Cuando el corazón va por un lado y el cerebro por otro.
Ayer quedé a tomar un té con una amiga. Básicamente, lo que me vino a preguntar fue si no debería bloquear al actor, y lanzar el teléfono después al océano.
Me quedé "toda rayada". Mi amiga tiene razón y tiene motivos para estar preocupada. Lo que ocurrió fue que yo acabé justificando algo que, una parte de mí mente decía esto no lo tienes que explicar y la otra decía "¡oh, Dios mío! ¿Y si tiene razón?"
Mientras mi amiga hablaba de dolor y sufrimiento indecible, de lo que yo quería y lo que no, de todos los problemas habidos y por haber, soltó algo que dio en el blanco:
-Sabes que nunca vas a tener una relación con él, ¿verdad?
Y añadió:" Que no te cambie, no dejes que te haga pensar que la forma que tiene él de ver las relaciones es lo normal. Al final, tú demandas que te cuide cuando estés mala, y que te haga caso..."
Luego me mandó una serie de deberes y volvimos a casa (básicamente, ver series en Netflix de gente muy loca)
Había puesto en duda todas mis relaciones desastrosas previas y yo estaba hecha un lío.
Últimamente, (bueno, desde que veo a este actor) me pasan dos cosas. La primera es que no ceno. Llevo como mes y medio sin cenar. Lo que está bien (mis horarios son muy raros) pues por el deporte mantengo el mismo peso... Pero... Los pantalones me están anchos. Es como pesar igual pero tener el cuerpo diferente.
La otra gran cosa que me ocurre es que tengo una nueva alarma interna que me dice cuando mi cerebro no puede lidiar con más temas. Ayer al llegar a casa le escribí. Él contestó. Luego puso una pregunta. Yo no entendí la pregunta (y mi cerebro me mandó esa alarma). Llamé a mis familiares pero fui inusitadamente breve y lacónica. Lo suficiente como para reducir la conversación mucho, y de hecho deseé no alarmarlos.
Luego contesté al actor.
Él contestó.
"Creía que ese punto había quedado claro. Me parece que he sido muy honesto, cuidadoso y (...) contigo".
De todas las palabras que dijo, no sobraba ninguna (pero no sé por qué, una de ellas la he olvidado). Luego contestó a la pregunta. Y yo pensé "Ay, Nelly, es como para reírse. ¡Qué no le hayas entendido!"
Y luego añadió que "no enredara". Que sí o no, pero basta de luchas.
Contesté.
Quité los datos. Y entonces me di cuenta de que estaba sentada en la oscuridad, en el suelo, con la cabeza apoyada contra la cama y las rodillas dobladas y encajonadas contra el armario.
"Mira tu lenguaje corporal" me dije "estas agotada".
Mil trillones de sitios en los que sentarse y me busco un rincón en el suelo, a oscuras.
Me puse en pie.
"Esto no está bien. Debería decirle que no le escribo más en un mes"
No podía dormir.
Di vueltas y más vueltas. "¿Para qué le contestas en sentido contrario si tú quieres otra cosa?" ¿Qué me había dicho mi amiga? Sí, que la falta de control era lo que más estrés me producía del mundo. Le hizo gracia la idea de enfrentarme a algo así.
Y a mí me agotó tener que dar razones.
Por motivos en los que no voy a entrar, las historias que suelo contarme para dormir tampoco me valían. Así que me levanté otra vez. Y pensé esto:
-Vamos a ver, Nelly, aquí hay dos cosas. Una la que le has contestado. Ahora vamos a suponer que haces la cosa número dos. Le dices que no le vas a escribir, que necesitas unos días, que patatin, patatan. Vale, si te sales con la tuya y pasas un mes sin escribirle... Luego no va a haber forma de que se te acerque, porque habrás puesto unos muros tan altos que estarás exactamente donde al principio. Si por el contrario, le dices que son solo unos días pero no le bloqueas, de aquí al domingo seguro que le escribes otra vez y luego todo es "drama" y "deseo verte". Ninguna de estas dos opciones es adecuada ahora, ni correcta. Luego ¿Qué puedes hacer?
"Esperar".
La respuesta es, "esperar". Sí, llegará el día en que quiera bloquearlo. Avisaré a mis amigos, pediré mimos y cuidados, buscaré mil planes para mi agenda. Borraré el teléfono. Lloraré. Mucho. Muchísimo.no dejo de recordar lo que me dijo "ese yo interior sin palabras" cuando le conocí. ¿Cómo sería estar a su lado? ¿Y entonces te dará igual perderlo?
Yo contesté enfadada a ambas preguntas. Enfadada y despreciativa jajajjaja!
Me está bien empleado...
Pero esa decisión hay que tomarla de verdad y no es ahora el momento.
Eso sí, hoy tengo que estar tranquila y si hace falta.. Quitar los datos.
Lo extraño de todo esto es que al estar con él hay cosas de mí que cambio. Que antes no podía hacer y ahora si hago. Desde conducir tranquila a pesar del atasco de la mañana a no comer compulsivamente si estoy nerviosa. Hago más deporte...
No sé.
De todos modos, la parte lógica de mi mente manda. La otra no la puedo gobernar pero sí ignorarla. Vamos a ver si... Me centro y dejo de pensar en él, por lo menos una jornada.
Ciau!!!!
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