Miércoles: día del chándal.

 Suena el despertador.

"Ánimo, ya es jueves. Te queda un día"

Me levanto y me pongo el chándal. Porque mi empresa -que copia a las americanas-, ha hecho toda una semana temática, desde el día del sombrero, al día del chándal, pasando por el día del disfraz bailón... y diréis, ¡qué cosas! Lo que me sorprende a mí es que la empresa donde es supervisor un amigo mío ha optado por hacer una semana temática (qué casualidad, ¿habrá foros donde surjan ideas para empresas?) con el día del calcetín, el día de la ropa del revés... etc. Qué curioso que varias empresas de diferentes sectores decidan hacer lo mismo. 

Ayer al llegar a la oficina una trabajadora estaba llorando (¿habéis visto El sexto sentido, la escena que enfoca al crío asustado y los dibujos de "felicidad" en la pared?) Echadle un ojo, se lo dije a mi hermano y se echó a reír mucho: "¡Exactamente, lo has pillado!"

Me pongo el chándal.

Voy a la cocina (pantalón de yoga) y de repente me doy cuenta de que mi mano izquierda sostiene un bote de cola-cao. 

-¿¿? ¿Cola cao?

(Mente/Cuerpo responde): - Es sábado.

Me da la suficiente lucidez como para escuchar a mi cuerpo/mente. ¡Jajajajaja! ¡Es sábado! ¡Pobre! Qué pena me da.

-No es sábado -me respondo-, es miércoles. De hecho, ¡yo pensaba que era jueves! Son las cinco de la mañana y hay que tomar café. Entre semana... se toma café al despertar. Es miércoles. 

-Pero vamos en pantalón de yoga y camiseta.

-Sí.

-Es sábado.

¡Jajjajajajaja!

Espera, que estoy va a ser muy divertido.

-Así que es sábado, ¿eh?

-Vamos en chándal.

-Ajá.

No sé si guardar el cola-cao.

-Temo preguntarlo. ¿Qué esperas que pase ahora?  -pregunto mentalmente a mi cuerpo/mente.

-Yoga. Taichí. Meditar. Caminar.

Ay, pobre. Y todo por un chándal.

-Así que es "día de descanso", ¿?... Ok, ¿cómo explicas que sean las cinco de la mañana?

-¿Un viaje? ¿Nos vamos de viaje? 

-¡¡¡Jajajajajjajajajaja!!!

Decido desayunar el cola cao. Sin estrés, claro, porque es sábado. No tenía la menor idea del "alcance del chándal". Efecto "chándal". O mejor: efecto pantalón de yoga.

Obviamente, nada más ponerme las deportivas me estiro y para cuando me quiero dar cuenta mi cuerpo me está preguntando si hacemos taichí. O caminar.

"No, cuerpo, no. Hoy no hay taichí".

Pobre cuerpo... lo llevo a trabajar y no lo sabe. 

Me pregunto qué pasará cuando mi compañero me vea con el chándal. No por mí, no, es que... ayer me senté a su lado y lee mentes. En serio, tú te sientas a su lado y piensas: "barcos.  barcos barcos barcos barcos barcos barcos" Y, de pronto, en silencio los dos, va y te dice: "Al abordaje..." o "pásame el catalejo".

¿No me creéis? Lo he probado. Te sientas y piensas: "Abejas" o "Lechuzas" o "bisontes" y si hay suficiente silencio de pronto, se pone a cantar: "¡qué rica miel!" o "¡plumas!" o "¡hermosa pradera!".

Claro que, también puede ser casualidad.

Me pregunto qué pasará cuando mi yo-de-chándal y él se vean. 

Hum.

Y todo por unos pantalones de yoga.

¡Saludos!





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