Rutina diaria
El otro día fui a comprar a una tienda nueva (comercio de proximidad) en lugar de mi habitual súper-mercado, donde todo viene envasado en bandejitas de plástico (que está muy bien y es muy útil).
El negocio al que acudí vendía al por mayor (prácticamente) y por lotes. Como yo estoy acostumbrada a comprar "por bandejitas" y no "por kilos", aquello me desorientó un poco. Así que, en la cola, mientras los demás compradores tenían cara de fastidio yo ponía cara de resolver ecuaciones matemáticas complejas pues no tenía ni idea de cuánto ocupa un kilo en volumen.
Tras esta incursión en el mundo de: "Copia a las demás amas de casa" regresé a casa cargada con seis kilos a un precio tan módico que comprendí que alguien tenía razón cuando dijo: "Vas a volver con compra para seis meses". Y eso que elegí un lote pequeño.
Entonces llegó el segundo problema. Había decidido, ya es casualidad, hacer una gran olla de lentejas. De pronto me vi con una olla de lentejas, un montón de carne preparada al horno... y un pequeño congelador.
"¡Jajajajajaj!"
Menos mal que mi generación jugaba al tetris.
El problema es que, ante tantos alimentos buenos, tenía que no comprar otros. Por ejemplo, el pan. No me gusta el dulce, no bebo, el humo me da alergia, no como pasteles... pero el pan.... Esas tiendas con pan de nueces, pan de semillas, pan de pan...
"Una de dos, o comida o el pan".
Se acabó el pan.
Necesidades de espacio.
Y, por supuesto, pasé comiendo lentejas tres días... ¡Jajajajjaja!
Como resultado de semejante ejercicio de economía doméstica tuve que replanificar las comidas. Primero, la nevera necesita alimentos frescos... así que de ir a por fruta no me libra nadie. Segundo, no cabe un alfiler en el congelador así que no se puede comprar pan.
La última vez que dejé de comer pan perdí 3 kilos en una semana.
En tercer lugar y esto ya lo sospechaba yo desde el famoso día de efecto patatas pringels comer y tener energía está muy relacionado.
Os explico porqué: las patatas de esa marca, me encantan. Están buenísimas. Y me las compraba muy de vez en cuando, cuando tenía un día duro. Al principio no asociaba en absoluto estar tirada en el sofá con comer esas patatas. (Sofá es a patatas lo que malestar es a...) No son asociaciones fáciles. Hasta que un día sin estar desanimada me zampé (como los patos) un bote entero y no pude moverme durante tres horas. Era tan clara la evidencia, que no me quedó otro remedio que desterrar esas sabrosas patatas de mi dieta. No sé qué llevan, están buenísimas... pero me sientan mal.
Quizá si solo te comes dos, pues no pasa nada....
Con lo cuál, un hábito (que no rutina) es comer bien.
Rutina nº 1 - 30 minutos de ejercicio al día.
Esta me la he puesto de objetivo. Me da igual si es bicicleta, si es caminar, o hacer pilates y estiramientos en una colchoneta. Es sano y quiero hacerlo.
(anteriormente: días de bicicleta intensiva... semana sin hacer nada, días de tenis intensivo...etc)
Rutina nº 2 - 30 minutos de meditación al día.
No estoy descubriendo América... lo que os cuento ya lo sabéis. Si eliminas los ultraprocesados, comes comida de verdad, haces ejercicio suave de manera regular y encima meditas mínimo treinta minutos diarios....
¿Qué ocurrirá?
Pues no tengo la menor idea...¡Jajajaja! Dentro de tres meses, os lo cuento.
🤔😊
((Seguramente no pase nada, pero bueno, yo quiero hacerlo))
FELIZ FIN DE SEMANA
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