Kaizen

 


A principios de enero, en un cuaderno que me regaló un buen amigo, inicié tres diarios con el título: Kaizen.

El primero de ellos, para anotar todos los proyectos relacionados con la literatura.
El segundo, para anotar todos los ratos dedicados al deporte.
El tercero, para cambiar la alimentación.

La idea del kaizen que quise poner en práctica es muy sencilla: "Haz algo que no te cueste esfuerzo, y siempre será mejor que nada".

Así que escribí, corregí y mandé un Certamen Literario.

Anoté la fecha y, a raíz de ese, me propuse escribir otro la semana siguiente. Así lo hice y, entre medias, se me ocurrió que sería un buen ejercicio organizar un taller de Escritura Creativa. Al ejercicio del taller, hube de sumar otro cuento que mandé a un tercer concurso.
Entre medias, cobré las regalías de mi última novela (también lo anoté)
Conocí a Jacobo Feijoo, que a su vez me mandó un montón de contactos para iniciar un montón de proyectos.
Y hoy he terminado y enviado un Certamen más.
Descubrí que puedo tener Word on line, gratis (hasta aquí libre-office). Lo que implica disponer de la herramienta de textos que muchos concursos reclaman y que yo, desde hace años, no tengo en mi portátil personal. 

Alcé las cejas al repasar que a fecha 28 de enero, es decir, tres semanas después de iniciar el diario, llevo anotados en él unos cinco proyectos literarios. Y, no solo eso, sino que tengo el proyecto de febrero, que es una novela de la que me habló el compañero de trabajo. 

No está mal.

Y sólo es un mes. El año tiene 12.

El Kaizen es una palabra japonesa de mejora continua, que llegó hasta mí a raíz de un libro que me regaló mi compañero de trabajo, pero yo lo interpreto como: hacer algo mínimo, que no requiera esfuerzo.

El de la nutrición empezó con algo tan sencillo como "dejar un trozo de pan".

Al día siguiente, probé a quitarme el pan de una comida. Al siguiente, una cena ligera. En el siguiente empecé a meter más verdura en mi menú. El siguiente día pone: "pruebo a no comer fritos hoy". En el siguiente: "como poco pan". Cosas de lo más nimias. 

Hasta que llegó el día en el que casi me lo salto. Me dije a mi misma que me costaba mucho esfuerzo no comer un trozo pequeño de pan en la comida. Fue en ese instante en el que me di cuenta de algo: comiera o no comiera pan,... no me estaba zampando la barra entera, como antes. El debate ahora era si comer o no, un trozo pequeño.

De eso se trata. Mientras yo discuto conmigo misma si puedo o no, dar mil o dos mil pasos un día... en ambos, ya estoy andando.

A la vez que anotaba esto, empecé mi Kaizen Deportivo. Con algo tan simple como: "Realizo diez ejercicios de pilates, tres repeticiones". Es decir, diez minutos dedicados a la gimnasia. Ni siquiera eso.

Hoy es 28 de enero, han pasado 3 semanas. No he realizado ningún esfuerzo. Un familiar me ha visto y me ha dicho:

-¡Cielos! ¡¿Pero cuántos kilos has perdido?! ¡Estás muy delgada!

Bueno, os lo voy a contar, he perdido 4 kilos. Sin hacer nada. Es decir, descubrí que me chiflan algunas verduras, la crema de calabaza casera también, y simplemente eliminé cosas que antes sí hacía, como comer cosas que no necesito comer. Empecé a cenar en la oficina y descubrí que es mucho mejor que coma algo a las 7 de la tarde... que no llegar a casa tarde y vaciar la nevera. 

Descubrí que la gran mayoría de las veces como por ansiedad. Me da hambre cuando la eficiencia telefónica se tensa o sube el volumen de gestiones, tan simple como eso. Si me hago una coleta y busco mi merienda, ¡Jajajaja! casi es fácil descubrir que es hora punta. Sabiéndolo, gracias al Kaizen, puedo adelantarme, llevarme fruta y ¡pan, ¿por qué no?! Y darle de comer a un cerebro que pide glucosa por el sobre-esfuerzo. Luego olvidarme del asunto y cenar algo muy ligerito y sin pan.

Estoy a un kilo de mi peso ideal y a dos kilos de estar por debajo de lo que puedo pesar.

No hay que pasarse, tampoco, porque no pretendo cambiar mi constitución. 

Lo que me ha sorprendido es que un familiar notara tanto mi pérdida de peso. Yo pensé, sinceramente, que no se notaba. 

¿Sabéis en qué se nota? En que ayer, tras caminar 21.000 pasos por el bosque, mi amigo estaba "cansado" y "con dolor de piernas" (me dijo) y yo me encontraba como si no hubiera andado ningún paso. Es más, podría haber caminado otros 15.000 

Lo noto cuando me levanto por las mañanas y tengo que recoger la casa y me cuesta mucho menos. Y también lo noto porque a los ejercicios de pilates, pesas y demás, le añado bicicleta.

Pero, repito, en dosis muy leves.

Le dedico media hora diaria al deporte o menos. Pero es diaria. Probad a hacer diez minutos de sentadillas diariamente durante un mes. Probad. ¡Jajajaja!

Bueno, pues esa es la historia del kaizen. En realidad es: "mete un grano de arroz cada día en un frasco y dentro de cinco meses tendrás para una paella". 

No sé si sirve para más cosas. 😊✨

:=D ¡Saludos! 


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