¡Jajajaja! Historia de un céntimo
Está mañana subía las escaleras del metro con mi madre, en Moncloa. Y al llegar arriba vi un céntimo tirado en la acera. Solo que no era un céntimo, era Buda.
((Budha))
Mi primera reacción al sentir eso fue pensar: "venga, que es un céntimo. Nadie se agacha por un céntimo roñoso tirado en la acera".
Pero... Era tan clara la emoción, y ya me ha pasado antes y decidí hacerle caso. Es como que todo se oscurece menos el céntimo. El céntimo era muy...REAL.
-Mira, un céntimo. ¡Espera, voy a recogerlo!
Y pensé: "A ver cómo justificas a tu madre que te detienes por algo tan nimio...".
Por suerte, 🍀, mi madre entendió mi intención:
-¡Es el céntimo de la suerte!
Y yo solté un "pobre, nadie le hace caso" y añadí "lo pondré como ofrenda al Buda de mi casa", porque yo tengo un pequeño altar donde medito y me consta que le hacen gracia (a Buda) estás tonterías mías. La monedita era muy mona y nadie le hacía ni puñetero caso. Pobre. Ahí tirado a los pies de la gente, sin uso.
Tras varias horas llegué a casa, hice las cosas que debía. Me eché un rato. Y tenía que ir a cambiar un abrigo que encargué hace un mes y que resulta que me queda grande pero...por no molestar, no me atrevía a ir a cambiarlo. Por suerte 🍀, hoy tenía tiempo.
Justo antes de salir de casa, metí una mano en mi bolsillo y recordé el céntimo.
"Aaah, si se lo tengo que poner de ofrenda a Buda".
Claro como el sol, os doy mi palabra, estoy en siendo muy sincera, noté:
(((llévatelo)))
Claro como que me llamó Eva. Claro como el sol. Tan claro como el agua y como el céntimo cuando lo vi.
Y decidí, por segunda vez, prestar atención y hacer caso a "eso".
Ok, me dije, "bueno, me dará suerte 🍀"
¿Qué más da? Ya se lo pondré a Buda en su altarcito a la vuelta.
Total, que monto en bus. Llegó a la tienda. Pruebo perfumes. Imposible elegir. Además, me embobo con ellos. La gente piensa "huele bien, huele mal" y yo noto "noches de verano" "champagne"... No sé, me sugieren mil cosas.
Tras dar mil vueltas, subo a la planta dos. Un poco avergonzada le cuento a la mujer que me vio encargarlo y esperarlo durante semanas, que el abrigo al final no me vale. Y no es que haya tardado un mes en darme cuenta, es que pretendía dejarlo en el armario completamente nuevo...por no molestar.
-Ahora ya no tenemos abrigos así.
-Lo sé,... Pensé mirar una cazadora o...
-Te devuelvo el dinero y eliges.
Perpleja.
-Ah, bueno... Vale.
Soy fiel a la tienda.
-¿Cómo pagaste?
"Pues con tarjeta 💳" pienso.
-Ah, ya veo que en efectivo -añade la dependienta.
Empieza a buscar en la caja. Yo miro alrededor, despistadamente. Y de repente me dice:
-Oye,... ¿no tendrás un céntimo, verdad?
😶
🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣
-Es que no sabes lo bien que me vendría. Si tuvieras un céntimo...
🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣
"Sí, tengo un céntimo" respondo, metiendo la mano en mi bolsillo.
🤣🤣🤣🤣🤣🤣
Y esa es la historia, amigos lectores, del céntimo que pasó por mí vida, brevemente. Fue recogido a los pies del último escalón de Moncloa, donde brilla contra un suelo gris marengo. Fue llevado en un bolsillo hasta el momento oportuno, donde pasó al cajón de la caja registradora del mayor centro comercial de España.
La pregunta que me hago ahora es, ¿acabará cruzándose en alguna de vuestras vidas? De ser así, estad atentos, porque es Buda.
🤣🤣
0 comentarios:
Publicar un comentario