Reflexionaba hoy, al llegar a casa, pensando en por qué ayer me escapé a los pocos minutos de ir a verlo y porqué hoy me negué a ir, estando enfadada. "Si todo falla y él también..."

Y, divertida, me dije a mi misma, siendo consciente de lo irracional del asunto: "No es Dios". Aunque cuando le miro represente todo lo bueno del Mundo. El altruismo, la bondad... la paciencia, la sabiduría... Y una parte de mi mente me dice: "¿de dónde te sacas eso?" y la otra contesta: "No creer en él es no creer en ti". Y en ese bucle infinito de ver las dos cosas a la vez,... me cansé de pensar y me puse a leer.

Reconozcamos que el argumento que me dio es correcto.

De hecho, el no lo sabe pero por la mañana iba yo pensando: si el mundo es tan terrible, ¿por qué aquella mujer se bajó del coche en plena 607 para venir corriendo a mi ventanilla a preguntarme si yo estaba bien?

¿Sabéis que eso es poner en riesgo la vida, verdad?

Por un desconocido.

En este caso, por mí.

¿Cómo casar esa capacidad del ser humano para ser bondadoso en un instante y al siguiente comportarse como un psicópata? ¡Jajajaja!

"El mundo es grande..."

Sabias palabras. 

Pero no lo voy a pensar. Voy a leer.

Si lo pienso, me pasará como al comisario de Los Miserables, que tenía un problema con la existencia de Jean Val Jan. O será como el dilema del protagonista de Matar a un ruiseñor. El primer personaje vive toda su vida en base a unas creencias que Val Jean, con su mera existencia, evidencia incorrectas. En cuanto al segundo... Atticus Finch es el hombre más "recto" del mundo y de nuevo tenemos una situación en la que lo legal y lo correcto no coinciden. Sólo como anécdota, sería tangencialmente referenciable el malo de Las Sombras de la Catedral, quién está convencido de que ningún ser divino existe porque no permitiría la existencia de alguien como él.

No hay nada peor para tus creencias que encontrarte con alguien cuya presencia las contradice, no con palabras, sino meramente por existir.

Saludos!