Jajajjaja!

Me tomo un café junto al mar. Me traen un bollito de chocolate. Pienso que acabo de alcanzar una paz mental nueva y maravillosa. Pienso que la paz mental es un tesoro. Miro el horizonte azul. Miro las nubes tipo cúmulos que se alzan en un cielo que parece no tener fin.
La brisa es fresca. Incluso hace frío. 
Respiro hondo, pestañeo, y me pregunto cómo puedo meter esta paz mental en un frasco para llevármela a Madrid. 
Una parte de mi mente sin palabras (se acaba de posar un pájaro en mi mesa mientras escribo, y no es coña...) me pregunta qué quién siente la paz mental. Contesto: "yo, pero la siento aquí. La siento por el entorno... Lo que indica necesariamente que a quien considero mi profe de Dharma se equivoca. ¡Es el ambiente! Son las condiciones externas que hacen que el silencio y...."

Justo entonces empieza a sonar un estruendo PRrRrrRrroooOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOLOOOOOOOoooooo!!!!

Miro a mi izquierda. Un señor taladra la acera.

Jajajjaja!

Incluso aquí hay ruido e imperfecciones.
Ya se ha ido. Qué ironía todo.

Aunque lo de antes fue más raro. Paseaba un perro y una señora por el paseo marítimo. Y al pasar delante el perro va y se tumba como los de ayer Jajajjajaja. 

La señora se paró, paciente. Y el perro va y se levanta y se tumba y me mira igual que los perros de ayer. 

Todos locos. 
☺️
Y sigo pensando que la paz mental está en lo que me rodea. Sino... La gente seria feliz todo el rato y no lo es. El café y la playa Dan felicidad. ¿Me equivoco? 

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