En el que hay tormenta.

 


Al salir del supermercado supe que iba a llover...

-¡Ay, que viene la nube! -me quejaba por teléfono-, ¡ay, que está detrás!

Cruzando cerca de la iglesia, le dije a mi yo interior:

(Agradecería que no gire la tormenta hacia mi calle, si fuera posible)

Al llegar a casa, abrí todas la ventanas y me dije:

-¿A eso le llamas tormenta?

Coso, (sujeto indeterminado) contestó sin palabras algo como... No sabría deciros. Y yo me dije:

"Pues, ¿sabes qué? ¡Eso ni es tormenta, ni es nada! Voy a meditar en la pequeña terraza, junto a mis plantas, ... y con la ventana abierta. Porque eso no es una tormenta".

Al abrir la ventana mi "yo interior" pregunta si "¿sabes que estás en un último piso?" A lo que yo contesto que "psss", "me da igual", y entonces noto el mueble de metal, esquinero, que he colocado justo al lado de la ventana. Grande, de color bronce envejecido, y se le pegan las mariposas de imán así que...

"¿Eso es hierro?"

Miro el cielo. Rayos.

"¿El hierro atrae los rayos o... o era otro metal?"

Mi yo interior me señala: Vale, si quieres meditar aquí.

Pregunto a esa cosa sin palabras: "¿Pero me va a caer un rayo en la cabeza?"

Apenas caen cuatro gotas. Cierro los ojos y ...

((soy la tormenta))

"Haaaaaalaaaaaaaa.....", escucho.

"Halaaaaaa...."

(está lejos)

Abro los ojos. Está lejos... ¿¿¿está lejos??? Cae un rayo.

-¿A cuánto está? -pienso.

(dos kilómetros, hacia arriba, en lo alto)

Cierro los ojos.

-¿Por qué parece una discusión?

-¿Por qué parece una lucha?

-¿A eso le llamas tormenta?

(Espera)

Cambio de cuarto cuando Coso me dice que me cambie de lugar y aleje esa cosa de metal de la ventana (no apartándola, sino cerrando la ventana. El mueble de hierro casi en el tejado no es buena idea)

Me voy al estudio.

Me tumbo boca arriba.

Siento el suelo. Me acuerdo de mi niñez. Del verano y de los suelos por los que caminaba descalza.

-¿Por qué me gustan tanto las tormentas?

(porque corrigen desequilibrios)

-Ah, ya... Entonces, ¿limpian?

(Restauran el equilibrio. Son necesarias. No te gusta lo anterior a las tormentas, pero sí cuando llegan porque límpian)

-Ajá -pienso y veo un rayo cruzando el cielo por detrás de los vencejos.

"Ellos no tienen miedo", pienso.

(Han visto muchas en su vida)

"Ya".

Supongo que mientras ellos no se marchen... Un enorme rayo cruza el cielo.

"¿Cuál era la velocidad del sonido? 340 metros segundo???"

-Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete... -cuento.

BRADADABAUMMMM!!!!

-Siete por tres... me llevo una... jo, ¿cómo era eso? Soy de letras... ¿Era 350 metros segundo???...

Tras un buen rato, pienso: "Me sale 2.450 metros... dos kilómetros y medio"

(Ahora explicadme cómo lo sabía Coso antes que yo, cuando cerré los ojos y lo sentí como si yo  fuera la tormenta)

Otro rayo cruza el cielo.

-Uno... cinco, seis... siete 

¡¡CRASHBRAUM PAUM!!

-Caray. Qué exactitud.

Otro más cruza el cielo.

Esta vez tarda ocho segundos.

-¡Se aleja! -pienso.

Y añado tras un silencio, mentalmente: "En serio, ¿a esto lo llamas tormenta?"

Mi yo interior me pregunta que qué quiero ver. Y me lo pregunta con cierto retintín en plan: cuidado con lo que se desea.

Quizás lo pregunte porque el año pasado vi una "tuba" de tornado y poco menos que llamo a la policía. Luego salió en las noticias. Lo malo no fue la tuba, lo malo es que yo la veía y el resto de ciudadanos paseaba tranquilamente con un ¡TORNADO! en el horizonte y nadie le hacia ni caso. No he visto nunca el cielo así... Me entró miedo. Se estaba formando un tornado y la gente mirando el móvil y sus zapatillas. Es que.... en fin. Y el tornado ahí, sobre la calle Alcalá. Vamos, un show.

Le digo a mi yo interior que, respetuosamente,... bueno, no estoy pidiendo ver un tormentón.

Sigo mirando el cielo y el cielo se aclara pero sigue encapotado.

Es blanco.

Pestañeo.

-¿Un cielo blanco? ¿¿??

Y le pregunto a mi yo interior: "¿Por qué está así? Y pienso: "Ah, ya.. porque ya se acaba"

Mi yo interior a esto contesta:

(Espera. No se acaba)

Y añade no se qué sobre ver las cosas desde abajo y no desde su posición "extraplanetaria", jajajajajajajajajajaaj. Más bien dice: "No puedes verla desde arriba".

Me pregunto qué aspecto tendrá vista desde otro lado.

Al fin me levanto y me digo: "Bah" si ya no hay más espectáculo.

En ese instante se abre el cielo y comienza a diluviar.

-???

En serio, el Mundo me lleva la contraria.

"Primero suena a lucha, luego rayos entre nubes, luego los vencejos siguen volando y por detrás todo son rayos, luego deja de haber rayos, luego diluvia y ahora está todo negro encapotado... A ver si te aclaras", le digo a Coso, jocosa y divertida.

"¿Qué tal un arco-iris?", solicito.

Mi yo interior no contesta.

Quizás no está para caprichos.

Lo más "exótico" que ha pasado durante la tormenta es que un trapo naranja chillón ha salido volando misteriosamente de una ventana de un vecino y vuela que te vuela contra el gris tormentosos. Eso no es "guay". Guay es el meteorito que iluminó el cielo de Portugal, guay es... no sé.... un arco iris.

Un unicornio, o algo..., pido.

Ni caso.

Jo, un planeta tan hermoso y Coso no me deja ver más belleza que unos pocos rayos.

No es justo.


¿Os parece justo?

Seguro que habéis visto un montón de cosas hermosas hoy. 

¡Saludos! 

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