El final del Affair - Graham Greene (Spoilers a mares)

 


Me compré dos libros en la Feria del Libro. Sólo dos. El que veis en color naranja, fue porque al abrirlo al azar y mientras decía: Coso, mándame una señal... leí la frase: "-Voy a decir algo que tu mente de Buda quizá no soporte" (o similar) "dijo dándole un golpe en el hombro al actor".

Era tanta casualidad que lo elegí.

Y, al lado, en ese llamativo color rosa fosforito estaba "El final del affaire". Y eso fue culpa del sombrero. 1944, Londres. La cara de ella, el sombrero de él... él es escritor.

"Bah, venga, pues estos dos"

En total fueron 40 €... volví a casa pensando: "Ya pueden ser buenos, ya..."

Del precio de los libros hablamos otro día, ya que los autores nos llevamos el 10% del PVP sin IVA. Es decir, que de 17 €, un autor cobra 1,30 € aproximadamente. El 30% o 35% va para el editor, el 10% para la tienda y de porqué los distribuidores se llevan el resto.... pues... hablamos otro día.

Bien. Llegué a casa, empecé a leerlo y rápidamente la voz del autor sonó en mi cabeza como la del actor de doblaje de Ewan McGregor y me dije: "Pues vale, con ese personaje se queda".

Inicia diciendo: Los escritores tenemos la ventaja de decidir en qué punto arranca una historia

¡Jajajajajajaja! ¡Pillastre!

Es verdad.

Habla de vanagloriarse, habla de que elige iniciarla cuando el marido de su amante cruza el parque un día de lluvia.

Y hasta aquí puedes leer porque me voy a "ensañar" con la historia.

Bien, en primer lugar, cuando le dije a un amigo que me había enganchado a una novela "de un tal Grini", me miró con esa cara que ponen mis amigos y dije:

-¡Sí! ¡Grahan Grini! o... Grahamm Greeini... o... Abraham algo...

-¿Graham Greene?

-¿Le conoces?

-¡Pero Eva! (este amigo no me llama Nelly), ¡es el autor del Tercer Hombre!

Lo bueno de mis amigos es que con mirarme...

-¡Película que por supuesto NO has visto! ¡Como Casablanca!

-¿Grajam.. qué? -musité.

-¡Es un maestro de la novela negra!

-Ahm... sí, bueno, el caso es... -le conté la trama.

Más o menos, las 80 primeras páginas es un hombre celoso. Sabemos que su amante, Sarah, le abandona. No sabemos por qué. Un buen día, se encuentra con su marido, que le dice que está por preguntar a un detective si su mujer tiene amantes. El escritor, imaginaos, se ríe. Porque el amante es, o mejor dicho era, él. Ahora bien, no contento con eso, Don Celoso decide ir él al detective.

Qué fuerte. ¡Se ofrece a hacerle el favor de averiguarlo! 

Y le dice que.... por favor, investigue a Sara. El narrador te cuenta que así su esposo verá que hay mil hombres más, además de él y de su marido.

Y piensas: "Pobre escritor y vaya bruja, Sarah..."

Bien, a medida que avanza la historia, otras veinte páginas... empieza a parecerte pesadito, el autor. Celos. Celos. Celos. Celos, obsesión, más celos....

Y ya piensas: "Mira, amigo, ¿por qué no te compras un jardín y lo barres?" Porque yo soy celosa, pero lo de él es enfermizo. Es más, quizá sea tan celosa como él, pero no voy a un detective a ver si averiguo algo. Digamos que pone en práctica la fantasía de un despechado en sus peores horas. "Hijo, que por ahí no es", piensas. 

Pues nada, otras catorce páginas de celos.

Hasta que ya le cuenta al marido que el amante era él.

Y piensas: "Mira, se acabó". Y te cae mal.

A ver, eráis amantes.. no haces más que enfadarte con ella porque erais amantes. Y no contento con tu enfado, dos años después de romper, le dices a su esposo: "¿Sabes? Te la pegaba conmigo y seguramente con quince más". Sí, señor. Qué elegancia.

El esposo, claro, es de esos tipos que con tener algo al lado "habitual" se da por satisfecho. No se aman, no la quiere como un amante, no se tocan... pero es su esposo.

Y piensas: genial.

¿Cómo reacciona él? Llora.

Pero antes de eso, quema el informe sin leerlo. Y el propio escritor se da cuenta de que es un gesto de nobleza. Porque al marido le da lo mismo que Sarah tuviera amantes.

No se podría disculpar al personaje principal de no ser por la escena en la que se ven por última vez. Hay un bombardeo, a él lo aplasta una puerta, cuando regresa junto a Sarah la encuentra temblando y siente que por su cara, que yo sobreviviera era una decepción. 

Y no vuelve a verla más.

Y entonces entiendes que él no sea capaz de cerrar esa aventura. Es normal, si tras una noche en la que casi mueres, crees que ella deseaba tu muerte y después, desaparece.

Sarah, querida, las cosas no se acaban así.

Eso disculpa al principal. 

Así que ves que una chica fresca, tenía muchos amantes y a este lo dejó y este se muere de celos y Sarah es como un ser etéreo que nadie entiende y cuando más o menos crees tenerlo todo hilado, el escritor siguiendo el rastro llega hasta la casa de un personaje no creyente que da sermones sobre que no existe nada Divino.

"¿¿¿¿¿¿?????"

-¿Y este qué pinta aquí?

Ahora de repente, la novela va de religión.

??????????

Personaje que, por cierto, también ama a Sarah.

Tras unas cuantas páginas más (hago esto para evitaros el sufrimiento) llega al personaje principal el Diario de Sarah.

Si no queréis lanzar la novela por el balcón mejor dejarla en este punto.

Cada uno de los estúpidos pasos de él sintiéndose un desdichado son entradas en el diario de ella amándole mucho.

Pero mucho.

Y la clave de todo es el día del bombardeo. Efectivamente, Sarah no le ayuda porque cree que él ha muerto. Y no se le ocurre nada mejor (jajajajaj) y no es que yo no la entienda, que la entiendo, ... no se le ocurre nada mejor que prometerle a Dios que si él vive, ella renuncia a él.

Porque lo creía muerto. Así que cuando lo ve en pie su cara era, sí, claro, de sorpresa, más que decepción, porque se da cuenta de que tiene que cumplir la promesa.

Pero vamos a ver.. "alma cántaro"....

Dos años.

Dos años intentando romper la promesa y a la buena mujer le pasan casualidades que le impiden hacerlo. Dos años metiendo a Dios en la ecuación... DOS AÑOS.

¿Por qué me compro este tipo de libros?

Ella le ama, él la ama. Y son idiotas.

Pero no lo son.

De ahí que se arrimara a un "gurú" que le dice que Dios no existe y cada vez que intenta romper la promesa, ... le pasan cosas .... normales.... y catastróficas. Como que al decirle el escritor a su esposo "el amante era yo", pues ella iba a dejarle ese día (dos años sin verlo) pero el otro llegó a casa llorando y rogándole no me dejes. Y vuelta a empezar.

Llega un punto en el que empiezas a pensar que la Casualidad es Dios y ... no sé, ¿por qué me llega a mí esta novela?

¿Es una tortura, o algo?

Y cuando él se da cuenta (robaron el diario y se lo entregaron) le dice que la ama, y ella lo ama a él y... como no, otros ocho días sin noticias y el marido le llama y le dice:

-Oye, Sarah ha muerto, no quiero estar solo, vente a mi piso.

Genial.

Sencillamente genial. Vamos a hacer una fiesta los tres. El marido al que no amaba, el amante al que amó con toda su alma y ... la lectora que devora la historia pensando que no sé de qué va "El tercer hombre" pero yo no pienso leerlo.

Señor Greene, ¿por qué me hace esto? Todas y cada una de las entradas de ese diario... después de envenenarme con los celos de él. Que vaya ciento ochenta páginas de unilateralidad... y luego ella lo ama.

En fin, que me quedan unas treinta páginas.

Espero que en ellas haya una máquina del tiempo. Retrocede al pasado, confiesan al marido la verdad, se mudan a una isla y me evitan semejantes dos años de sufrimiento. Ella intentando ser buena esposa, él intentando comprender el abandono.

Bah.

¿Que si me gusta? El libro es una obra de arte. La voz del narrador es una obra de arte. A pesar de que tengas ganas de mandarlo a barrer una playa, lo que también es una obra de arte.

Pero yo quiero un final feliz.

Fin. 

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