El tráfico.

 
Me parece que el tráfico encierra más sobre nosotros, los seres humanos, de lo que parece a simple vista. Vamos a analizar tres situaciones vividas hace poco, y a ver qué descubro.
 
 
Hace 3 días
 
La carretera que uso (el puente, principalmente) para volver de trabajar, ha sido cortada, por obras de mejora. Hace tiempo, yendo con mi padre por ese puente, él dijo: "Hay que ver, esto se viene abajo cualquier día". Yo, que no tengo esa sensibilidad para los coches, le pregunté: "¿qué? ¿por qué?" y me contestó: "¿No lo notas? El puente no soporta el tráfico que tiene, no está hecho para que pasen tantos miles de coches diarios".
 
Meses después, cortaron la carretera. Eso provocó grandes protestas pero yo creo que, viendo que los peritos coincidían con mi padre en que la obra no era "cosa pequeña" sino una obra urgente necesaria (salieron en el periódico diciendo que lo que comenzó como inspección rutinaria terminó en un tenemos que sustituir todo el puente pues la estructura no soporta tanto peso) es mejor cortar la carretera a tiempo que darte cuenta con un accidente. Y más desde esa altura.
 
La única vía alternativa era seguir recto y llegar a lo que mi padre llamó trenzado.
 
Una zona, al norte de la ciudad, en la que los coches están autorizados a cruzar cinco carriles a la vez, todos. Lo que mi padre llamó "trenzado" yo lo llamo:¡¡Locura!!. Y a esa insensata forma de trazar de un lado a otro, se le suma el hecho de que los carriles son más estrechos allí. Es una auténtica locura. Mi padre me dijo: "puedes ir por el izquierdo, desde el puente cortado, hasta la M11". Pero yo no me atrevo a ir por el izquierdo porque la gente va como loca. Prefiero ir por el central y, cuando empieza el "trenzado", vigilar el carril derecho, de manera que dejo huecos. De manera que todos los coches agradecen tener una timorata que va dejando espacio a todos. Se llama "facilitar".
 
Salvo el lunes que, debido a problemas en dicho carril, opté por coger el izquierdo. Y esto es lo que sucedió: por supuesto, toda la parte del trenzado fue más ágil, pues se supone que el carril izquierdo es el de aquellos que no necesitan "trenzar". Lo malo es que al subir hasta la M11 (la carretera se eleva), puse el intermitente para colocarme en el central (pues yo no voy tan rápido como para ir en el izquierdo) y no había hueco. "Bueno, no importa". Los huecos y la carretera, cambian. Así que esperé un poco y tuve en cuenta que tenía una moto a punto de ponerse donde quería ir yo. Ok, sigue sin pasar nada. Entonces, al mirar hacia atrás, vi un coche - desconsiderado- que quería pasarme literalmente por encima. Le puse el intermitente y yo tenía a la derecha una moto, si cambio de carril, la mato. Tan simple como eso. Delante de dicha moto, un furgón. Tampoco podía arrojarlo fuera del carril. Cuando el furgón y la moto se fueron, inicié la maniobra de echarme a la derecha pero algo me detuvo. Y es que sentía prácticamente la estúpida (a mi esto me parece falta de inteligencia) intención del que iba detrás. Efectivamente, me adelantó por la derecha (lo que está prohibidísimo) y para no comerse el furgón que tenía delante, me cortó el paso lanzándose de nuevo al carril izquierdo.
Una y no más.
Desde entonces, voy por el carril central (mejor ir dejando paso a los demás que no expuesta a estos idiotas).
 
Pero me dio que pensar e influyó en lo que ocurrió el día siguiente...
 
Hace 2 días
 
En dirección sentido trabajo, veo un camión que adelanta a otro. Yo voy por el central. Dejo el carril derecho libre para las incorporaciones, me pongo a la velocidad de la vía y circulo. Hasta que pasada la vaguada, veo un chasis cabina blanco (derivados de turismo, furgón con caja blanca trasera) adelantando a un camión. Y no podía.
Yo adelanto mucho el movimiento a mi salida así que... tuve el impulso de acelerar, acordarme de la familia del conductor del chasis cabina con caja blanca, soltar una maldición y correr, igual que corría él, e igual que corría el camión más grande que parecía decir: "sí, bonito, a mí vas a adelantarme". Delante de dicho camión iba otro.
Entonces tuve un momento de lucidez.
 
"¿Qué estás haciendo?" me dije.
 
Frené.
 
No un poco, no. Frené de 108 kilómetros hora a 95. ¿Para qué tanta prisa? Puse el intermitente. Detrás venía, a mucha distancia, un coche, circulando tranquilamente. Marqué el cambio de carril. Esperé a que me viera (cosa que me vio de lejos) Me situé detrás del camión que intentaba adelantar el chasis cabina, y fuimos todos tranquilamente hasta la salida. Lo más raro es que al reducir yo, el de atrás que venía con distancia de sobra, también redujo marcha (mi maniobra fue muy obvia, decía: "oh, Dios mío, ¿qué hacen ahí delante? Mejor espero". Y podéis llevarme la contraria pero el tráfico es.. energía, y os aseguro que cambió la de todos.
 
Evitamos un jaleo considerable. Tuvo su gracia, delante el chasis cabina casi se come tres coches pero detrás íbamos en plan "tralarí, qué bien se va por aquí"...
 
 
Hoy
 
Pongo mi audio para conducir (escucho audios, me ayuda mucho, conduzco mejor), enfilo la carretera, uso el carril central y al poco de empezar a circular noto dos cosas. Primera, todos los semáforos se abren a mi paso. Todos, sin excepción, salvo uno que ya sabía que iba a estar en rojo porque conozco su cadencia, pero me puse en el derecho y no tuve prisa ninguna, así que casi no tuve que esperar.
 
Segunda cosa que noto: no hay tráfico. Hay menos de la mitad del tráfico diario. Me pregunto si será por las fiestas.
 
Al llegar a la carretera 607 un coche blanco circula por el central. No hay nadie más. De manera inexplicable el coche blanco decide que tiene que ir por el derecho, me corta el paso, y reduce. Genial. Lo adelanto tan enfadada que doy un volantazo (o lo que yo llamo un volantazo) para volver al carril. Eso inicia un debate conmigo misma. "O nos calmamos, o al final esto va a terminar en que es peor para mí que para los otros, hagan lo que hagan los otros y tengan la culpa que tengan, que eso da igual". Cruzo el radar, todavía pensando en qué puñetas van pensando los otros conductores. ¡Hay que ir despiertos! ¡Llevan una máquina de media tonelada!
Pero respiro hondo.
De nuevo, otro por el central, que circula bloqueando la vía. Vamos a ver, en España se circula por la derecha. Durante un rato ambos vamos a la par. En fin, cada cual que vaya por donde quiera, pienso, y veo venir un autobús. Genial. Tengo un coche mal puesto, y yo necesito el central y no lo puedo usar, ¿por qué? Porque don "voy de paseo medio dormido" esta circulando en un carril que no puede. El señor, por lo visto espabila y acelera, "¡menos mal!", pongo intermitente y me cuelo justo detrás de él (cosa que creo que nota) a ver si se da cuenta. En carretera, vamos todos. No va él solo. Y si se incorpora un autobús y yo le quiero ceder el paso, más vale que él vaya a la velocidad que debe por el central. El central es para ir a la velocidad de la vía, si quieres ir lento y no hay entradas ni salidas, usa el derecho. Esa es la norma.
 
Dejo libre el derecho, me pongo a la velocidad de la vía. Por el izquierdo, como siempre, la gente va muy por encima del límite de velocidad. (Mejor no tocar los carriles izquierdos, salvo incidencia en los otros). Y me digo a mi misma, que pase lo que pase, hay que mantener la calma. Porque lo que hacen los demás es cosa de los demás y si te enfadas, es peor para ti. Pase lo que pase, el enfado te daña a ti. La situación no va a cambiar, simplemente, podrás reaccionar mejor.
 
No acabo de decirme esto a mi misma, cuando veo algo muy raro.
 
Warnings en carretera.
 
Poco antes del falso radar, todo son luces de freno y alarmas. Freno. Freno mucho. Pongo las luces de emergencia igual que el que está delante, pero noto que el carril derecho está colapsado y el mío sigue en circulación. Los de atrás, y esto se nota también, frenan de inmediato. Reduzco a cuarta. Todavía no sé qué ha pasado. El izquierdo va libre, en el central vamos unos cuantos, confusos. Al menos yo. Y que el derecho sea una serpiente de luces rojas paradas, mosquea un montón.
 
Hasta que veo dos coches con golpes y un señor con chaleco en el arcén derecho.
 
Golpe.
 
"ay, no" pienso " espero que estén bien". Y un poco más arriba, pues todo sigue colapsado, veo otro coche en una salida con un gran golpe lateral y trasero.
 
Se me encoge el estómago.
 
Tres golpes en doscientos metros.
 
El Muso diría que actué como "la vieja del visillo", pues procuré sacar la máxima información posible  de la escena en unos segundos. En eso soy buena, me lo dijo un policía.
 
Pero me dio mucha pena.
Hay varias cosas en el tráfico que reflejan como somos los seres humanos. Y en cierto modo es fascinante.
 
Me pregunto ¿Cuántos accidentes se evitarían si la gente no se enfadara al volante? Lo digo por mí, yo si me enfado... a los pocos segundos me viene una situación peligrosa. No falla, es automático. Así que.. yo aprendo dos cosas, la primera a superar mi miedo (me da terror conducir, aunque a veces me gusta, es inexplicable) y la segunda cosa es a no enfadarme.
 
Saludos !!!


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