Ayer a las 00:01 horas exactas decidí irme a dormir. Y, llegando a mi cuarto, me dije a mi misma:

"Ya son las doce... hoy no has meditado" (tengo una especie de hábito de meditar treinta minutos diarios. A renglón seguido a este pensamiento, me contesté a mi misma:) "Bueno, no pasa nada. ¡Si un día no meditas no es grave! Hasta las dietas tienen un día de descanso"

Encendí la luz.

Sonó plinc.

La luz hizo una cosa rara.

Me quedé a oscuras.

¡JAJAJAJAJJAJAJA!

"No pasa nada si un día no meditas" ----> se va la luz.

La bombilla se ha fundido.

Y esto ocurre toooodo el rato. Se llama casualidad porque realmente la bombilla tiene motivos lógicos para fundirse. Después de trece años...  Durante mi conversación con el compañero de trabajo he visto esa casualidad múltiples veces. Consiste en cómo ocurren las cosas. Por ejemplo, yo me paso un día hablando con el compañero sobre el color verde y Davidel manda un whasap completamente aleatorio donde indica algo sobre el punto verde de una imagen.

No le contesté porque pasa todo el rato. Y él me dijo tres horas después: "Lo siento, el whasap era muy  malo y no te he hecho reír". En realidad no le contesté porque es como lo del 5 de oros. Una vez estaba sentada en mi coche, pensando, "¿Qué diría el Dalai Lama?" y se ilumina el móvil con la noticia: El Dalai Lama dice...

¿¿?? ¿Me han llegado más noticias del Dalai Lama en tres años...? NO. ¿Se ilumina el móvil para mostrar cosas en la pantalla cuando está descansando en un asiento a tu lado y ni lo tocas? Tampoco.

Bueno, el caso es que ocurre todo el tiempo. 

Antes de dormir ensayo un poco con el teclado, una canción de internet y otra que ni idea. La otra la hago de memoria. Y consigo sacar la melodía. Pero vamos, tiene poco mérito porque es de esas canciones que te deben enseñar en el colegio o algo así....

Me voy a la cama y sueño con la Escuela Budista de Elba.

Y allí estaba su maestra, o más bien, la que yo también escuchaba. No me gusta llamarla Maestra. Suena fatal. ¿Qué tal "persona que sabe"? Eso es mucho más adecuado. 

En el sueño yo me acercaba a hablar con ella y no lo recuerdo todo pero le decía:

-¡¡¡Sé hacer esto!!! Sé hacer esto.

Y volaba. Un poco. Lo justo para que lo viera.

Y, ¿sabéis? No parecía impresionada.

-¡Ajá!

-¡¡Y también sé hacer esto!! -le dije-. ¡Mira! Hablo con los animales.

Y me acerqué a la ventana, levanté la persiana y justo cruzaba una gaviota.

-¡Mira, mira!

La gaviota primero pasó indiferente (normal) pero si te fijas un poco en ella, ella se fija en ti. Así que volvió y nos miró.

-¿Lo ves? -le dije.

Estaba orgullosísima de mis logros. 

-¿Y qué más? -me preguntó.

¿¿Y qué más?? ¿¿¿Cuántos humanos que vuelan puede conocer???

Pero pero... pero si hablo con los animales, ¡jajajajaj! 

Pero si puedo volar.... 

La verdad es que el sueño era muy alegre. Había mucha luz. De hecho, qué curioso, levanté la persiana. Y aún así en el aula antes... había mucha luz.

Nos pusimos a hablar. Y me preguntó:

-¿Para cuándo esperas esto?

-¡Para finales... para el 20, no, para el 21!

-Para los finales.

¿Qué?

-Para finales, no. Para los finales -me dijo.

Me desperté.

De fondo, durante todo el sueño, sonaba Interestellar. La melodía que había aprendido a tocar en el teclado.

¿Qué diferencia "para finales" de "para los finales"? 

los... ¿días?

los... ¿meses?

Bah, ya estamos. Será casualidad, ¡Jajajajaj! 

¿Os imagináis que escribo a Elba y me dice que esta guía budista de la comunidad allende el mar ha soñado con una gaviota?

¡JAJAJAJAJAJ! Ains, mejor voy a desayunar.