Dije nada de románticas.

 


Soy el señor Darcy.

Estoy enamorada de mi compañero. Ayer me di cuenta. Y sí, claro que siempre me lo decía a mi misma de broma, pero es que no es de broma. Me enfadé conmigo misma tanto volviendo a casa, que se me rompió el bolso. Arreglé el bolso y se rompió la cazadora. (Sí, empezaba a ser raro, estaba en una gasolinera y los objetos se rompían sin más). Después, lavé el coche como si quisiera arrancarle algo del corazón. Después volví a casa. 

En realidad en la gasolinera me peleaba mentalmente conmigo misma.

Ayer me di cuenta de la separación entre "el budismo" y "el compañero". Porque tengo una amiga que me manda libros, cursos, canciones... Lo que yo quiera. Si ella fuera un camino, sería blanco. Pero mi compañero vino a trabajar de un color indefinible que me encantó. Y mientras lo observaba, lo sentí como un amigo. Un amigo budista. Y no tiene nada que ver el budismo con aprender con él.

Y por la noche, cuando nos juntamos todos un rato a hablar, y al ver sus ojos que sonreían, me di cuenta de que deseaba que fuera muy muy muy feliz, y me pasa lo que con el actor. Lo que me pasaba con el actor. 

Las personas tienen un halo indefinible a su alrededor que tiene mucho que ver con sus experiencias pasadas. Es una especie de energía. Y puede ser algo subjetivo, no digo que no. No ser real.

Es la presencia.

Yo soy un poco torpe con estas cosas. Pero sé que a él le quiero mucho.

Pero muchísimo.

Desearía estar a su lado todo el tiempo y deseo que sea inmensamente feliz, toda su vida. 

Y eso, queridos internautas, es sentir amor.

Me enamoré del actor y me he enamorado de mi compañero. ¿Hace cuánto? Pues a saber... diez años. 

No me parece una buena motivación para ser budista, ¿no os parece?

El budismo me gusta, me gusta mucho. No es sólo por él. Pero es que... que él esté ahí es fundamental. Si no, lo estudiaría,  y pasaría a otra cosa. Igual que aprendí los nombres de 300 especies de aves de la península cuando tenía 7 años y andaba señalando siluetas y diciéndole a mis seres queridos: "¡Mira, es una golondrina porque tiene 14 plumas en la cola y no 16...!"

Y pasas de un tema a otro tema (y está bien), de la zoología al doblaje, de la publicidad a los seguros... de un tema a otro tema hasta que llegas a algo que no se puede desvelar. Porque él, mi compañero, es un gran misterio.

Y ahí te quedas. Porque no hay manera de desvelarlo. Y te enamoras. Como decía Darcy. "Te amo a pesar de mi mismo".

Claro que me puedo leer el Libro Tibetano de la Vida y la Muerte siete veces.

Pero, ¿eso es aprender?

Estoy muy enfadada. 

Tanto pensar y justificar cosas y al final es mi manera de enamorarme. ¿Y sabéis por qué lo sé? Por el actor. 

Voy a contaros una anécdota, y con esto termino. El actor era resolutivo y fuerte. En lo que yo fallo (indecisión/deseo) él no le suponía ningún problema. Cuando quería algo, iba a por ello, y tenía una mentalidad de empresario verdaderamente alucinante. Si no lo obtenía, no se enfadaba lo más mínimo. Cuando algo le molestaba y me lo contaba, me parecía una forma de disgustarse muy atractiva.

No me necesitaba. Cosa que yo agradezco porque muchos chicos, cuando tomas un café o te conocen, en sus ojos ves que piensan que la apariencia de lo que soy "les cuadra". Ni mi compañero de trabajo, ni el actor, son así. Nunca te sientes juzgada con ellos. Nunca. Jamás. 

Y no sé cómo lo hacen.

Me encantaba escucharlo, horas. Él decía que yo escuchaba muy bien. 

(Eso me lo dicen más amigas)

Un día tenía que trabajar y yo me empeñé en ir a verlo y fui a su casa. Abrió la puerta en pijama.

Si llega a ir en traje de un millón de euros, no hubiera igualado su belleza. ¿Por qué? No lo sé. Era un actor despeinado, en pijama, y con el portátil abierto porque trabajaba en un libro (como yo cuando trabajo en mis libros), pero se me ha quedado grabado en la memoria de una manera tremenda. Como cuando mi compañero sacó a bailar a otra compañera y automáticamente vi su vida desde la niñez hasta ese instante. Y aluciné.

Como cuando se sentó a meditar delante nuestro.

A mí esas cosas me fascinan.

Me fascinan tonterías.

Estoy enfadada.

Y es duro estar enfadada con una misma. Porque todo esto es enamoramiento. Me enamoro de cosas extrañas. De camisetas de color indefinible, de la forma de moverse cuando está inquieto, de su voz. De ojos que cambian de color y del vocabulario.

En lugar de enamorarme de coches caros, gente guapa y...  lo que sea que sea lo normal.

Es muy injusto.

:( Y encima si me enfado se rompen las cosas solas.

¡Jajajaj! 

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