Visita al observatorio nacional.

 Antes de leer esta entrada te ruego encarecidamente que leas la anterior, donde se habla de Urano. 

Y ahora mirad lo que me ha pasado:

Un amigo y colega periodista y yo sacamos entradas para el Observatorio Nacional. Mirando el edificio en Google, le digo: 

-¿Y esto dónde está?

-En el Retiro.

El Parque del Retiro es como el cine, siempre es una buena idea.

Al llegar descubrí que el edificio no está donde yo creía que estaba. Es un lugar del Retiro junto al cuál he pasado muchísimas veces. Nos abrieron la verja cerrada con candado, entramos, el joven que nos recibió nos dijo:

-Y ahora os dejo con Miguel, que es astrónomo y os va a guiar durante la visita.

Primero hablamos de las catástrofes navales más graves de la historia, el hundimiento de unos barcos con 2000 marineros en las costas de... (No recuerdo), en el siglo XVIII (1700...) y que tuvo más muertos que el Titanic.

Todo por no saber calcular bien el meridiano, nos dice el guía.

Entramos al edificio y lo primero que nos muestran es el péndulo de Foucault.

-Bien, esto contradice a todos los terraplanistas, ellos no lo conocen... -dice Miguel-, este péndulo es mucho más pequeño que el original, que medía 60 metros, pero sirve para...

¿Para qué sirve el péndulo de Foucault?

"A todas las cosas en nuestro Universo les gusta seguir las leyes naturales. Es decir, las leyes físicas. Bien, este péndulo estaría haciendo el movimiento en línea recta, pero vais a ver cómo con el paso del tiempo tira estos objetos, y esto ocurre porque la Tierra no está quieta, sino que se mueve... Aquí tarda unas 37 horas en tirarlos, pero si estuviera en el Polo Norte tardaría...."

Levanto la mano tras un rato de explicación. 

-Soy de letras -digo. 

La gente se ríe.

-No te excuses en eso -contesta el guía-, no hace falta que justifiques...

((Ya, ya... -pienso-, sí hace falta porque mi hermano me tuvo que mostrar el movimiento de la Luna y la Tierra con un plato y un vaso... Sí, hace falta, y en cuanto hable dos palabras lo va a ver))

Me río y continuo:

-Dices que ese péndulo... a ver... Dices que demuestra la rotación de la Tierra, ¿correcto?

-Sí.

-Vale, pero el péndulo .. está en la Tierra. ¿Cómo puede...? Es decir... ¿No giraría con el movimiento del suelo? ¡Está colgado en la Tierra!

El astrónomo sonríe y mira el suelo. Luego a mi:

-La fuerza que ejerces es ínfima.

(¿La qué?????)

-No entiendo. ¡El péndulo no cuelga de Júpiter! ... ¿o acaso hablas de que esa fuerza es... otra cosa? No entiendo....

-Es como si intentas abrir una puerta por la bisagra -me dice.

((Adiosssss...)) Ni entiendo el concepto, ni la imagen. ¡Nada! 

-Imagina que no usas el pomo... -me mira, mientras pienso que menuda cara perpleja debo de tener-. La fuerza sobre el péndulo es ínfima. Nunca podrías mover la puerta tirando de una bisagra.

((Nota mental: .... vale, sí, ya lo pensaré más tarde....))

Sigue la visita y habla de un tal Hershel. Por cómo habla de él, lo adora. Pienso en ese momento, en el que comenta la rotación de los planetas, si debería decirle que Urano rota del revés. Y entonces va y dice:

-Hershel descubrió Urano.

¡Jajajajajja!

-¡Jajajajajajjaja!

No puedo creerlo. Me da la risa. Leed la entrada anterior.

¿¿¿En serio??? Precisamente, ¿Urano?

Se pone a hablar de Hershel y de su telescopio, se pone a hablar de que era músico...él no quería ser astrónomo, de hecho... hacía música... Al final las cosas pasan cuando no quieres que pasen. Vas para matemático y escribes el libro juvenil más conocido del Mundo, después del Principito. Te encargan una obra y acaba siendo super-famosa, pese a que tu vida dos siglos atrás fue de pobreza. Quieres ser artista, te deniegan la entrada a la academia y acabas como dictador europeo. ¡No tiene ningún sentido! 

Le digo que rota del revés. El planeta. Tuerce el gesto.

-Eso no es correcto -me dice.

-De revés rota Venus -dice otro visitante.

Miro al guía:

-Parece que le han dado una patada... ¿nadie más lo ve?

-¡Ah!... Te refieres a "tumbado".

Cielos. Tiene razón. ((Nota mental, pienso: aprende a expresarte mejor, señorita escritora...))

-Sí, rota tumbado. Con el Polo mirando al Sol, por así decir.

Yo estaba entusiasmada. 

Entramos a la biblioteca. ¡Qué biblioteca! Nos enseña un aparato que mide la gravedad y un gravado con las oscilaciones en los últimos decimales.

Y yo pienso: "Espera, ¿la gravedad cambia?"

Ojo... la gravedad. La gravedad es una Ley física que no cambia. Acordaros de Newton: él dijo: "yo no sé por qué funciona, pero sé el cómo". El cómo es una fórmula matemática... ¿Eso no es una ley natural inquebrantable?

-A ver si alguno sabe decirme -dijo Miguel-, por qué oscila levemente la gravedad cada cuatro semanas... más o menos..

-La Luna.

Me miró, está vez un poco sorprendido:

-Eso es. La Luna.

((Así que la gravedad es un resultado entre fuerzas. No es un resultado inamovible, si cambian los decimales, entonces es un resultado entre fuerzas))

Pasamos a la réplica del telescopio de Hershel. 

-¿Sabéis cómo llamó a Urano cuando lo descubrió?

Ni idea.

-Jorge.

¡JAJAJAJAJJAJAJA! ¡Y que no es broma!

-Como el rey, claro. De eso iba la cosa, le estaba pagando y...

-¿¿¿El planeta Jorge???

(No puede ser)

-Sí... y así se llamó durante cuarenta años, hasta que un grupo de astrónomos no estuvo de acuerdo. Todos los planetas llevaban nombres como Venus, Marte, Júpiter... necesariamente había que seguir esta línea y no poner un nombre como "Jorge"...

Empieza a hablar de los satélites, (dijo dos nombres), de los gps, del cálculo de hora en el pasado, y del cálculo de hora actual y de los relojes atómicos, que según él... usan el átomo.

-Es mucho más preciso porque sabemos qué oscilaciones ocurren en un átomo y así medimos los segundos.

-¡Espera, espera....! Un momento. ¿Eso de los relojes atómicos... cómo funciona? -pregunto.

(No sé, pienso, ¿atómicos de pequeños? jajajajajaj...)

-Pues miden según la aparición o no de un electrón en un determinado lugar.

-¿De un electrón? ¿Te refieres a las partículas cuánticas cuya característica es oscilar en una nube de indeterminación?

Se oye un ligero murmullo entre los asistentes.

Uno de la visita comenta a mis espaldas: ¿Y tú no sabes nada de ciencia?

(Pienso: necesité un plato y un vaso para entender por qué no sale volando la Luna... soy una negada en la ciencia. Soy la más idiota de la sala...)

El guía me mira, esta vez, interesado.

-Podemos prever dónde van a estar los electrones. Estas reacciones son muy precisas. 

Ceño fruncido. Por mi parte, me refiero.

Los electrones oscilan. Ni siquiera están. Oscilan. Igual ni existen.

-Piensa que los electrones tienen casas. Y sabemos cuándo van estar en una casa y cuando en otra. Cuando suben y...

((Estoy alucinando, ¿los relojes atómicos miden según funcionan los átomos???????))

-Los electrones suben a la casa de arriba o a van a la casa de abajo, cuando lo hacen, producen una descarga y... eso lo detecta el reloj.

Alzo las cejas.

¿Podemos predecir la oscilación de un electrón?

Y eso lo miden unos satélites que navegan a miles de kilómetros sobre tu cabeza y mandan la señal a tu móvil. Y según la hora que sea en tu móvil el satélite te comenta las coordenadas exactas de tu geolocalización. Y entonces yo abro Google Maps y sé como llegar a una cafetería en la que no he estado en mi vida.

-No sabéis la cantidad de comodidades -dice el guía-, que damos por sentadas y en realidad son gracias al esfuerzo de muchos seres humanos anteriores a nosotros que estudiaron ciencias. El estudio de la física es el estudio de la naturaleza tal cual es... y no como a nosotros nos gustaría que fuera. 

El budismo y mi compañero de trabajo acuden a mi mente en ese momento.

Ojo a la frase: Estudiar el mundo tal cual es, no como nos gustaría que fuera.

Acabo de unir ciencia y budismo zen.

Si bien no sabría tampoco definir el budismo zen. El de estar donde estás, no donde te gustaría que estuvieras. 

Así que hay algo trascendental en el estudio de las leyes físicas.

Seguimos adelante, descubro que los primeros cartógrafos usaron una regla de cinco metros para medir un plano de catorce kilómetros. A pie. Una enorme regla de metal. Cuando acabaron hicieron un mapa de precisión (lo que había antes del móvil y del láser). Con láser lo midieron años más tarde. Se habían confundido en dos milímetros (madre mía, midieron a mano la distancia entre dos cerros...) Llevaban hasta un instrumento para medir la dilatación del metal y como podía afectar a la regla.

Todo eso lo pasó a mano un artesano a una plancha de piedra. Cuando veo la plancha con los desniveles, los planos, los puntitos, el río, la carretera... todo, me digo a mi misma que mi trabajo administrativo con novecientas celdas y correos no es nada en comparación con ese artesano. Me explico: siempre que veo algo muy laborioso pienso: "Esto es así porque no somos lo bastante listos como para hacerlo de otra manera". Y creo que yo trabajo sobre un excel de noventa mil celdas porque soy idiota, y no he aprendido (o no se puede) a catalogar mágicamente ochocientos e-mails. Siempre pienso eso.

Jamás había pensado que tengo mapas gracias a que cien tipos pasaron nueve meses midiendo catorce kilómetros con una regla de cinco metros y media tonelada de peso. ¿Me entendéis?

Y ahora me diréis: "¿Y las pirámides, Nelly? ¿Qué pensabas, que se hicieron en dos días?"  Cuando le comenté esto a mi amigo periodista me dijo: "Tú no sabes lo que hizo Ramón y Cajal, ¿verdad? Dibujar a mano neuronas y cortar y medir y volver a dibujar y a medir y..."

Yo creía que la ciencia eran atajos para ser más listos. O, al menos, eso deben ser las matemáticas.

Total, que acabada la visita vimos un sismógrafo. Nos explica lo que es, lo probamos y nos pregunta:

-¿Sabéis por qué está tan plano el gráfico a partir de esta hora?

-El metro -contesté.

Resulta sorprendente cómo soy incapaz de encajar lo de Fou... Fau... ¡Focault! y sin embargo a veces me anticipo tremendamente a la respuesta correcta.

-Eso es -me dijo el guía-, efectivamente. Es tan sutil que capta el metro y el tráfico. ¡Caray! ¡Te has dado cuenta! Cierra a la una y media, por eso el gráfico se aplana.

(Sigo sin entender cómo un péndulo colgante en la Tierra puede garantizar la explicación de su rotación).

Y, claro, no podía irme, sin:

-Perdona... ¿Gabriel?

¡Jajajajjaja!

-Miguel.

((Estupendo -pienso-, ¿¿le has puesto nombre de Arcangel porque investiga el cielo??????Qué torpe eres....))

-Miguel, perdona... Escribo libros juveniles y... de verdad, me vendría genial usarte como fuente. ¿Tienes algún correo?

-Claro, anota...

Y me lo dio.

Os podéis imaginar que lo voy a bombardear.

Veréis, ya en la visita le pregunté por los agujeros negros.

-A ver -le dije-, ¿por qué no se tragan la galaxia?

Me miró y dijo:

-Su gravedad... Imagínate un agujero negro con la gravedad del Sol.

-Ok.

-Mediría... 6 kilómetros -dijo, pensativo.

y YO: aaaaaaaaaaaaaaaaaaah. 

Uaho, se sabe lo que mediría. Y lo ha calculado como quién mide algo que conoce bien.

-Bien, ese agujero negro tiene delante un disco de materia y ese disco brilla, no sé si viste las fotos de...

-Nolan -contesto.

((¡Cielos, NO! ¡Qué Nolan, ni qué Nolan... ¿¿¿¿le vas a hablar a un astrónomo de CINE??????))

-Sí, me vale -dijo-, me refería a las fotos reales del agujero negro (XXXXXX) pero, de hecho, lo de la pelí de Nolan es muy realista.

((Pienso: sí, bueno, no sé... un algo aplastado y brillante no sé yo si eso es muy realista o qué es...)))

-El agujero negro absorbe todo lo que pasa cerca... como el Sol, si te acercas mucho. Solo que es más denso. Pero delante de él hay un anillo de materia y ....

Siguió hablando de los agujeros negros. Y le dije:

-Pero entonces... no es un agujero.

A ver...

-¿Por qué... no se llama Cuerpo Muy Denso? Y ya está. Cuerpo muy masivo y denso.

-Las leyes físicas dejan de funcionar en él.

Alzo las cejas.

Su lenguaje corporal cambia. Es como si dijera: hasta aquí llega el conocimiento humano.

Ese cambio y cómo con un ademán parece trazar la frontera de nuestro conocimiento me fascina.

-¿Qué?

Me mira, le miro.

-No sabemos lo que pasa ahí. Todo deja de funcionar.

(Pues hombre, muy difícil no será... -pienso-, toma el Sol pero en el tamaño de un grano de arroz. Ok, tiene tanta gravedad que atrae hasta la luz. Ok. Pues ya está, tienes un "objeto denso super masivo". ¿¿¿Puede alguien explicarme cómo es que los de Interestellar viajan con eso????)

Me quedo callada. Pienso. Si él ve los agujeros negros con tanto respeto igual yo debería no adelantarme en mis atrevidas conclusiones.

-¿Sale algo de un agujero negro? ¿Sale energía?

 -Sí.

Explica lo que expulsa pero no es del propio agujero, más bien es materia que le anda cerca y sale volando.

Sigo si entender por qué lo llaman agujero.

También me explicó cómo Hershel descubrió la luz infrarroja. 

-Que usas en tu mando a distancia.

Le hice explicarme cómo, claro, porque no podía quedarme con las ganas de saberlo. Y me dijo: "poniendo un prisma delante del un rayo de luz para buscar filtros adecuados para el telescopio, se dio cuenta de que cada luz del arco iris tenía una temperatura. Pasado el rojo el termómetro subía pero no se veía nada. Pensó que el termómetro estaba roto. Descubrió la luz infrarroja y pasó toda su vida pensando que se había equivocado y buscando formas de demostrar que era un error en el experimento".

¿Os dais cuenta de que descubrió algo poniendo un prisma delante de un rayo de sol y un termómetro?

No sé... es como si descubres algo increíble usando un clip y un rotulador. Empiezo a pensar que hay más de creatividad que de tener un coeficiente elevadísimo. 

Sé que diréis: "Nelly, ¿no te gustaban las ciencias en el colegio?".

No.

No, porque yo solo me acuerdo de aburridas fórmulas absurdas e inaplicables a la vida real, porque nadie me preguntaba un quebrado cuando yo iba a comprar chucherías. Nada tenía aplicación práctica, era todo un peñazo insufrible. Y quitando la vez aquella que sin saber la fórmula le pregunté a Coso por la respuesta de un examen y llené dos hojas de cálculos para hallarla, alarmando a mi profesor que tuvo a bien llamar a mis padres porque le preocupaba mi forma de pensar... Pues esa es toda mi relación con las matemáticas.

El problema estaba bien. La fórmula ocupaba dos líneas.

Yo había llenado dos hojas.

Un desastre.

Si queréis saber lo que le dije a Coso fue: "Socorro, socorro, resuélvelo, que jamás he dejado un examen en blanco". Por lo que partimos de una verdad para llegar al resultado. El resultado era correcto. Sólo que quizá partí de algo que nada tenía que ver... para llegar a él. Supongo que resolver un problema de matemáticas empezando por... algo incuestionable pero que nada tenía que ver con la fórmula (digamos que me inventé la fórmula, la deduje, la inventé) asustó a un profesor... y me hizo pensar que nunca jamás debía pedirle a Coso que resolviera problemas matemáticos.

Me había complicado una barbaridad.

Y ese fue el fin de las ciencias y las matemáticas. Nunca se me dieron bien. No soy capaz ni de hacer fórmulas sencillas en el trabajo. Os lo prometo.

Ahora, una cosa es no tener ni idea y otra cosa es que no te interese descubrir tu Mundo. Si fuera un mundo aburrido, vale, pero un mundo donde el espacio-tiempo se deforma... 

¡Saludos!



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