-Tenéis que hablarme un poco de vuestro pasado -dijo el máster.

-??? -miré al máster, dudando y añadí:-, ¿me lo invento?

-Sí, ..., sí. Cuanto más trasfondo le des a tu personaje, más probabilidad hay de que acepte cosas que puedan ocurrir en la historia. Por ejemplo: "odio a los cretenses porque de pequeño me metí en una pelea con ellos y así aprendí a lanzar piedras con gran puntería..." Si le das buen trasfondo al personaje, pues más fácil será. Así que, ¡hala!

(Yo, mirando a mi yo interior: "Dame un trasfondo o un pasado... o algo")

((((mar azul)))

-Ehm... ¿Atenas tiene puerto?

-Claro, Nelly, el de Pireo.

Consulto de nuevo a mi yo interior y añado:

-Pues... no sé, mis padres eran pescadores.

Porque estoy viendo un mar turquesa, amplio horizonte y casitas blancas y un trabajo sencillo y una vida alegre...

-¿Y ya está?

-Pues... sí. ¿Soy buena haciendo redes? -me miro las manos-, soy buena manipulando cosas.

-Vale -añade el máster-, y un día tuviste un sueño con la diosa Artemisa y por eso acabaste en el templo. Los sueños aquí son formas de comunicarse con los dioses, ¿vale?

-Ajá -contesto, sin interés.

(Separemos mi yo real de una partida de rol. Pienso, "lo ha dicho por casualidad").

-Llegaste al templo y allí conociste a un hombre que te enseñó...

-¿¿¿Porque sabía Dharma????

Ataque de risa. El máster me mira con interés, recojo su frase y sigo:

-¡Conocí un hombre rubio de pelo rizado y ojos claros que me enseñó Dharma!

El máster suspira

-Tu gurú... -añade-, conociste a tu gurú y él te encauzó

("Yo no necesito que me encaucen" pienso. Esa palabra está mal usada)

-... encauzó y te enseñó todo lo que sabes del arco, de la espiritualidad, de la Verdad, de la diosa y tú eres una elegida. Te quedaste en el templo...

blablablablablalblabla

-¿Por qué inicia la historia? -pregunto.

-Antes de saber por qué vais a los ritos funerarios del hijo de Aristarco, el general, tenéis que crear la ficha de personaje. Tirad los dados. Debéis saber que hasta el 11, es puntuación humana. Por encima del 11 y hasta el 15 es que sois buenos en algo. Si sacáis un 16 y hasta un 20 es que os ha tocado un ser divino en el hombro. El dice: "si sacáis un dieciséis es una tirada de dioses".

(la casualidad)

-Entiendo, entiendo.

(Y le digo a mi yo interior: "Lúcete, ¿no? Porque aquí hay magia, ¿no?") Mi yo interior, contesta:

(vas a sacar número bajísimos)

Y es así toda la puñetera partida. 9... 8... 11. Si fuera un poco más humana, sería la señorita Nélida Sin Nada Extraordinario.

Acelerando al master y metiendo prisa, resulto ser una servidora de Artemisa de lo más novel, que vive en Atenas, sigue un gurú, tiene un 14 en destreza, un 11 en inteligencia, un 13 en carisma (guapa) y poco más que sea relevante.

-¡Al grano, al grano! ¿Por qué estoy en la aventura?

Mi compañera es una maga cuya historia no revelaré (hija de druida, vendida de niña a familia rica romana, ... acaba siendo adoptada por la familia pues su madre se casa con el viudo que la compra), con mucho dinero.

El máster nos explica:

-Lisístrata, madre de Lisímaco...

-¡Juas! -interrumpo-, ¿¿¿Lisístrata???? ¡jajajajajaj!

-Sí -responde el máster-, Lisístrata... ¿algún problema?

-Bueno, yo...  (consulto mi librería interna. Sólo sé que el nombre se asocia a una obra de teatro, una excursión y una historia romana sobre mujeres que se negaron a tener relaciones hasta que acabara cierta guerra). 

Como no soy capaz de ubicar nada con claridad, respondo:

-Sigue, sigue...

El máster nos explica que Esmirna y Samos con los lugares realmente poderosos de la época porque por entonces Roma era un pueblucho. Además, amenazado. Así que Lisístrata solicita que para honrar a su hijo vengan sacerdotes de todos lados, incluso, persas. De ahí que mi gurú me mande a Samos. En cuanto a la maga, su familia es rica y va al entierro por mera diplomacia.

Al llegar a Samos, tanto la maga como yo tenemos el mismo sueño. Seguimos un hilo dorado que se entrelazaba con otros dos y que conducía a un callejón, donde se nos apareció una especie de Lisímaco zombie que nos dio un susto de muerte (el máster interpretaba, como el actor) y nos reímos mucho. Un seguidor de Némesis nos pide ayuda y nos despertamos.

Así que vamos, por lógica, al Templo de Némesis. Allí conocimos al sacerdote, con muy malas pintas. Después, optamos por ir a donde el cuerpo de Lisímaco estaba expuesto.

Mi amiga maga usa unas hierbas para que un sacerdote nos diga la verdad sobre la muerte de Lisímaco. Contesta: "Le encontró el físico con síntomas de envenenamiento".

-Vale, ¿hablamos con el físico? -pregunto.

El máster me mira con sorpresa. Se rasca la barba. Se ríe.

-Hombre, si vais a ver al físico... caray, ¿de quién ha sido la idea? Es que avanzáis mucho en la historia.

(No soy yo, pienso, es mi manía de seguir series de Sherlock Holmes)

-¡Vale, vais a ver al físico!

Debéis saber dos cosas, antes de seguir. Yo hablo con los animales. Tiene gracia, porque en la Universidad mi amiga B. eligió poderes para una historia inventada, (éramos 4 chicas) y me dijo: "Y tú hablas con los animales". ¿¿Tengo pinta de andar por ahí comunicándome con seres de distinta naturaleza??? Porque separados en el tiempo, dos "másters" eligen lo mismo. 

-Cuando hablas con un animal consumes mucha energía -dijo el máster-, salvo con uno que te acompaña y con el que puedes hablar sin gastar tanto. Elige, ¿qué te acompaña?

(Mi yo interior no me ayudó. Le pregunté y silencio absoluto)

-A ver... ¿una garduña?... ¿un gato? ¿un perro?... ¿¿qué????? -dije en voz alta.

Sin saber qué contestar, al final contesté:

-Un halcón.

-Vale.

El máster añadió que no llevo armas y no llevo armaduras, porque me son muy incómodas. 

"Genial, voy por la vida armada con un halcón y una sonrisa... esto va a acabar muy mal".

-Si pides ayuda a Artemisa (la fe) te da más poder y te doy puntos especiales.

-O sea.. que rezo -señalo.

-Sí.

-Me paso la vida rezando.

-Así es.

-Estupendo.

Resoplo. 

Vamos a ver al físico. Nos recibe y le engatusamos para que nos invite a cenar (hemos parado en una tienda para ponernos bonitas según la moda de Semos). Es un hombre mayor, viudo, muy elegante. Mientras mi amiga lo emborracha yo hablo con un ratón de la casa.

-¿El médico es honesto?

-¿Cómo? -contesta el máster ratón.

-Me refiero a que... bueno, si le has visto manipulando veneno, o algo.

-No, no... es un buen hombre, es amable, sana a la gente. Aunque... sí le he visto aceptando dinero para decir que había unos síntomas en enfermos y luego resulta que eran otros síntomas. Sí le he visto aceptando dinero de gente poderosa.

Doy un golpe en la mesa.

-¡Pero C! -miro al máster, miro a la maga-, ¡el médico es malo!

Y aquí viene lo más extraño de la partida, no por la partida, por cómo me sentí. El máster me mira:

-No es malo. No es un hombre malo... le gusta mucho el dinero.

Nos había dicho que era elegante, que todo estaba limpio. No ser ético con el dinero no lo convertía en malo. Sentí como si tuviera delante al médico, solitario, pulcro, bueno,... pero con un problema con el dinero.

-Ah,... -respondí.

(corazón bueno + acepto sobornos) creo una nueva categoría en mi mente.

Cuando el médico estaba ya muy, muy borracho, le pregunté:

-¿Quién cree que ha matado a Lisímaco?

-¡Nelly! -protestó la maga, como diciendo que no fuera tan directa.

El médico se tambalea y grita:

-¡La arpía de Melpómene!

(¿Dónde he oído yo ese nombre? pienso... ah, cielos, si es una de mis novelas. Este máster qué pícaro es)

-¡O el maldito XXXX!

No recuerdo el nombre, era un esclavo persa. O, más bien, un rehén, ya que procedía de una familia noble y su liberación era parte de una negociación política. 

Nos habló de los dos. Elegí ver a Melpómene.

(ya se acaba la historia, tranquilos)

-¿Dónde vive Melpómene?

-En el barrio extranjero.

Mientras mi halcón sobrevuela la zona, localizamos la casa de Melpómene que es ceramista (o comerciante) y nos aventuramos a hablar con ella. En plena conversación al máster se le olvida una cosa que demuestra que es la asesina. Se retracta en la frase pero es tarde. Luego se rio mucho con el tema.

-¡Me acabo de descubrir!

Yo no lo noté. La maga sí. Os lo explico porque equivale a un fallo muy grande si pretendes ser un buen detective. Nos dijo algo sobre la forma de morir de Lisímaco, su amante.

Yo solo pensaba en el móvil. 

Tras descubrirse ordena que nos maten y dos soldados enormes nos atrapan. Dado que nuestros personajes tienen 18 y 19 años, más o menos, llevamos las de perder.

-¿Hay algún animal en la casa? -pregunto.

El máster sopesa la idea.

-¿Un perro, un gato, un alacrán?

-Hay un gato -dice el máster.

-¡¡¡Vale!!!! ¡¡¡Pues hablo con el gato!!!! ¡¡¡Y le ordeno que ataque a Melpómene!!!

-¿Quieres decirle a un gato que ataque a su dueña? -pregunta el máster.

-Sí.

-No puedes, Nelly, ... es su dueña. Va en contra de su naturaleza. 

Pregunto una cosa a mi yo interior: (¿Si eres capaz de conectar pero de verdad con la naturaleza misma de otro ser, ¿podría hacer algo? ¿comunicarme con ese otro ser y que me escuche?) Mi yo interior señala que Sí.

-Dijiste que podía dar órdenes a los animales. 

-Sí. Pero vas a necesitar... una tirada de dioses para que te deje hacerlo. ¡Mínimo un 16!

El dado es de 20 y llevo toooda la partida sacando números que dan pena. Siete, ocho, cuatro...

De pronto, mientras zarandeo la mano para lanzarlo, pido ayuda a Coso.

(¡OH, VENGA!¡Si puedes hacer algo es ahora cuando...! ¡Por favor!)

Se lo pido desde el fondo del ombligo. Se lo pido como cuando juego con él. Se lo pido con cada átomo. Lanzo el dado.

Dieciocho.

"Por encima de dieciséis es una tirada de dioses"

-¡¡TOMA YA!! -doy un salto-, ¡Y el gato se lanza contra Melpómene con furia! ¡Ataca, a por ella! ¡Ataca, felino!

-¡Jajajajaaj!

-¡Jajajajajaja!

Mis amigos se ríen mientras visualizo la escena de caos. Uno de los guaridas corre a socorrerla. Por azar, es el que me tiene presa a mí, así que corro a socorrer a la maga. Pero máster no nos deja.

-En una pelea él se defiende.

-¡Llamo a mi halcón! -digo.

-Vale, tarda cinco minutos.

-¿¿¿Un halcón peregrino??? ¿¿¿Trescientos veintiocho kilómetros segundo en...?? ¿Qué??? ¡Es el ave más rápida del mundo!

-Sí, pero esta sobrevolando el barrio...

-¿Cuál? ¿El de Barcelona? ¿Está en Tordesillas? 

La maga se ríe.

-¿¿¿¿¿Cómo puñetas va a tardar cinco minutos en llegar??????

-Vale, Nelly, tocas la cuerda del universo que llama a tu halcón

(esa frase se me quedó un poco grabada. ¿Cuerda? Yo no voy por ahí tocando cuerdas... creo)

-..halcón y tarda cinco minutos en llegar. 

-Si lo sé me compro un Emú -la maga se ríe más-, o un hipopótamo.

-No seas así, Nelly. -dice el máster.

-¿Que no sea así? ¡Pero si tengo un halcón - AVUTARDA! de compañero.

Esta vez el máster también se ríe, y la maga. 

En palabras del máster, no logramos liberar a la maga porque el soldado se gira y me da una patada que me deja herida. Visualizo mi personaje volando para estrellarse contra la pared a causa de un golpe muy fuerte. No es justo. Miro al máster. Y me doy cuenta de que este ingeniero de profesión tiene en mente una sucesión correcta de acontecimientos. Rápidamente, ordeno a mi yo interior:

(¡Manipúlalo!)

Es decir: dime la sucesión correcta que cree que es, la que tiene en mente, a ver si puedo moverla.

Va mi yo interior y contesta esto:

(No.)

¡¿Cómo?!

(Perdona, ¿qué? ¡Vamos! ¡Para qué me sirve tenerte!)

Miro al máster. Y como cuando estoy con el compañero... no puedo verlo por dentro.

¡¡Pero serás!!!

¡¡Que perdemos!!!

Tras tres horas de discusión logramos atrapar a Melpómene pero no sin antes recibir la ayuda de... un ser rarísimo que aparece de la nada y resulta ser Asdrúbal el Pirata (no sé, era el personaje del máster) y que irrumpe en la lucha y nos salva.

Puede que no me enterase bien de esa parte de la historia.

Obligamos a Melpómene a contarnos la verdad: que Aristarco había destruido su pueblo y ella juró vengarse. Fue vendida como esclava, llegó a Semos (ya liberada, porque la rescató un comerciante), allí se enteró de que el general había muerto así que se vengó con su hijo. Primero se convirtió en su amante y luego lo envenenó.

Consigue escapar, por cierto, gracias a que rompe las cuerdas con la que la atamos...

-¿Te gusta la ambientación?

La pregunta me sacó de mis pensamientos.

-¿Qué? -miré al máster.

-Si te gusta, puedes quedártela. Puedes hacer tú la siguiente historia.

-¿¿Yo?? ¿De máster? ¡Pero si no sé interpretar!

-Oh, es fácil.

Soy muy tímida para eso.

Repasamos los momentos más divertidos de la partida, echamos dos más a un juego que me gusta porque es colaborativo y se llama Misión Imposible. Mis amigos lo querían hacer competitivo. Al final, accedí. Me llaman aburrida porque me da miedo el conflicto.

Vino un amigo más y volvimos todos a casa. Paramos en una terraza maravillosa y escondida que tengo cerca de mi manzana. Nos invitaron a cenar con las tapas (increíble). Llevaba 18.000 pasos y no estaba cansada. Me había puesto morena a la sombra (increíble). Soy muy blanca y me quemo enseguida.

Esa noche, leí casi dos horas. Acabé El amante de lady Chatterley.

Abandoné la televisión por empezar el libro: