Mi querido compañero, no te he contestado y no lo haré, porque son de esas cosas que merecen un espacio seguro para responder sin que me arrollen. Mira, te voy a decir (de lo poco que te puedo contar) por qué el mundo a veces es feo. Y tú, que no eres nada ingenuo me darás la razón.

El pasado sábado iba con una amiga por la carretera nacional 1, en dirección a un pueblo -que nos pasamos-, por estar enfrascadas en conversaciones sobre la gente. Su despiadada sinceridad y lo mucho que me hizo reír me animó bastante...

Te voy a contar lo que nos pasó. En un momento dado un coche nos adelantó por el carril izquierdo. Es decir, iba más deprisa que nosotras, de pronto se cruzó delante y ¡aquí viene lo divertido!, pretendía atravesar en diagonal nuestro carril, el derecho por el que circulaba otro coche de color azul más adelantado y tomar la salida -aún más a la derecha-, hacia otra carretera.

Mira qué fácil habría sido prever o tener en cuenta a los demás seres de la Vía, pero no... no, simplemente se atravesó y, como no cabía en el carril al que pretendía ir (para cruzarlo también) ¿sabes qué hizo?... Clavar el freno.

Así, "porque yo lo valgo", porque "voy solo", porque... 

Nosotras frenamos y mi amiga, como es natural, le insultó.

Durante un buen rato.

¿Que por qué el mundo es triste? Bien, ¿de qué hablamos primero? ¿El egoísmo del conductor? ¿Su falta de sensibilidad? ¿Hablamos de poner la vida de otros en riesgo, de la inconsciencia o, mejor aún... vamos a hablar de no estoy solo en el Mundo y no lo veo?

¿Será egoísmo? ¿Es falta de inteligencia? 

Dime, por qué alguien se pone a gritar y cuando yo le digo: "No es a mí, es a la otra persona..." su cara cambia y se lo piensa. ¿Qué pasa? ¿Vamos tratando a los otros seres con diferencias? Yo pensaba que la gente trataba a la gente, según como son, luego lo natural es tratar a todos por igual.

Y no.

No,.... ni se te ocurra hacerlo.

Te voy a contar lo que pasa si dices a todos "buenos días", como si realmente quisieras darles los buenos días (en cualquier ámbito):

-Mengano es un inútil...

-Fulano hace esto mal...¡qué harto estoy! 

-Eva, yo es que soy demasiado creativa para trabajar. Los que trabajan por cuenta ajena, ya sabes, son mentes muy cerradas y por eso a mí me han despedido...

-Eva, mi problema es que soy tan guapa que por eso la gente me odia.

-Eva, no puedo encargarme de esto, ¿te encargas?

Y miradas y  jucios y menosprecios y "yo lo hago mejor que nadie".

Que por qué el mundo es feo...

Mira, es feo porque alguien se pasa cuatro horas hablándote de lo buen escritor que es y cuando le preguntas con qué editor está, te contesta: ¿Qué es un editor? Es feo porque alguien le dice a tus compañeros: "Eva hoy no hace esto", y tú lo sabes, pero ellos no, y te preguntan si lo vas a hacer.

Es feo que te mientan.

A ver, si lo sabes... ¿para qué me lo preguntas? ¿Me tengo que poner una armadura para hablar con vosotros? ¡Vale, compro!

Lo que ellos no entienden, querido compañero mío, y lo extiendo al resto de los humanos en los que me topo en carretera es que no tengo ningún interés en tomar el desvío la primera de la fila. Lo que no quiero es tener a esas personas cerca. La gente está muy equivocada. Me importa un comino si Mengano lo hace mal o Fulano lo hace peor. Me da exactamente igual el cotilleo, las absurdeces, que tengas un coche caro, que te hayas leído un libro y me lo tengas que demostrar, que... todo. Que me da igual.

Y, sorpresa, tampoco me caen mal.

No me caen mal los erizos, ni los puercoespines, considero que pinchan porque no les queda otra. A veces la gente te mira y notas que piensan mal de ti. Lo gracioso es que para mí siguen siendo iguales al resto.

Esto propicia que me tope con un compañero en el pasillo y sonría y yo le hable con toda la sinceridad de mi corazón desde el cariño. Y piense: "Qué majo", y siete minutos después me vienen a contar que me está poniendo a caldo. ¿Y sabes algo, compi al que admiro? Que me da igual. Porque desde hace siete meses tiene la relevancia de un macetero decorativo. 

Pero claro, no me digas luego que "qué bonito todo". Bueno, espera... jamás lo ha dicho.

En eso le doy la razón... él nunca ha dicho que sea bonito el mundo.

No es que no me sienta así... es que no quiero saber nada del Planeta. ¿Crees que voy a dejar de ser amable? No. Porque yo no soy "amable" según sea el otro. Lo soy porque me nace del ombligo. Creía que el resto de humanos eran así... pero vaya usted a saber. Sus baremos de medida son extraños.

¿Y qué hacemos con este Mundo?

Que hoy había otro accidente en carretera. Vale. Normal. No sé, si vamos a 150 km hora en carreteras de 100... y hay accidentes a diario... Pues no sé, puedo no usar esa carretera.

Puedo no hablar de nada que no sea laboral. Puedo cerrarme en banda. Puedo hacer muchas cosas. Entre ellas, lo que hago, dejar pasar a todos y conducir tranquilamente a mi ritmo.

Yo a esta resignación cobarde la llamo decadencia. Igual es falta de valores.

¿Tú qué opinas?

Que por qué el mundo no es bonito. No te he contado ni la mitad. Tú no eres yo. No te lo puedo explicar. 

Y aquí tengo que decirte algo que no sé si el resto valora. Yo también sé pisar el acelerador y ponerme a 150. También sé contestar mal. Si me dices que te has leído un libro y eres la repera en un taller, puedo contestarte que yo he leído trescientos cincuenta y cuatro mil... a ver si te vas a hablar con otro. Puedo pitar cuando haces una "rectonda" aunque lleves un cochazo y me importa un comino que grites porque da la causalidad que no equiparo coche con valor personal. Vengo de Publicidad. Es que ni te imaginas la cantidad de Egos en Fiestas de Lujo que he vivido. Y ¿sabes qué? Yo seguía viendo gente que se levantaba por las mañanas y desayunaba... como yo. Me da lo mismo que vistas un Armani y lleves zapatillas Riiiiibuk. 

Que los de Balenciaga y sus bolsas de basura por nueve mil euros me parece una forma de decir que sois idiotas.

Eso, si me preguntas mi opinión.

Y ahora te voy a decir lo que hace el Mundo más bonito.

Mira, hace el mundo más bonito que seas un tipo culto y que en lugar de contármelo te conduzcas con humildad. Eso hace el mundo bonito. Que seas capaz de leerte novecientos libros al año y no vayas por ahí proclamándolo a los cuatro vientos. Que si te despiden me digas "estoy triste porque me han despedido" y no: "Ay, Eva, vengo a contarte que me han hecho un favor porque soy demasiado creativa para trabajar".  Lo que eres es idiota (al menos tu frase lo es). Y a partir de ahí, vamos a ver si te fijas un poco con quién estás hablando. 

Hace el mundo bonito que hoy me paré antes de aparcar para ceder el paso a una señora, con el pie vendado. Pero estaba tan lejos que ella titubeó. Y yo también. Y ya, muy cansada, le dije: "¿¿Paso??" ... y sonreí y ella sonrió.

Su sonrisa, hace el mundo bonito.

Cuéntaselo a alguien, anda, a ver qué te contesta. "Que estás loca". Porque mis queridos congéneres la pisan, si pueden. ¡Jajajaja! Eso hace el mundo feo.

Querido compi al que admiro, tú sabes de sobra lo que hace el mundo bonito. El Amor. La Paz. La Armonía.

No mentir, no aprovecharse. Ser bueno con el que consideras menos fuerte que tú.

Hay muchas cosas que hacen el mundo bonito. Y todas son pequeños gestos.

La diferencia está en que yo me he cansado de darlos a quienes lo toman como signo de debilidad. Y es explica porqué muchas personas de cierta edad parecen enfadadas con el Mundo. Al final tienen ellas razón, tienes tú razón, es mejor no compartir y tú me dirás "no esperar nada de la gente", pero yo añadiría "no esperar nada bueno". Es un poco triste, la verdad. Pero de ahí que te dijera que "el mundo era más bonito antes".

Y tras este rollo filosofal (como la piedra) me esperan mis libros :) ¡Maravillosos libros! 

¡Salud! :) 

¿Sabéis? Nunca me he parado a pensar en el "papel de refugio" que tienen los libros pero ahora tengo una razón más para ser feliz por escribirlos. ¡Ciau! 

Posdata: es probable que algún avispado lector note que quizás mi problema radica en la falta de asertividad. Le doy toda la razón. No es un tema fácil de resolver, por lo que prefiero ceñirme a evitarlo. Yo voy a seguir conduciendo la última en el carril, porque me es sencillo. Y nadie tiene por qué obligarme a mostrarme con seres a los que no me quiero mostrar.

Yo solo digo que los que van por el mundo pisando el acelerador y apabullando a otros no tienen el papel que creen que tienen. Hacer las cosas mal no es difícil. Lo admirable es hacer lo correcto.

Fin.