Hoy he aprendido tres cosas. La primera es que me atreví a ir a un plan al que no iba a ir y lo pasé fenomenal. Un concierto de gospel, con música jazz. 

La segunda cosa, es que mi amiga (de nombre casualmente idéntico al de una escuela budista) se alegró mucho de vernos.

Esta es la principal enseñanza. 

La tercera es que otra amiga me preguntó de dónde sacaba esos compañeros de trabajo tan bien parecidos, lo que me hizo reír, mientras preguntaba "hija, es que parecéis un catálogo de empresa, ¿cuánta gente sois y como es que salís tan guapos en las fotos?"

Entonces le conté a quien admiro y que me enseña Dharma. Aunque todos saben mucho, porque hoy otra compañera que nada tiene que ver con el tema, me ha mandado la misma foto sobre" juitsui" o algo así, que el otro día casi me manda El Muso. No me la mandó porque extrañamente no coincidían mis emociones con la teoría práctica de dicha corriente. Y sin embargo, algo pasa, porque funciona. 

Y la siguiente enseñanza es sobre una comedia. Hubo más enseñanzas pero esta es interesante. Saqué de la biblioteca "un cadáver a los postres" y "Disaster Artist". Empecé por esta última y recordé el libro de Cunningham. Luego, en el final de la película, me dio un ataque de risa. Y ya no pude parar de reír. Entonces me di cuenta de que esta película y la última que saqué, de una cantante lírica que era horrible, eran muy similares. Casualmente idénticas. Va de gente que es mala no, lo siguiente, pero se empeñan en perseguir su sueño, y son tan patéticos que provocan risa... Y de ahí, se pasa a un extrañísimo éxito que mezcla compasión con admiración.

Lo peor de todo es que las escenas postcréditos son lo que demuestra lo verdaderamente meritorio de la película y de su prota. No sé cómo se escribe el nombre. (Edito para corregir el dato: es James Franco) 

Dicho actor interpreta a un tipo muy raro que acaba haciendo una película. Pero la historia va de un joven que quiere triunfar en la pantalla y es demasiado apocado, y se acerca a este hombre que está absolutamente loco y no tiene medida. Es un personaje tan límite, que piensas, "va a acabar mal". Pero el chico apocado evoluciona y al final el que es un lastre es su amigo. Sin embargo, yo creo que siente que le debe algo. Más o menos hasta la escena en la que casi le parte la cara, jajaja, porque arruina su vida. 

Más o menos. 

Pero lo mejor son las escenas postcreditos. Si te pasas la película pensando por qué el actor protagonista lo hace tan mal. Tan, tan mal, por favor mira el final. Yo no paraba de reír. Es un genio. Bueno, ves el mérito de los actores.

Y luego esta eso de ser tan patético que acabas siendo algo de culto. Como la pelí de la cantante lírica. Hay algo ahí... Que todavía no logro desentrañar. No creo que me haya llegado por casualidad.

El Universo quiere decirme algo pero... ¿Qué?

¿Qué no tenga miedo?

¿O qué es mejor no intentarlo?