro".

La conciencia mental es analítica. Por tanto, es fácilmente identificable. Es la conciencia que, por ejemplo, usé intentando aparcar un día que realicé nueve mil cálculos y me era imposible. Así que la conciencia mental, la conozco bien. 

El ego. Esto ya no lo tengo tan claro. Tendría cómo ejemplo el día aquel que yo intentaba decirle algo a mi compañero, entonces sonó el teléfono, yo tenía mucha ansia por hablar con él, miré el teléfono, él miró el teléfono, el teléfono enmudeció de pronto y él dijo: 

-Lucha de egos.

Y ni se asustó ni se inmutó ni nada de nada. Yo le miré y le conté lo que fuera que quería contarle.

¡jajajajaj!

O sea que, el ego, básicamente, se siente atraído por cosas. ¿Es así? Lo que quiere, lo que no quiere. El libro pone: "Una persona que se haya pasado la vida siendo perezosa, cuando se muere, desea pasarse la siguiente vida siendo muy muy perezosa y a su ego le es familiar, o le atrae, la vida perezosa de un gato doméstico. Así que buscará..."

Entonces, ¿el ego es... el deseo?

No tengo ni idea. Trato de identificarlo en mi vida porque, cuando el libro dijo que la conciencia mental y el ego discuten, pensé: ¡ya está, Coso y yo!

¡Jajajajaja!

Pero no.

Porque Coso advierte de peligros ocultos. Sabe colores de cosas que están (ocultas a la vista). Sabe de coches blancos que se aproximan y con los que te puedes cruzar si no vas con cuidado. Coso sabe que va a llover en días de pleno sol. Sabe el nombre de familiares muertos de personas desconocidas. Coso, en definitiva, lo sabe todo. Lo malo es que yo no sé lo que es.

¿Es pues, el ego?

El día aquel del aparcamiento, incapaz de aparcar, dejé de pensar y le dije a "esa otra parte de mi cerebro": ¡Muy bien, pues aparca tú! Y lo metí a la primera sin pensar. ¿Cómo? Por instinto. Y aprendí algo: "déjate de cálculos y trigonometría y más corazón". O intuición. Que es igual de útil y necesaria y avanzada. 

¿Eso es el ego? Porque, desde luego, esa parte del cerebro no usa palabras. 

Sigue diciendo mi libro: ya tenemos 7 conciencias (los 5 sentidos + dos mentales) y por encima de todo ello está tu verdadero YO.

Lo llama Tathagatagarbha

Y pensé: ¿será eso Coso?

Aquí me podéis preguntar: "Nelly, ¿a qué llamas "Coso"?" Pues... pues... Coso es el concepto de algo o alguien indefinible para mí (humano o no) que a veces me indica cosas que científicamente no se pueden saber ni explicar. De niña jugaba con él a adivinar números, sorteos y colores de objetos ocultos. La creencia en él implica romper con las ideas más básicas de la realidad. Cosas como que el tiempo es lineal. O incluso saber qué es el tiempo. 

No tengo pistas suficientes para saber qué o quién es. Yo sólo sé que sabe cosas. "De todas las opciones una ya es la correcta y está ahí, pero para saberla tienes que fijarte en todas las demás". Es la relación, lo común, es todo.

Es saber que la bola es roja porque el cielo es azul. Y diréis, "Nelly, no entiendo nada". Yo, tampoco. ¡Jajajajaj! Es lo común.

Es saber que aquel chico desconocido trabaja sobre un escenario porque él y mi compañero de trabajo eran lo mismo.

Diréis: "Nelly, estás loca". Absolutamente.

Yo no sé lo que es Coso. 

Ahora, os aseguro que existe. 

Una vez lo reté (muchas) Y pensé: "Venga, pues vale. ¡A ver si me toca la lotería!" Pero caminado por la ciudad. Sin rumbo lógico. Simplemente, andando con él (atenta a él). Me tocó en 3 puestos consecutivos y ahí me paré.

Porque me enfado.

No eran grandes premios. Eso no importa. No va de te toquen enormes premios, yo no sé cómo funciona, va de saber que te tocan.

Me desquicia no saber el porqué.

Igual que no entiendo a mi compañero de trabajo nunca y tengo la certeza de que él sí sabe quién o qué es Coso.

Y de eso va esta historia.

Da por hecho cosas que a mí me sorprenden todo el rato. Cuadros que caen, casualidades imposibles. Y él no se asusta. 

O igual yo me equivoco y todo es casualidad. Porque resulta que si decido que todo es casualidad, lo será. 

Como la vida, que también todo es por casualidad.

Bueno, volviendo al libro. Sobre estas 7 conciencias, señala, está un "Verdadero YO".

Y ese verdadero yo reparte "semillas kármicas" si se dan las situaciones adecuadas. Antes de volveros locos con el vocabulario, os lo ejemplifico:

Imagina que estás enfermo en una cama y quieres jugar al futbol. Tu ego pide a tu verdadero yo ese deseo, pero debido a que no dispones de esas semillas kármicas (posibilidad) pues no puedes jugar al futbol porque tienes fiebre. En realidad, el ejemplo lo pone con una persona que no puede moverse. 

Según esto, el cosmos se mueve (existe) porque generamos esas semillas kármicas todo el rato.

Entonces, cuando yo pregunto cosas o me digo cosas todo el tiempo y luego me llega una respuesta de forma extraña. ¿Con quién estoy hablando? 

Me explico. El pasado martes, cuando le escribí eso tan bonito al compañero y lo releí y me dije a mi misma: "Quita eso del Sol... ¡porque no puedes ir por ahí comparando a la gente con el sol! ¡Es excesivo y no lo va a entender!"

¿No puedo trabajar junto al Sol y tener...?

Y no lo puse y a los pocos minutos ocurrió algo en la oficina que llamó la atención de mis jefes (el Sol) y eso es... una respuesta directa del Universo. Y todo el rato se toma la molestia de contestarme, con canciones, con... experiencias, con cosas...

... ¿en realidad con quién interactúo? Si es que interactúo con algo o alguien. 

El otro día conduciendo me entró un enfado tremendo, y me di cuenta porque ya medito mucho, y le dije a Coso: "¡Pues sí, estoy enfadadísima! ¡¿Y qué?! Tengo todo el derecho a estarlo" y en la radio empieza a sonar:

One man come in the name of Love. One man come and go...

¡Jajajajajaj!

Es Jesucristo.

En mitad de enorme cabreo la radio me recuerda a Jesús. 

Llegas a casa, te sientas, enciendes la tele pensando: "He elegido mal. Igual he elegido mal todo en esta vida".

Y el primer anuncio, el primero, que sale, son dos dibujos y uno le dice a otro:

-Te equivocas, hemos elegido bien. Lo hemos hecho bien.

Muchas veces me contesta con ironía.

Y absolutamente todo se puede explicar como "una casualidad".

Y mi compañero lo sabe. Y sabe mucho más. Y no me lo cuenta.

Igual es que todo es una intersección de cosas.

No lo sé. 

Pero tras este rollo enorme que os he contado, quedaros con eso: 8 conciencias, 5 son los sentidos que todos conocemos. Dos por encima, discuten, una es la conciencia mental. Que lucha con el ego. Y por encima de todo algo llamado tathagatagarbha que no sé lo que es y parece bastante neutro. Con neutro me refiero a carente de preferencia por uno u otro estado. Vamos, que si tiene semillas de cosas maravillosas te las da pero si tiene semillas de sufrimiento también te las da.

Nada de esto aclara quién o qué es Coso.

Seguro que si mi compañero leyera esto, pensaría: "No entiende nada esta Nelly. Que forma de aprender tan desastrosa".

Qué le vamos a hacer. Mejor no se lo digo.

🤣✨


 

 

 

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