Así no se puede....

 Me escribe un amigo que hace años que no veo.

-¡Eva! ¿Qué tal? Oye, ¿no conocerás a alguien en Alcorcón al que le pueda interesar esto?

(Pensamiento de Eva: "Anda, mira, es XX. Caray, hace siglos que no me escribe. Me alegro de que le vayan bien sus talleres... ¿Que si conozco a alguien allí? ¡Pues no! ¿Qué le contesto? ¡Pues que no conozco a nadie de Alcorcón! Menuda ocurrencia, ¿qué relación tengo yo con Alcorcón? ¡Mira que preguntarme a mí por gente que esté en Alcorcón!")

Contesto y sigo preguntándole a mi compañero de trabajo Qué es la existencia. Porque, le digo, están pasando cosas raras. Casualidades raras.

Llego a casa, leo un mensaje de un chico que apenas conozco y me pregunta: ¿Dónde vives?

-En Madrid -contesto-, ¿y tú?

-En Alcorcón.

¡Jajajajajajajaajaj!

¿¿¿Lo veis???

Estoy sentada en mi coche, es un día difícil, me digo mentalmente: "¿Qué diría el Dalai Lama?" Se ilumina la pantalla del móvil -que descansa apagado y boca arriba sobre el asiento del copiloto- y leo un aviso flotante, un Tweet que aparece flotando en medio de la pantalla:

"El Dalai Lama dice..."

??¿¿¿???

-¿¿¿Pero qué???

Casualidad.

¿Verdad?

Bien, avancemos. Me viene a la mente una amiga, levanto el teléfono y la llamo, la voz al otro lado suena casi asustada:

-¡Eva, tenía el teléfono en la mano para llamarte y me has llamado tú! ¡Madre mía! ¡Es que ha sido increíble!

Sigamos. Hace años de esto: escribo al actor, dentro de un tren, para decirle que no quiero escribirle más, o que no puedo, porque me gusta, y entonces un solazo increíble de un atardecer impresionante entra por la ventana del tren. Así que levanto el teléfono y con el whasap preparado, capturo la imagen para mandársela a... De pronto la imagen, antes de soltarla, aparece en el chat. Confusa, pienso, ¿la he mandado ya? pero.. pero si estoy tomando la foto. ¿Qué hace ahí mi foto?

Es la misma imagen.

Suelto la mía. Y el chat se llena con dos imágenes idénticas. La de él, primero. Confusa, escribo: "Estoy en un tren rumbo a..."

Y el actor contesta: "No. Yo estoy en un tren rumbo a"

Fue la segunda o tercera vez que nos vimos.

-¿¿¿Vamos en el mismo tren??? ¡No, NO VENGAS!

y FUE.

Desde el segundo o tercer vagón,... al último. Los dos (en mitad de una conversación de ruptura) habíamos decidido mandarnos la misma foto del increíble atardecer. A la vez.

Menudo desastre. El día que le digo: "oye, no puedo hablar contigo" resulta que vamos en el mismo tren. Yo le vi cansado, él me vio nerviosa. Casi no nos conocíamos.

Él se equivocó de tren. Lo mío fue todavía peor. Os cuento: tenía que ir a Villalba por lo que ese día no usé el coche para ir a trabajar. Decidí regresar en tren, comer en la estación de Chamartín y tomar el tren que se me antojara, ya que faltaban horas para mi cita en Villalba. Sobre las cinco y media estaba sentada en un MCDonalds mirando mi café distraídamente, y me dio por levantarme. Me dio por caminar hasta la estación. Me dio por mirar los carteles y buscar mi tren. Me fijé en un trabajador de cercanías. Me acerqué a él (pongo todo esto para que veáis la de magia del asunto). Había optado por levantarme pero sin razón, pues aún tenía horas de ventaja sobre la cita. Me acerqué al trabajador pero era innecesario, yo conocía el tren que me llevaba a Villalba. Sólo que me dio por acercarme al empleado:

-Hola, ¿el tren a Villalba es...?

-¡Línea XX! ¡La línea XX te vale y está a punto de llegar!

Miré el panel.

-Ya pero...

Ya pero ¿qué? Mi tren era otro. El trabajador me dijo: Date prisa, sale en un minuto.

???

Así que no tomé el tren habitual, sino que monté en el otro tren. Ese... en el que viajaba casualmente el actor, porque a su vez había confundido el suyo.

7 millones de personas en la ciudad. Única vez en tres años que tomaba ese tren. Y no he vuelto a usarlo. 

Si en lugar de levantarme a las 17:41 del café del burguer, simplemente hubiera esperado más...

¿Hasta dónde se rastrea una cadena de acontecimientos?

Y diréis: "Ya, Nelly, es la vida".

¿No notáis nada raro en ella?

Vamos a poner otro ejemplo. Le digo a mi ex-novio que pasan cosas raras y que se lo puedo demostrar. Porque cuando juegas con ello, adivinas cosas. Mi ex-novio dice: 

-Demuéstralo.

Levanto la mano. Adrián está sorteando unas entradas. Ha pedido que pensemos un número del 1 al no se cuántos.

-Tal número -digo.

Adrián me mira:

-Has acertado. Toma. 

Mi ex me mira. Y no dice nada, porque, francamente, ¿qué decimos ante esos casos? Diréis, ¿Adrián mintió y te dio las entradas sin más? No. Primero, no es así, y segundo lo más probable es que nos enseñara luego una hoja donde había anotado qué números elegía (y no, no pude ver la hoja porque no estaba sentado cerca). Yo no tengo visión de Rayos X. A esto lo llamo...¿¿casualidad??

¿No os parece que ocurren cosas un poquito extrañas?

Jugando con mi familia a un juego de cartas, riéndome muchísimo, con la baraja boca abajo y solo siete cartas repartidas, digo:

-Me vas a dar un dos de copas.

El aludido levanta la última carta, la pone sobre la mesa. Es un dos de copas.

????????

En serio, ¿no notáis que pasan cosas raras?

Alguno dirá: "A mí, no".

¿¿¿Seguro??? Revisa bien tu vida. 

Es una especie de sutil ironía, no tan sutil, ya. 

Yo pensaba: "Será por practicar meditación", pero mi compañero me ha dicho que "no van a pasar más cosas porque yo practique".

Mecachís.

Creí que si meditaba lo suficiente alguien me daría una explicación del Mundo.

Pero no.

Hay que conformarse con que ocurra esto:

"¡Qué más da! ¡Si el compañero no va a enterarse!" y que un cuadro salga volando y aterrice en mitad del salón.

¡Jajajajajaj! Casualmente.

Claro... la gravedad, el viento, el aire, vete tú a saber qué.

He visto cómo le pasa a otra gente. Lo he visto. La gente alucina, dice qué casualidad... y sigue con su vida. 

He hablado con mi hermano mayor, de ciencia. Y me contó una cosa:

-Eva, imagina dos científicos que tienen dos cajas y trabajan en dos laboratorios. Una caja está vacía y en la otra ponen un pastel. Bien. Los científicos no saben qué caja está vacía y cuál no. Lo que hacen es mandar una caja a Australia y otra a China. Se llaman por teléfono y dicen: "La caja A tiene pastel. La caja B,  no", y luego abren las cajas. Bien, ¿sabes la probabilidad de acertar?

-Ni idea.

-Bueno, pues si repites el experimento muchísimas veces, verás que el resultado se aproxima a un 50%. Es decir, que la mitad de las veces aciertan y el otro 50% de las veces, no. Hasta aquí, ¿lo entiendes bien?

-Sí.

-Vale, ahora los científicos repiten el experimento, pero en vez de llamarse para decir su apuesta, lo hacen sin decírsela al otro. ¿Qué resultado crees que saldrá?

-Pues... -me rasco la ceja-, no sé, el mismo, supongo. Si repites el experimento infinidad de veces, te acercarás al 50%.

Mi hermano sonríe.

-Matemáticamente, sí, ese debería ser el resultado, sin embargo, en la práctica: cuando uno de ellos acierta, el otro tiene más probabilidades de acertar.

-¿Qué? ¿¿??

(Espera... ¿qué?)

-Ellos no se comunican... pero la media se desvía. Lo han hecho muchas veces y siempre pasa lo mismo. El resultado se desvía. Poco, pero se desvía. 

Y ahora os digo yo algo: una desviación mínima y una desviación enorme es irrelevante, en tanto a que el enigma es por qué existe esa desviación.

Y aquí viene la sorpresa:

-No sabemos el porqué.

¿¿¿??????

¿¿¿Estoy condenada a vivir en la Iggggnorancia????

A mí me da igual que una cosa que debería dar 05% de resultado de 0,7 o 4,55. El problema no es la cantidad. El problema es que se desvía siempre. Cuando uno acierta, el otro acierta. De forma ilógica. Luego hay una ley que no conocemos.

Llamadlo entrelazado de partículas, llamadlo como queráis... pero algo le pasa a nuestro Mundo (realidad/planodeExistencia) y no hay forma de averiguarlo.

¡Jajajajaja!



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