Estoy hablando con la cía del gas y tras unas cuantas gestiones, cuelgo, me enfurruño y pienso:

"Pues la solución va a ser no gastar nada. Ya verás, helada todo el invierno. ❄️🥶¡Que quieren subir pues se van a enterar!"

Y a esto que me viene a la mente el cuento de Instagram que colgué ayer, no el del blog.

(Érase una vez un judío llamado Simón que se propuso ser muy rico. Para ello, pasó treinta años viviendo miserablemente, ya que hasta gastar en lo cotidiano le parecía superfluo. Pasados esos treinta años consiguió su propósito. Entonces dejó su trabajo y fue a los mejores modistos de París y se compró un traje, fue a la peluquería, a la manicura, se mudo a la Costa Azul y fue a comer al mejor restaurante de Niza. Justo al salir del restaurante, un carro lo golpeó dejándole herido de muerte. Mirando al cielo, Simón dijo:

-Señor, señor, ¿por qué justo hoy me hieres de muerte?

Y para asombro de todos, una voz contestó desde las alturas:

-Francamente, Simón, no te había reconocido...)

Así que mientras me digo a mi misma: "No me da la gana de gastar... no pienso poner la calefacción", va y suena en mi cabeza (pero en el fondo, jajajajaj) este eco:

Francamente, Simón...

-¡Jajajaj!

Anterior a eso, y sin palabras, Coso me había preguntado que con qué efecto o con qué fin decidía pasar el invierno a 16 grados. A lo que yo, sin palabras, velozmente contesté con la idea (no formulada siquiera en palabras): "Pues para ahorrar mucho y tener mucho"

A lo que sí, con palabras surgió este eco:

-Francamente, Simón...

Y me dio la risa.

Vaaale.

Está bien, no jugaré a simular que mi casa es una cabaña en medio de una ventisca y el nórdico un refugio bajo el cuál esperar a tiempos mejores... ¡Pero me dan ganas!

🤔....

😒....

Vale. 

😉 Veré en qué cosas puedo ser más eficiente. ¡Jajajaj! Y no, no es porque pretenda irme a Niza dentro de treinta años, ¡jajajaja! ¡Jolín, Coso no entien jajajajajaj...!

¡Así no puedo aprender! 

Saludos.