En el que ayudo a otro conductor.

Hoy iba conduciendo por la 607, pero desde que salí de casa fui practicando la meditación de la que os hablé. La de desearle el bienestar a toooodos los seres. 

Ocurrió que, en lugar de ir estresada, iba muy tranquila. En realidad, decidí hacer la meditación fijándome en la gente con la que me cruzaba. Vi muchas cosas. Una señora iba discutiendo a gritos dentro de su coche, otro se equivocó y cruzó corriendo, pero no era necesario, yo no iba a arrancar. En lugar de estresarme o enfadarme, iba practicando la meditación.

Al llegar a la 607 me cambié al carril central.

Iba conduciendo por el central y delante de mí iba un coche azul. De repente, en el carril izquierdo veo dos vehículos parados. No hay arcén en el lado izquierdo, es mínimo. Así que los dos coches ocupaban el carril izquierdo por completo y estaban detenidos como si se hubieran chocado. Uno era un “chasis cabina” con remolque. El otro era un turismo. Habían puesto las luces de “emergencia”. Estaban en muy mal sitio. El carril izquierdo es el carril rápido. Los accidentes suelen ocurrir en el derecho. Estaba detenidos justo en el desnivel que hay bajo un radar. Es decir, si pasas ese radar a más de 100, te multan. Esto, ahora que lo pienso, es una ventaja

No estaban “fuera del carril”, sino en el carril. Como quien está parado en un semáforo.

Por el retrovisor izquierdo vi llegar un coche rojo. Acelerando. 

Y pensé… “Este te va a necesitar”.

Y os digo lo que pasó a continuación. Yo frené. Dejé mucha, mucha, mucha distancia con el coche azul que tenía delante de mí (íbamos con la distancia de seguridad normal). El coche rojo me sobrepasó, vio el obstáculo, dio un volantazo y se encontró con el coche azul, que ni se inmuto. Trato de cambiar de carril pero el azul no varió un ápice su trayectoria.

“No cabe”. Pobre coche rojo.

Se dirigía directo al choque frontal. Pero como yo lo había previsto, y había frenado (tanto como para meter cuarta), el coche rojo tuvo espacio. Se metió en el central. Y esquivó por los pelos el golpe (a 100 por hora y con esas distancias, por más que frenes te pones a 80)  Menudo susto. Le dejé espacio y miré mi velocidad, yo había reducido a 70.

La conclusión es la siguiente, iba en un estado mental perfecto para prever y ayudar a los demás.

Y eso me gusta.

Me gusta infinitamente.




2 comentarios:

Davidel dijo...

Esa es la actitud en carretera. Eso es conducir. Preveer lo que puede pasar es parte de la conducción.
El día 30 de diciembre casi no lo contamos. Nos dirigíamos en coche a ver a mi padre en pequeño pueblo con carreteras algo complicadas. De noche. A punto de cruzarme con otro coche en una curva cerrada, de pronto veo a otro coche que lo adelanta a toda prisa y se pone en frente mía. Pude echarme a un lado y el coche adelantado a otro. Paso por el medio por los pelos. Gracias al trabajo de los dos, nos salvamos de un salvaje. En la carretera estamos todos. Gracias por conducir así. Feliz jueves!!

Nelly dijo...

Gracias, David!! :D !!! Qué importante es tener esa responsabilidad en la carretera, tiene mucho valor. :) ¡Un abrazo fuerte! ¡Y gracias por llevarnos a todos en tu autobús!!! :)

Publicar un comentario

 

 

 

Creative Commons License
contador de visitas para blogger por paises