Érase una vez...
Érase una vez
una chica en la pared
que me mira indiferente
como al resto de la gente
Con su gato y su retrato
esta joven pasa el rato
¡Cuenta estrellas, noche y día!
¡pero a veces se me lía!
Todo en calma parecía
y nada era sorprendente, pero un
buen día, de la nada, cambió todo de repente...
Érase una vez una chica en la pared,
llegó un viento tormentoso
¡traidor! ¡Audaz! listo y talentoso
que por la ventana se coló, goloso,
y le revolvió el cabello, antes en reposo
Y desde esa hora tan extraña y atrevida
la chica del retrato parece distraída.
Un día está alegre y otro compungida
¡No sé que le pasa! ¿Será melancolía?
Salí a buscar remedio, pregunté en el herbolario
me dieron té de hierbas
y algo del dispensario.
Volví corriendo a casa y busqué en la pared
¡Ya no había retrato!
Y yo muerto de sed
Me senté un buen rato
y miré alrededor...
¡¡Es cosa de ese viento o bien del escritor!!
¡que hermosa criatura
me dio para alumbrar
las sombras de la casa que yo llamó mi hogar!
Ni el gato ni la joven dieron razón alguna
ni una triste explicación
que leer bajo la Luna.
Y ahora en mi casa, busco sus reflejos
mientras las estrellas
me observan hacer esto desde lejos.
Fin.
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