Hadas y lavanda.

 


Hace unas semanas paseaba por el super-mercado cuando me topé con una planta de lavanda moribunda. 

Rápidamente mi "yo interior" se fijó en ella. Y sin palabras vino a decir: Necesita ayuda. Se muere. ¿Por qué no te la llevas a casa y la cuidas? Tú sabes cuidarla...

A esta fugaz certeza veloz y emocional siguió lo que podríamos catalogar como una "monumental bronca" con mi propio cerebro. Mis pensamientos, eso sí, se expresan en palabras bien claras:

"NO... ni se te ocurra... ¡Pues porque no! ¡Porque ya te has llevado plantas moribundas del supermercado! ¡Como aquella del año pasado que revivió! ¡Otra vez no vamos a hacerlo!"

A lo que siguió algo sin palabras y una clara respuesta en pensamiento vehemente:

"No voy a llevarme la planta. Hay cientos de miles de plantas en el mundo muriéndose porque las grandes superficies las tratan como productos.. ¡¡¡no puedes salvarlas a todas!!!! ¡Es una compra impulsiva y no lo voy a hacer!".

Mi yo interior sugirió que sería una bonita ofrenda para Buda. Y yo pensé racionalmente que de ninguna manera y me fui.

Y eso fue todo.

Como mi "yo interior" no usa palabras... es más bien una lucha racional contra las emociones. Supongo. Muy claro no lo tengo. Es verdad que a veces sabe cosas que es imposible saber. 

El caso es que un par de días después, pues esto ocurrió en fin de semana, mi compañero me dijo algo (el del trabajo). Yo le contesté (muchas veces no me ve, y bien cierto es que no me ve, de verdad, de corazón), y algo le estaba contestando yo, en plan: "¡Bah, no tienes ni idea de mí!" y entonces va y me pone una planta de Lavanda. 

Imaginad mi cara.

Alcé las cejas mirando el programa Teams a través del cuál nos escribimos. Porque, ¿sabéis? yo me comunico mucho mejor por escrito que en persona, algunas veces. 

Así que viendo aquel ramillete morado me entró la risa, desde el fondo del corazón.

-¡Jajajajaj! ¡Tramposo!

"¡¡Trampa, hace trampa!!"

No estábamos hablando de flores. Yo le dije que no tenía ni idea de mí y de mi mente y él contesto con una planta de lavanda.

Me puse rojísima.

Diréis lo que digo yo: "casualidad".

No creo que haya detectives siguiéndome cuando voy al supermercado. Y, aunque los hubiera, externamente no habría diferencia entre los instantes en que me detuve a mirar tipos de arroz y los que pasé observando la planta de lavanda. Sólo yo sé de la tormenta interior que desató esto último. Y que se prolongó incluso cuando estaba en casa (felicitándome por haber sido racional y no haberla comprado...) 

Hoy dijo algo también que no tenía relación con la conversación. Dijo algo sobre un hada,... y magia y también volvió a poner la imagen del ramillete de lavanda... 

Y yo fui al supermercado, tras varios recados en diferentes tiendas, y encontré una planta de lavanda. La compré, un poco enfadada. La transplanté. La puse de ofrenda en la mesita que tengo con varios Budhas. Me dije a mi misma: "Vale, sí, antes te has enfadado porque no sabías si te habían cobrado bien el lavavajillas Fairy... y eso es hada en inglés. Pero a ver si esto va de que él dice una palabra y tú te fijas en ella y la acabas asociando. ¡Es casualidad! ¡Es una coincidencia muy pequeña con la palabra hada como para darle importancia! ¡Vamos! ¡Sé lógica! ¡Ya te has comprado la lavanda! ¡Ni hay magia, ni más hadas!"

Me dije, antes de parar la serie House de un canal de pago y poner el televisor. 

"Eso de las hadas ha sido algo que ha dicho al azar y que nada tiene que ver conmigo"

¿Sabéis qué estaban echando?

El Laberinto del Fauno.

Se llenó la pantalla de hadas.

¡Jajajajaj!

¡Está bien! ¡ME RINDO!

Hadas por aquí, hadas por allá.

No es culpa de mi compañero de trabajo, es el Universo... que se mete conmigo ¡y juega al escondite!

Fin. 

(posdata: digo "fin" pero no es un cuento. ¡Es mi vida!) 


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