¡Teatro, actores y novelas!

Esto de salir de clase de teatro y ponerse a corregir una novela de una escuela de actores es... inusual.


Una de las cosas que me ha enseñado el teatro es que me desconecto muy fácilmente. Y en teatro, no puedes. A veces estoy pensando en mis cosas y como la clase es de improvisación, es que no puedes, porque te quedas en blanco. Los primeros diez minutos de la clase son ejercicios de estar atentos. En el aquí y el ahora, porque sino...

Durante el calentamiento, un actor pasaba a otro "una sustancia" y teníamos que averiguar que era. Una amiga mía movió las manos y todos teníamos claro que era un animal. Un pájaro, (hay quién lo lanzo), hay quién lo pisó y cuando, tras acariciarlo como hizo ella inicialmente, volvió a su lugar, el profe dijo:

-¿Qué era?

-Un erizo.

El profe se giró:

-¿Quién ha dicho un erizo?

Levanté la mano.

Me extrañó que me oyera ya que doce voces dijeron a la vez doce animales distintos. 

-¿Por qué?

Qué sencillo. Al iniciarse el ejercicio le pregunté a mi "yo interior" (vamos a llamarlo coso, me parece más apropiado). Le dije a coso: "fíjate y dime lo que es". Cuando coso se fija en algo, se convierte en ese algo. Y en este caso, en la compañera y el porqué.

-Porque al acariciarlo, hizo ademán de que tenía púas -contesté.

-Muy bien... era un puerco espín. Caramba.

¡Jajajaj! Claro que lo era. 

-La improvisación hoy es de temática libre.

"Al profe le gusta que usemos mucho el cuerpo", le dije a coso.

Como cuando Emilio Gutierrez Cava hizo una calesa en el escenario. Yo estaba viendo la mujer de negro y no había nada en el escenario y el actor dijo: "Es como si este baúl fuera una calesa". Y lo señaló diciéndole al otro actor que se lo imaginara porque no podía hacerlo. Entonces se sentó. Y la historia ya no era contada, sino la historia en sí.

E hizo una calesa.

Y me enamoré.

Yo me enamoro de cosas muy raras. Que un personaje diga a otro "imagínese una calesa" y añada un "ya que es imposible y no tenemos con qué hacerla" y que acto seguido ese personaje, se siente y haga una calesa (porque aquello era una calesa en mitad del páramo)... a mí me enamora.

Movió todo el entorno, ¿entendéis? Dos tiempos. Sin nada, sin cámara, sin luces. Dos eran personajes hablando en un despacho, uno contándole al otro la historia, y acto seguido era la historia. ¡Ostras, pero si es la diferencia entre contar y mostrar! ¡¡¡Qué grande!!! 

¿Entendéis? Está jugando conmigo. "Imagine eso porque no se puede hacer, y lo hago." Y soy el mismo que acaba de decir que no puede hacerse. 

Volviendo a la clase de teatro de hoy. Igual que invento novelas y las escribo, le dije a coso cuando el profe dijo "temática libre", que buscara algo. Y esto es lo que coso me devolvió:

Montaña, tiempo nevado y frío. Vais de excursión. Tú quieres quedarte en la montaña, pero el albergue está repleto. Dentro calor, fuera frío y lobos. Oyes la música, estáis excluidas. Es de noche. Ella quiere irse a casa. Conflicto. Tú no. Tú lo ves como aventura... 

Le conté la historia a mi compañera y dijo:

-¿Se te ha ocurrido eso en tres segundos o lo traías preparado de casa?

-¡Jajajajja!

Cuerpo = escenario = esquís (el profe contento) = entorno (bosque) = actuación.

La pista era el cuerpo. Sin eso, no habría llegado a lo demás.

Y allá vamos.

-¡¡Stop!! -grita el profe.

Ahí nos tenemos que parar.

-Chic@s, ¿quién es Eva?

Cuando le oí decir esa frase sentí algo muy raro.

¡jajajaj!

(¿a qué viene esa pregunta...?)

El profe alza el tono, y un actor, cuando alza el tono, es maravilloso:

-¿Quién es Eva? ¿Cómo es?

Y a renglón seguido:

-Es todo positivismo. ¡Qué bonito el bosque! ¡Qué bonitos los lobos! ¡Mira un árbol! ¡Es todo tan estupendo! ¡Qué aventura! ¡Todo siempre bien!

La gente se ríe. Mi personaje estaba claro.

-¡Bea! ¡Te has subido ocho kilómetros en la nieve y el albergue está CERRADO! ¡Esta tía loca te quiere hacer dormir al raso en un bosque de lobos!

Más risas.

-¡Seguimos!

-¡Pero tú estás loca! -me grita.

-¡Qué dices, mira, mira... una estrella fugaz!! 

-¡Vámonos a casa! Me muero de frío. ¡Vámonos ya!

-Qué casualidad que digas eso porque tengo un camping gas. ¡Ven...

La gente se ríe más.

-¡¡Stop!!

Congeladas.

-Cambio de rol.

¡Jajajaj! 

-¡Pero tú te crees que voy a dormir en la nieve hoy! -grito a renglón tan seguido que se parten todos de risa- ¡¿Pero has visto lo oscuro que está eso, tía?!

((ya eres tú=trabajo=preocupaciones=tenlotodocontroladosiempre)

-¡¡Stop!!

(por ahí no me pillas, sé que dos personajes soy... pienso)

-¡Cambio de rol!

-¡Qué bonito todo, qué bonito... escucha... ¿lo oyes? ¡Es un lobo! ¡Ay, tía, como en la tele, vamos a buscarlo...! ¡Mira, siguiendo el mapa hay otro refugio a tan solo cuarenta kilómetros! 

Mi compañera a gritos. El público muerto de risa.

Acabamos la función.

Y entonces salió el profe conmigo.

Le miro aterrada, como siempre. Pero "mi yo interior" no está aterrado, está encantado.

((¿quieres jugar??) (Porque si quieres jugar, jugamos)

Un leve toque y jugamos los dos...

Estoy pillando sus normas. El teatro da mucho miedo pero si pillas sus normas se le pierde el miedo. Claro que ayuda mucho conocer al compañero. 

Y hay cosas que exceden el lenguaje y requieren de algo más. Yo ayer tenía un dilema y una de mis compañeras que ya es amiga, dijo: "¡Claro, fluye! Pero para ti, ¿qué es fluir? ¡yo soy un asesino en serie, vamos a fluir, matémoslos a todos!" A mí me dio tal ataque de risa que casi escupo la cerveza y de ese modo aprendí que la palabrería bonita no sirve para acallar esa voz que te señala que algo no está bien. Pero que a veces te enredan y te mueven. 

Creo que apuntarme a teatro ha sido la mejor decisión que he tomado en mucho tiempo. Todos los que estamos en ese grupo opinamos igual. Estamos encantados. Es como el rato que más viva estoy de la semana. Es increíble. 



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