En el que tampoco entiendo este sueño.

 Si estoy meditando, estoy descansado y estoy practicando tai chi, ¿por qué mis sueños son tan pesados?

A ver si entendéis el de hoy:

Titulado: una variante de la casa sinfín. Inicia con que estoy moviendo unos muebles. Y, al hacerlo, en la estancia en cuestión queda mucho más espacio. Pero muchísimo. Sería arquitectónicamente imposible, si bien es sutil y yo no me doy cuenta. Hablo con mis familiares, observo la nueva decoración de mi piso. Allí hay mucho más espacio... de momento, bien, realista. 

Cuando mis familiares se van, observo la casa con detenimiento.

"Qué raro que aquí quepa una mesa... no tiene sentido, la casa parece más grande"

Paso de la cocina al salón y entonces veo una cristalera.

Me acerco.

Abro la puerta y salgo a un jardín.

-¿¿¿????

"¿¿¿Tengo jardín????"

El jardín está desatendido, tiene agua, está en desnivel... yo ni siquiera sabía que estaba ahí.

Bajo y observo una cascada, un lago, naturaleza.

Llamo por teléfono:

-¡Oye! ¿Sabíais que tengo jardín?... Sí... ¡hay jardín en los terrenos! ... ¡Y yo que sé, lo estoy viendo!

Miro a un lado y veo a la familia que vive a mi derecha. Ellos tienen una pequeña piscina en un terreno llano. Resulta que, impunemente, cruzan por delante de mi casa. Lo hacen con tanta naturalidad que o bien no son conscientes de que están cometiendo una infracción (es terreno privado, ¿no?) o esperan que yo no diga nada.

Veo cruzar a dos niños, a la madre y a alguien más, en bañador. Se dirigen a una gran mansión victoriana que hay a mi izquierda. Miro la mansión.

"Mi madre, qué mansión"

Es preciosa. El jardín es llano. Tiene una gigantesca piscina. El agua es azul turquesa. La casa es... maravillosa. Los niños pasan por delante, en bañador, llegan a ese jardín, ríen y saltan y juegan.

-Tú debes de ser la vecina nueva -me dice la mujer que los sigue.

Miro a la mujer. Ella me mira a mí.

-Sí -contesto.

Me lanza una botella de algo.

-Bienvenida al barrio.

Es un bote de refresco. Lo atrapo al vuelo y lo miro. ¿Es fanta? ¿Qué es? ¿Es agua? ¿Es tónica?

Por cierto, yo me tropecé en mi jardín y voy echa un desastre. 

Observando el bote, y abriéndolo, pienso dos cosas: "Uno, es industrial", "Dos, ¿qué bebida es esta?"

Abro el bote y me bebo un poco.

"¿Será zumo de aloe vera?"

Miro a aquella familia. Tienen pinta de ser mucho, mucho, mucho más ricos que yo. La verdad es que mi pequeño piso y mi jardín no son precisamente síntoma de opulencia.

Tengo la sensación de que esa familia sólo bebería cosas sanas, así que sea lo que sea su frasco... malo no será. Entro en la casa y me doy de bruces con una niña pequeña.

-¡¡Hola!!

-Hola -saludo.

-¿Quieres venir a jugar?

A ver... es mi casa, ¿¿¿qué puñetas haces en mi casa??? Pero eso no lo digo.

-Vale -contesto.

La niña va dando saltos de una habitación a otra, habitaciones que antes no existían.

-¿Sabes? Me encanta coleccionar zapatos.

-Ah... -contesto-, qué bien.

-¡Tú tienes muchos!

Qué casualidad. Estamos en un cuarto lleno de zapatos. Parece la tienda de un zapatero con muchos productos y de buenas calidades.

"Zapatos" pienso, "¿¿¿pero... ??? Esto no es mío"

Levanto uno. Qué bonito.

-¡Tienes un montón! -dice la niña.

Lo que tengo son tres pares de deportivas viejas en un armario. ¿Qué puñetas está pasando?

Miro a la niña. Es una dulzura.

-¿Quieres alguno? -le pregunto.

-¿Podemos venir a jugar mañana aquí? -me pregunta la niña a su vez-, ¡podemos jugar a hacer zapatos! ¿Puede venir mi padre?

-Claro -contesto.

-¡Qué bien!

La niña sigue dando saltos, atraviesa una puerta y la veo alejarse. La sigo. Tras atravesar la puerta la veo ir corriendo a un pasillo y por una puerta lateral veo salir a una señora mayor.

-¡¡Lucreciaa!!

Me asusto.

La señora me mira. Pero no se ofende.

"¿Estoy en su casa?"

-Esta niña ya está otra vez.... -refunfuña la señora mayor.

-Oiga...

Me mira.

-Perdone, ¿esto... esto es su casa o es mi casa?

La señora me mira sin dar importancia a la pregunta.

-Me refiero a.... ¿está usted en mi casa?

-Aquí vivimos nosotros -dice-, pero esa niña no deja de ir a todas partes. ¿Qué le ha dicho?

-Que le gustan los zapatos.

-Ya, ¡Lucrecia, la merienda!.... -entonces me mira de nuevo-, es una cosa de los constructores. Las casas están comunicadas. Pensaron que así nos conoceríamos y estaríamos en contacto. 

¿Qué?

¿¿¿????

¿En contacto?

¿¿Quiere decir que las casas están unidas???

¡La leche!

Dejo a esa familia, me doy la vuelta, cruzo una puerta y aparezco en un restaurante.

-¡Eva!

Veo dos amigos.

-¡Qué bien que estás aquí!

"Aquí, ¿¿¿dónde??? ¿otra casa????"

-Mira, estamos eligiendo plato para la boda y él cree que xxxx es mejor que esto. ¡Pruébalo, Eva! ¡Has llegado a tiempo para ayudarnos!

Vamos a ver.....¿¿¿Qué pinto yo en un restaurante ayudando a dos amigos gays?¿? a elegir un plato para una boda. Les miro: ¡¡pero si no os conozco!! ¿o les conozco? ¡Cielos, ya basta de locura!

Veo los platos. Pruebo uno.

-¡¡¡MMMMMMhhhh!!! -esto está buenísimo.

-¿Lo ves? -dice ese amigo, tan guapo a su pareja-, ¿lo ves? ¡Te lo dije!

¿Y ahora qué? ¿Por dónde vuelvo yo a mi casa?

-Gracias, Eva.

Abro la primera puerta que veo y me despierto.


Mirad... al próximo que me diga que "qué bien tener imaginación de escritor", le pellizcaré en el brazo. Imaginaos lidiar con esto.. cada noche.

Y yo no entiendo el sueño. ¿Por qué no soñar con algo más sencillo, como chocolate y una chimenea?

Así no hay manera.

Saludos!!




0 comentarios:

Publicar un comentario

 

 

 

Creative Commons License
contador de visitas para blogger por paises