Análisis primera temporada de West Wordl (¡¡No lo leáis si la vais a ver!!)


He soñado dos veces con esta serie. Ayer, que lo considero un aviso. Y hoy donde ya la cosa iba...camino de pesadilla lo que me lleva a pensar que ... cielos, no sé si quiero ver la segunda temporada. 
(Hoy termino la entrada del viaje a Japón que tengo pendiente, dos entradas antes que esta).

Bien, por favor, si vas a ver la serie no leas lo que va a continuación:



Que me la hayan recomendado resulta inquietante porque, efectivamente, resulta una serie buenísima. Mi capítulo favorito es el 8 (creo), cuando Arnold dice, en una frase corta y veloz: "No podemos abrir el parque. Estas viva, Dolores...!"
Mientras el robot se queda mirando para él con cara de "no comprendo". 
Esa frase me encantó.
La serie hace trampas pues se cuenta en 3 tiempos y no lo sabemos porque están mezclados. Este recurso narrativo me habría cabreado de no ser... por William. El villano. Ed Harris. ¿Sabéis ese capítulo en el que dice? "Yo soy el bueno". Uff, eso me puso la piel de gallina. Llevaba yo varios capítulos (8 quizá) poniendo las neuronas a funcionar con las ideas de las narraciones. Yo ya sabía que Ed Harris era distinto fuera, lo que me intrigaba era esa dualidad. Y va y dice: "soy el bueno". Ya, sí, el bueno. Claro. Eso me gustó porque piensas que está equivocado y que seguro va a terminar fatal. Y te dices a ti misma: "Eso es lo que hay. El personaje está creado para denunciar ese hecho, esa doble moral". Pero ya cuando cuenta la historia de William, piensas... "¿qué puñetas? ¿Por qué me lo está contando como un narrador ... cómo va a saber él que fue de.... oh.... oh, no puedo creerlo". Sí, y esas son las cosas ( vease: Raistlin majere, sus inicios) que a una le hacen... casi, casi llorar. Es terrible.

En las clases de escritura creativa, en los talleres, digo: "Muchas veces el villano más cruel comienza siendo el personaje más inocente de la historia". 

No lo tiene solo Raistlin. (De niño hablaba con los pájaros). Lo tiene también el malo de Las Sombras de la Catedral. El cruzado. Cuando dice: "Por mí puedes vivir cien años" y "¿quieres una prueba? Yo soy la prueba de que no existe..." y sigue atemorizando a la joven. Esa indiferencia y convencimiento de que su propia existencia es demostración de que en el mundo vence el mal. Dicho de otro modo: son malos que no desean ser así, que no lo fueron, pero cuyas experiencias sientan una premisa errónea de la que están tan convencidos que actúan en consecuencia sin dudar y con frialdad. Dicha premisa suele asentarse cuando su inocencia se ve... quebrantada. Y dicha inocencia, curiosamente, suele ser la más grande en los inicios de la trama. Es decir, un personaje con menores valores, no se habría vuelto villano. El Cruzado de las Sombras de la Catedral era un caballero, que no soportó enfrentarse a la realidad de la guerra. Y William...

No lo vi venir. Así que lo que resulta un recurso tramposo (el contar 3 tiempos si avisar) que suele usarse como "tengo un as en la manga y al final de la trama lo voy a utilizar porque el espectador no va a saber por dónde se anda", en vez de provocar enfado ahí, por William, lo que me provocó fue compasión. El muy pedazo de idiota... el que se pasa la serie matando muñecos con un salvajismo en progresión, había estado enamorado de uno. Y encima William. Esto no se me hace. 

Me dio una pena, os digo de verdad que a mí estas cosas, este concepto, me hace llorar. Ya sé que es ridículo porque diréis, Nelly, es un estúpido personaje. Pero no se trata del personaje, se trata del mecanismo. Se trata de que un ser con menos principios... no reaccionaría así. Es la bondad del personaje, la inocencia, lo que provoca su reacción. Y esa reacción se basa en una idea errónea. Dicha idea errónea... puede provocar muchas cosas. Me sigue pareciendo paradójico que la bondad pueda ir en contra del propio personaje. 

Eso, en cuanto a William. 

Vamos a Arnold y Robert. Aquí tenemos dos perfiles muy distintos de creadores: uno debía de pensar más en crear el parque y hacer una empresa, el otro era más... un buscador. Se supone que las conversaciones entre Arnold y Dolores son de hace treinta años (os digo, la serie hace trampas, ya que a Arnold le reconstruyen con otro nombre) de lo que se deduce que estaba fascinado por sus propias creaciones y que llegó a una conclusión parecida a la que tuve yo al comenzar la serie. Si los robots sienten, y logran evolucionar, no es lícito abrir el parque.

Arnold lo basa más bien en el descubrimiento de la conciencia. En la serie te dicen, y ese diálogo es espectacular, que el "yo" no existe. Sólo es un relato que nos contamos a nosotros mismos. Al borrarles la vida pasada les privan de ese relato pero cuando empiezan a tener recuerdos de la vida anterior, y aprenden, ... bueno, al final, inevitablemente, evolucionarían. Por tanto, si son conscientes de sí mismos y perciben el dolor, el parque no es lícito.

Lamentablemente, Robert no pensó igual. Por tanto el otro, viendo en lo que podía llegar a convertirse el parque, lo destruyó todo.

La clave aquí es que los robots siguen obedeciendo su programación pero eso no importa. Es como la historia de la madame, a mí me da igual que lo tenga programado o no, el asunto es como lo hace. Yo, y todos los seres humanos,... imaginaos, si pudiéramos saber todas las condiciones que influyen en nuestras vidas (...¿un programador?....) aunque fueran infinitas condiciones, sin duda ese programador sabría nuestra respuesta inequívoca. Esta es la idea de destino que a mí, dicho sea de paso, no me gusta nada. Pero bueno. Hay quien dice que las cosas no podrían ser de otro modo, que somos por las condiciones, de hecho quién me dejó la serie va más allá, una vez me dijo que si pudiera controlar o conocer todas las causas, igual que yo sé lo que pasa cuando una canica rueda hasta el final de una mesa, él podría saber lo que vamos a hacer todos, siempre. 

Discrepo. El ser humano... bueno, soy fan del libre albedrío, ¿vale?. No me gusta pensar que las cosas ya están ahí. 

No importa que los robots estén programados. Nosotros también tenemos programación. Por tanto, el parque no es lícito. La clave es la conciencia... y que sienten.

Y volvemos a: el parque habría cerrado... de no ser por William, que invirtió. O sea que... todas las historias están interconectadas. Arnold crea el laberinto, el laberinto libera a Dolores, Dolores enamora a William, Arnold destruye el parque, el parque crea al William malvado, y éste a su vez salva el parque. Es un bucle.

Odio esa palabra. Y odio los bucles de los personajes.

¿Que si la serie me ha gustado? Mucho, me tocará verla otra vez. Ahora, que si quiero ver la segunda temporada, ¡no, ya he tenido suficiente!

He soñado con un parque, pero el parque no era el parque del oeste, ¡era la vida real! Y además, había sido rediseñado para que todos fuéramos felices. Como unas vacaciones. Pero llegaba la hora de irse y una amiga con la que estaba bajaba al coche (un coche blanco, no creo que eso importe) y resulta que yo me había dejado las llaves. ¡Espera! le dije ¡me he dejado las llaves! Vamos a subir a por ellas, pero por el camino que si había una fiesta, que si había una tienda, que si había un escenario...

(no te has ido aún)

"¡Las llaves, las llaves!" le dije a mi amiga en el sueño. En realidad se iba ella, no yo. Pero ya que me quedaba necesitaría llaves, ¿no?. "Ya voy, ya voy" dijo mi amiga y ahí empezó el problema. Fiesta aquí, distracción allá. Una tendera le pide que devuelva no se qué producto. Ella pregunta por las llaves...

(no te has ido aún)

.... dice que va a buscarlas. ¿Por qué sigo en el parque? pienso. De pronto el parque es un laberinto. Pero es ... real. Y entonces mi amiga me dice: "venga, pues subimos en el ascensor".

Ah, no.

Todos sabéis, ya lo he contado alguna vez, que en los sueños (al menos en los míos) siempre, siempre, SIEMPRE, hay que evitar los ascensores. Siempre. Desde que era bien pequeñita. Me monté en el ascensor y de repente... ¡¡Ah, no!! ¡¡¡Es una trampa!!! ¡Despierta, despierta!! Y me desperté y pensé: "odio esta estúpida serie".

JAJAJAJ!!
Ya está. No la veáis por favor. Un parque en el mundo real. Lo siguiente es soñar con Matrix.
Ains. Qué sustos. 


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