En el que os cuento un secreto de escritora.

 He estado hablando con el actor. Hacía tiempo que no hablábamos y le conté lo que me pasó en una presentación literaria y, como siempre, nos pasamos horas hablando del arte y de la profesión.

Pero en un momento dado (siempre me ayuda a ver las cosas con más amplitud), le dije:

-Es como los de La Caja Lista.

-¿A qué te refieres?

Y tras explicárselo, me dijo: "Eso es el arte. Eso no tiene que ver con la profesionalidad, son cosas diferentes". Y contesté: "Pues... es por lo que yo escribo". 

Os lo voy a explicar: 


Natasha Pulley es más joven que yo. Es una chica inglesa, que se sentó un buen día a empezar una novela hablando de un personaje que bautizó como Mori. Ella podría haberse dedicado a otra cosa. Podría ser banquera, contable... abogada. Podría dedicar su tiempo a jugar videojuegos. Pero, en vez de eso, decidió sentarse varias horas a escribir una historia...

Ese tiempo es su vida... y más allá de que le paguen regalías, o sea un super-ventas, el caso es que puso todo su esfuerzo y concentración en hacer algo. Como vosotros cuando hacéis algo. Ese algo puede variar: puedes plantar un jardín, puedes dar saltos por el salón, puedes ir a beber a un bar... Todos hacemos cosas. Ella decidió escribir.

Gracias a eso yo me enfrenté a una situación en la que los principios sobre el amor romántico se vieron quebrados por el propio amor romántico. Digamos que me vi, de repente, deseando que un personaje se quedara con alguien con quien no desearía que se quedara Thaniel. Pero no solo eso. El problema es que yo compré el libro esperando misterio. Asesinatos.

Así que fue como... raro.

Cuando acabé esa joya agradecí con toda mi alma que Natasha, a quien no conozco de nada, se dedicar a la escritura.

Es lo mismo que siento cuando escucho una banda sonora o veo algo que me entusiasma. Algo hecho por el hombre.

Y entonces escribo yo. Porque si ella ha hecho eso, si Zimmer se dedica a componer, Ivan Muelas a poner esa voz a Howl, Turner a pintar cielos de una manera tan asombrosa, ... o el director de La Caja Lista a escribir... no te queda otra. 

¿Habéis visto Shakespeare in Love? Esa película es divertidísima. Y todos esos actores decidieron dedicarse a aprender a hablar así y mucha gente dedicó mucho tiempo a la iluminación, el guion, el rodaje... el resultado da lo mismo. Tú no escribes porque te vayas a hacer rico, ya que esa dedicación requiere que lo que haces ya sea el resultado. El resultado no es vender, el resultado es escribir bien. Iluminar bien. Pintar bien. 

"Esa es la parte artística", me dijo el actor.

(*Edito: debéis saber que la conversación iba sobre mis dudas respecto a si era clasista por sentirme mal en entornos "no profesionales". Yo tengo ya varios libros con editoriales tradicionales y grandes o medianas, pero por algún motivo me siento muy mal cuando gente que no es profesional habla como si sí lo fuera. El debate iba sobre las diferencias entre "ser escritor" y "ser escritor profesional". Por no hablar de lo que yo llamo: "escritores de turismo", que eso da para otra entrada y yo estaba siendo muy crítica y él, que está por encima de mí, me ayudó a ampliar un poco mi visión. Él dice: "No es clasismo, es que la perspectiva de un profesional y un no profesional es diferente. Eva, tú eres profesional y puedes mantener conversaciones profesionales con Jacobo, sobre problemas con los plazos, las regalías, o cómo ha cambiado la novela juvenil. O las condiciones que te impone un editor. Tú podrías dedicarte a este sector... Pero has decidido no hacerlo. La profesionalidad para mí es vivir de ello. Porque esa es mi historia".)

(Por tanto, yo pensé: "Si para ser profesional los libros deberían ser mi única fuente de ingresos, yo no soy profesional. Al menos no, según su criterio que es -por cierto-, muy correcto. Y no soy profesional porque considero que es mejor compaginar. Ya que es un mundo difícil y no me considero capacitada para vivir solamente de la literatura)

Volviendo a La Caja Lista y la motivación... (que así acabamos el debate): 

A veces adivino las obras de La Caja Lista, especialmente las juveniles, porque construyo historias juveniles. Así que ahora me dedico a ir conduciendo al público por un lado o por otro, haciendo preguntas que oyen que hago. Es teatro interactivo.

Pero fue en la obra de Berlín Express, donde sentí gratitud hacia el escritor que además es director.

Alerta de Spoiler.

En dicha obra, lo primero que pensé fue: "Ese no es quien dice ser". Pero aún era torpe, así que me acerqué al personaje y le dije:

-Es usted un mentiroso.

Y me contestó:

-Y usted es una impertinente.

Me puse roja como un tomate y me marché rápidamente.

(Hay que aprender a jugar)

El actor me había respondido desde su personaje. Pero quizá hay que pedir permiso con la mirada y el lenguaje corporal, antes de entrar como Sherlock Holmes sin el menor tacto. Y es verdad, odio ese personaje literario porque precisamente, le dijo a Watson: "Hasta para alguien tan elemental como usted..." y yo lancé el libro contra una pared. No lo soporto.

Salvo cuando lo interpreta el de doctor Strange, con la voz de Ivan Muelas. Es curioso que no aguanto al personaje en libro... pero convertido en ser de carne y hueso, sí. 

Es la voz de Howl.

Soy muy sensible a las voces. Mi compañero de trabajo tiene una voz preciosa y la sabe modular. El actor tiene una voz preciosa y quizá más joven y menos grave que la de mi compañero, pero con un ribete más travieso y pícaro, (quizá la forma de hablar es más juvenil, como la del señor Muelas).

Bien, como os decía...

En la obra de Berlín Express hay pistas. Pero lo que hizo el director fue cambiar de género literario (que no literario, es guión de ficción) para resolver el misterio. Esto lo hace otro autor muy famoso (Houellebecq o algo así), que casualmente yo estaba leyendo.

Lo que me hace sentir gratitud de que ese director no se dedique a construir aviones o realizar informes bancarios es que dio la pista de lo que estaba ocurriendo durante la obra.

Y yo, simplemente, le desdeñé. La olvidé. 

La puso delante de todos. A la vista. Más que clara.

Y yo, que soy capaz de hilar y anticipar finales de películas de Hollywood en la escena número dos (¿La pelí de miedo del otro día? Le dije a mi yo interior: "El malo es el padre", a la pregunta de mi yo interior de "¿Por qué?" la respuesta fue: "¿Ves ese espejo? Cuando el actor pase delante... no se va a reflejar." El actor pasó delante de un espejo pequeño de un pasillo y efectivamente, no se captó su reflejo. En la escena final, cuando se desvela que es el asesino, ocurre casualmente con un espejo ocupando una parte de la habitación y esta vez sí se refleja = identidad revelada) Bien, como comprenderéis, ver un pasillo y saber que el malo no es la niña siniestra si no su padre supuestamente preocupado y protector... es un poco raro.

(Disculpad, ha entrado una avispa en casa y me dan terror...)

Estupendo. 

¿Alguien no alérgico que venga a conversar con una avispa?

No quiero matarla... pero me resulta complicado salvar a un bicho al que soy alérgica.

Bueno, como decía... que yo me suelo anticipar y descubrir cosas de maneras muy absurdas. 

Pero la pista histórica de la resolución del móvil, no del asesino estaba a la vista de todos. De todos. Es como un cartel de algo que no encaja. 

Y no es que la viera y dudara.... es más que eso. Es que mis sentidos oyeron otra de las pistas y mis ojos vieron otra de las pistas y como no se contempla la idea de cambiar de género mi cerebro las desechó.

Fue una lección magistral.

Es como si te dicen: "Eva, este recuadro de aquí es comedia". Y en realidad no es comedia. Pero como predispones el cerebro pues ni se te ocurre pensar algo totalmente fuera del género en el que estás.

Cada vez que pienso en el escritor discurriendo este final, me alegro sinceramente de que se haya dedicado a montar los espectáculos de La Caja Lista.

Y, de nuevo... me siento yo en la obligación de esforzarme por hacer algo bueno.

Cada cuál tiene, por supuesto, su nivel. Yo no estoy hablando de pintar la capilla Sixtina. Os digo que si él hace tan buenas obras de teatro, yo debo hacer buenas obras juveniles. Pero si me dedicara a plantar tulipanes os digo que si él hace tan buenas obras de teatro yo debo esforzarme en plantar los tulipanes de la mejor manera posible. No sé si me estoy explicando...

Yo lo llamo "gratitud". Y cuando me preguntan qué me inspira, es eso y es la gente. Por eso si me encierro o me digo a mi misma: "No salgas y dedícate a escribir" os juro que me entra una crisis escritoril enorme. Es como si mi yo interior se negara en redondo. Porque sin vida, sin contacto, no hay escritura.

Yo necesito rodearme del actor (de mi actor), de cine, de conocidos, de gente muy diversa y que sepa más que yo. Necesito ver cómo cambian de color los ojos de mi compañero, o sus frases, o escuchar su voz. Necesito cosas buenas. Ver películas de Nolan. Ver un museo. Y hablar con gente que sepa más. Eso me inspira. Me inspira muchísimo.

¿Qué me contra-inspira? Los derrotistas que no consiguen alcanzar los canales de publicación/exposición de sus obras pero que lo atribuyen no a la calidad de lo que hacen sino a que el mundo es injusto y no se puede publicar o llegar al público. 

Eso me hunde.

Y ahora, si me disculpáis, voy a ver sin consigo explicarle a la avispa cómo salir sana y salva de esta casa.

:) 

¡Voy a acabar con un picotazo! 



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