Un día extraño.
Las cosas se deshacen... pero nada se rompe como un corazón.
Después de estar convaleciente, al recuperar la salud y la energía... tuve uno de esos arranques extraños que te llevan a bailar. Hasta que dí con esta canción. Me senté en el reposabrazos del sofá y la miré muy atenta.
Y bloqueé al actor.
Luego seguí bailando. Luego, seguí con la novela. Entonces me escribió un amigo. Hablé con él durante dos horas, mientras escribía la novela, con otra de Kevin Stein sobre la mesa. No lo he dicho, pero a veces (casi siempre) escribo o bien con música (en inglés) o bien con un libro sobre la mesa. Ese libro y el libro que escribo son lo mismo. Pero no lo son, a la vez. Es como un apoyo. Luego tú lees mi libro y no se parece en nada al que tengo sobre la mesa. Y sin embargo, son lo mismo.
Luego invité a mis seres queridos a comer. Nos reímos. Y por la tarde mi hermano mayor puso una serie. Es una de mis grandes referencias para conocer cosas. Repasé con él los acertijos científicos de mi libro, ... me obligó a cambiar algunas expresiones. Nos reímos más. No tengo un crítico más feroz que mi hermano. El día que me diga que le gusta una de mis novelas caerá una estrella sobre el desierto del Sáhara y los camellos bailarán mientras caminan en círculos... resolviendo ecuaciones.
Tras ver el primer capítulo de la serie, de un mundo postapocalíptico, en una jungla donde todos están ciegos, me puse tan nerviosa que casi bloqueo la serie también.
-¡Jajaj! Te has enganchado.
No lo he dicho, pero yo no veo series.
No veo nada que pueda engancharme porque odio engancharme a las cosas. Así que en la primera escena anticipé el final. Y mi hermano dijo:
-No, lo siento, eso ocurre un poco más adelante, en este mismo capítulo.
-¡Jajjajaja! Vale, entonces va a pasar esto y aquello...
Es un mundo de seres ignorantes. Muy ignorantes. Donde la naturaleza devuelve la vista a unos pocos. Mientras otros viven en una central hidroeléctrica sin saber ni qué es.
-¿Podemos saltar ya al último episodio? -pedí.
-¡Jajajaj! -mi hermano se echó a reír-, ¿no lo aguantas, eh?
Desbloqueé al actor.
"Me encontré a un amigo tuyo"-me dijo.
Escribí a mi amigo.
"Estaba actuando en una librería".
Genial.
El destino se burla de mí. Lo oigo reírse como un eco de fondo, tan real como la radiación cósmica del Big-Bang. Está ahí, sólo que no lo vemos porque es la interferencia de un televisor mal sintonizado.
-La última vez que me dejaste una serie... acabé enamorada de un Leprechaun. Uno al que, por cierto, odiaba mucho la primera vez que lo vi.
Regresé a casa. Y medité media hora. La enseñanza es que el amor es conectar. Conecta con el presente, conecta con los demás, conecta con todo lo que está ocurriendo.
Nothing breaks like a heart.
Terminé la meditación y me introduje en el epílogo de la novela.
Mañana, día de revisar.
Creo que hacía dos meses que no estaba así de feliz.
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