Encuentros graciosos con animales.
Una vez iba paseando por un monte, cerca de un campo de golf, en Galicia, cuando me paré porque -justo al atardecer-, vi un conejo.
-¡Mira, un conejo!
El conejo, erguido sobre sus dos patas traseras, me miraba. Yo a él. Él a mí.
-Qué bonito.
Di un paso. Mi amigo y yo estábamos al inicio del camino de tierra. El conejo estaba a unos tres metros. Y el sol se estaba poniendo.
Di otro paso. Cada vez más cerca.
Y de repente... sonó un ruido a mi izquierda y "algo" salió corriendo hacia mí en diagonal y se dio literalmente con mis piernas.
Grité.
Grité porque vi un ser peludo y pequeño que era casi todo cola. Naranja.
Internautas, era un zorro.
Veréis, cuando no has visto zorros en libertad... piensas que igual son como lobos. Puede que un poco más pequeños... Pero no son así. El caso es que el zorro había estado acechando al conejo. A su vez, el conejo notaba que algo no iba del todo bien y me miraba a mí. Yo a su vez, caminaba hacia él muy despacio. Y el zorro salió como un rayo con los ojos en la presa con tan mala fortuna que al avanzar yo otro paso se fue a estrellar contra mis piernas (casi) jajajajajja clavó las garras y me dio con el cuerpo.
Yo grité.
El zorro clavó las patas delanteras y casi frenó contra mis piernas y luego ocurrió lo más gracioso de todo....
Yo salí corriendo hacia atrás. Hacia donde estaba mi amigo.
El zorro salió corriendo hacia el matorral.
El conejo salió corriendo hacia el horizonte.
-¡Jajajajajajajajajajajaj!
-¡Ey, era un zorro! -gritó mi amigo- ¿Lo viste?
Vaya panda de idiotas.
Los tres seres nos asustamos muchísimo. Uno salió disparado hacia el matorral, yo di un brinco y venga a correr y el conejo pues... salvó su vida.
Tiene gracia porque nos asustamos por igual. No sé ellos pero yo di un brinco grande.
Y así fue como descubrí que los zorros son casi todo cola.
No lo sabéis porque no habéis visto uno... pero su cola es casi tan abultada como su cuerpo. Y naranja. Lo sé porque se dio contra mis piernas.
Otro simpático encuentro que seguro que conocéis porque ya lo conté fue siendo muy, muy, muy pequeña. Veréis, me dan miedo los bichos, como a todo el mundo, pero aquel día mi madre estaba de limpieza y las arañas corrían que se las pelaban por el pasillo, delante de su implacable escoba.
De entre todas ellas hubo una que me empeñé en agarrar de una pata porque se ahogaba en el cubo de agua (mi madre dice que nunca lo entenderá: "Te asustan, pero cuando ves una ahogándose te entra la compasión") Es que, internautas, se reconoce el sufrimiento en el animal. Cuando una araña o una avispa se ahogan... no hay que ser de la especie para entenderlas.
Y entre aquel montón de bichos había otra araña redonda con forma de botón, con patas rojas y blancas y cuerpo negro.
Yo era muy pequeña. Muy, muy pequeña.
Lo sé porque al ver esos colores pensé: Juguete.
Sí, lo sé, el rojo en una araña no suele significar que es para jugar.
Así que planté mi dedo delante de la araña, cortando su huida. Era realmente pequeña. Me hizo gracia que lo bordeó a toda velocidad y siguió su camino hacia el jardín.
Repetí lo mismo.
¡pum! Dedo delante.
La araña lo bordeó.
-jijiji
¡pum! dedo delante.
La araña se paró.
Dos de las patitas, las delanteras, las levantó de repente como si fueran garfios. ¡clinc!
Y se quedó quieta. No hizo nada más, solo esperar.
Y yo, sorprendida, me quedé quieta. Y luego, despacio, retiré el dedo.
Y la araña siguió su camino.
Recuerdo que pensé: "Acabamos de tener una conversación"
¡Jajajajajaja!
Pero, fijaros, ahora de mayor lo pienso: dos veces me rodeó y siguió huyendo. Dos veces. Hasta que, a la tercera, advirtió.
Hum... araña lista.
Mi tercer y último encuentro simpático fue con un delfín.
Y este os va a gustar mucho.
Además, intervino Coso.
Veréis, era un verano y estaba con mis padres en un pequeño barco (más bien, barca). Es algo bastante habitual en Galicia, que la gente tenga barcos. Yo puedo disfrutar de uno muy pequeño, lo que otra gente usaría para embarcar en un yate. Es tremendamente viejo y adorable. Todo iba bien en él hasta que un día vi una ola más alta que la proa. No sé, de esto ya hablamos otro día...
Bueno, el caso es que en la Ría hay delfines. Y vimos uno con una cría. Y claro:
-¡MIRA, MIRA! -me volví loca-, ¡MIRA ALLÍ, MIRA!
Mis padres miraron a la madre y a la cría a prudente distancia del barco y dijeron:
-Eva, está con un bebé... no se va a acercar.
Y ahí, claro, tiré de Coso.
(¡llámalo, llámalo, llámalo, dile que estás aquí!!"!!!!!!)
Me senté en la proa, metí la pierna en el agua.
Me puse a chapotear con la pierna mientras usaba a Coso:
((DILE QUE ESTAS AQUÍ, DILE QUE ESTAS AQUÍ!!!!)
A veces pido cosas a Coso.
(Muchas)
-¡¡¡estoy aquí!!! -pensé-, ¡¡¡dile que estas aquí!!! ¡¡¡¡díselo, Coso, díselo!!!!!!
Se piden cosas a Coso con el corazón.
Un pescador me vio, en un barco cercano y dijo:
-¡Déjalo, rapaza! ¡Está con una cría! No se va a acercar...
Mis padres y el pescador charlaron, riéndose de mi intento inútil. Mientras esto ocurría yo seguía chapoteando en el agua. Con el pie, "estoy aquí" "hola". "¡¡Llámalo, llámalo!!"
Y de repente vi lo más bonito del mundo.
Metí de nuevo el pie en el agua y debajo vi algo asombroso.
Vi un bebé delfín panza arriba.
Su cabeza, su barriga, sus ojos mirándome, justo debajo de mi pie que chapoteaba en el agua, llamándolo.
Panza arriba, internautas. Mi pie sobre su barriga. Sus ojos mirándome.
Madre mía. Ese contacto visual. Qué momento.
Me volví loca. De alegría. Aunque no se me notó porque me quedé sin habla, claro. De pronto tuve la sensación de que era él quien me investigaba a mí. Y no al revés. Me estaba mirando.
Acto seguido, el bebé delfín, dio un salto justo delante de la baranda del barco.
A un metro de mi nariz. Una gran salto fuera del agua para verme mejor y al agua.
Mis padres y el pescador se quedaron atónitos.
Realmente atónitos.
Y el delfín volvió junto a su madre.
Cuando recuperaron el habla, el pescador dijo:
-¡Eso lo ha hecho por ti! ¡Increíble!
-¡Pero bueno, ha ido a saludarte! -se asombraron mis padres-, ¿cómo...?
El pescador se echó a reír.
Y el bebé volvió con su mamá.
¿Qué os puedo decir? Fue maravilloso.
Igual es que Coso habla delfín. No tengo ni idea. Sólo sé que quería que notara mi presencia y me vino a saludar. Qué belleza.
^^ :)
Ojalá dejaran libres a todas las orcas, delfines y demás animales encerrados en acuarios. Tampoco los pájaros deberían estar en jaulas. No tiene el menor sentido.
¡Saludos!
0 comentarios:
Publicar un comentario