Walking on the milky way... -Cuento.


-¡¡Nos vamos de excursión!! -gritó Nelly entusiasmada en el Ayuntamiento.

-¿Dónde? -preguntó el cartero.

-¡Por el Sistema Solar!

El niño sonrió.

-¡Vamos!, ¡vamos!, vámonos ya!

-¿Seguro que quieres acompañarme?

-¡Síiiiiiiiiii!

-Sin embargo, no te creo capaz de aguantar mucho. La última vez te pusiste muy nerviosa.

-¡La última vez estaba soñando y me dijiste algo sobre "la gravedad" de cada planeta que atraía a un tipo distinto de seres! ¿Te acuerdas? ¡Casi me da algo al sentir la altura...!

El pequeño cartero sonrió más no dijo nada. Uno de sus dones era que no necesitaba vehículo para viajar. Se acercó a la Alcaldesa y en voz baja le dijo:

-Si te asustas regresamos.

La Casa Consistorial quedó muy lejos, un pequeño edificio de tejado rojo en la distancia, a medida que las nubes se acercaban y tras estas, el cielo. Subieron durante mucho tiempo, hasta que llegaron tan altos que la curvatura de la Tierra fue visible. 

-¡El sol es blanco! -dijo Nelly.

-¡Jajajajaj! Lo es.

-¡Es blanco, no es amarillo! ¡¡¡¡ES BLANCOOOO!!!!

La Alcaldesa estaba entusiasmada. Era una estrella blanca.

-Qué delgada parece la atmósfera. ¿Eso es todo lo que nos protege?

El niño asintió.

-¿Y por qué se ve el Sol amarillo en la Tierra?

-Por la atmósfera.

-Mira que ser blanco... 

Siguieron subiendo. Mucho. Nelly se asustó pero cerró los ojos para continuar el viaje porque si no lo hacía le pediría volver. Y no quería volver todavía. Quería saber dónde andaba el cartero cuando no estaba en la Tierra, visitándola.

-¿Dónde vamos ahora?

-Ya lo sabes. Pararemos en la Luna.

Y pararon. La superficie era gris. Yerma. Y el horizonte oscuro.

-Pero... si la tierra parece harina... ¡qué suave es! -Nelly se agachó a recoger un poco-, es como harina. No me esperaba que la Luna fuera así. ¡Y qué negro está todo alrededor! ¡La Tierra está lejísimos!

-No tanto.

-¡La Luna es muy pequeña! Y fría. ¡Ay qué fría y que gris! ¡No tiene árboles! ¡Está desangelada!

-No hay atmósfera.

-Ya -la alcaldesa miró a su alrededor.

Tras un silencio, Nelly añadió:

-Pero esto es un poco soso...

-No te metas con la Luna; hace posible la vida como tú la conoces. No tendríais estaciones sin ella.

-¿Qué tienen que ver las estaciones con la Luna? Serán las mareas, digo yo...

-Luego lo buscas en tu ordenador.

Tras mirar la lejana Tierra, le preguntó al cartero dónde podían ir a continuación. Nelly esperaba ver una Tierra mucho más grande. Estaba lejos. Era pequeña y de un precioso color azul.

-Tú dirás, es tu vecindario...

-¿Vemos Marte?

-Mientras no quieras ir a Venus ni a Mercurio...

-¿Por qué?

-No te iban a gustar.

-Bueno... ¡vamos a Marte! ¡Venga!

Dicho y hecho. Se posaron en Marte.

Nelly se quedó mirando el Sol. Un punto lejano. Muy lejano.

El suelo de Marte se parecía más al de la Tierra: había llanuras pedregosas, arena fina y arena menos fina. Pero el aire estaba "sucio". Y el cielo no era azul, sino de un color plomizo, como cuando hay polvo en suspensión en la atmósfera de la Tierra. 

-Madre mía, menudo desierto....

-Sí.

-¿Los polos tienen agua?

-Sí. Pero solo uno.

-Y... bueno... antes era... ¿distinto?

-Hace muchos milenios.

-Qué pena no haberlo visto...

-No había humanos entonces...

-¿Por qué se secó?

El cartero se quedó callado.

-¡Oh, venga, cuéntamelo! ¿Fue algo natural o les alcanzó un meteorito?

-¡Jajajajaj! ¡Los meteoritos también son naturales! Llevan la vida de un planeta a otro, Nelly...

-Bueno... -la Alcaldesa se puso roja-, podías... no sé... Contarme qué pasó. 

-¿Qué quieres ver ahora? -y sin aguardar respuesta, dijo-: los Anillos de Saturno. Tengo un poco de prisa, no podemos estar dando "tumbos" por la galaxia... Visitamos dos sitios más y te dejo en casa.

-¿Y un agujero negro para cuándo?

Saturno estaba rodeado de oscuridad. Llegaron en seguida pero contemplarlo produjo en la Alcaldesa una sensación extraña.

Nelly no había visto tanta oscuridad en su vida. 

-Esto da miedo.

Pero los anillos eran magníficos. 

-Restos de un cometa -dijo el niño, leyendo la pregunta en sus ojos.

-¿En serio? ¿No son una luna que se chocó contra él o algo así?

Ambos se quedaron callados.

-Parece una bailarina -dijo Nelly-, no sé, tiene pinta de delicado, ¿no te parece? Es... enorme pero parece "suave". Con todas esas rocas alrededor...

-¡Jajajajajaj! Tienes unas extrañas formas de definir los planetas.

-Igual es porque no nos acercamos mucho. ¿No podemos acercarnos más? ¿Verlo por dentro?

-No. No hay nada en lo que posar los pies. Te aplastarías. No hay superficie, Nelly.

Tanta oscuridad y tanto silencio empezaban a causar una extraña sensación de irrealidad en la Alcaldesa. Saturno era un planeta "muy estático". De un color apagado, pero a la vez grandioso.

-Elige: Titán o Júpiter. 

-¿No puedo ver los dos?

-Creí que te gustaría más Titán.

-Es que Júpiter.... es especial. ¡Quiero ir a los dos! ¿Podemos?

La luna de Saturno era verde y azul. Pero nada más aterrizar en ella la Alcaldesa se sintió fatal.

-¡¡Esto es horrible!!

-La atmósfera es densa... como en Venus. ¡Parece que tenemos una fuerte tormenta! No puedes ver Saturno en el horizonte, que es lo que tú querías.

-¡Vámonos! ¡Es horroroso!

-Última parada y de nuevo a la Tierra.

Y así, en un abrir y cerrar de ojos, Júpiter apareció ante ellos.

Nelly se quedó perpleja ante la belleza del planeta.

-Madre mía.




-Pero si es precioso... ¡Es increíble! ¡Es...!

-El planeta de un pintor... -acabó el niño mirándola y leyendo su mente.



-Sí... -murmuró Nelly-, ¡es el planeta de un pintor! ¡Mira qué formas! ¡Son bellísimas!

El cartero reflexionó sobre si debería explicarle la violencia de los vientos de Júpiter, pero Nelly estaba tan embelesada pensando que el planeta era un cuadro que decidió no hacerlo.

-Creo que ya podemos volver a casa. Me siento pequeñita y echo de menos la Tierra. Echo de menos el mar... azul.

De regreso en la casa consistorial, Nelly agradeció repetidamente al niño su viaje con varias reverencias.

-¿Otro día vemos otra cosa?

-¿Qué te gustaría ver?

-Mmmmmh.... No lo sé. Reflexionaré sobre ello y ya te lo diré.

-Me parece bien.

Se despidieron. El niño cruzó la Galaxia veloz como el pensamiento y Nelly se quedó junto a su ventana... contando las estrellas que podía ver desde allí.

-Tendría que haberle preguntado si hay vida en el Universo y si alguna especie es "maja" y "amable" y le gusta los cuentos... -murmuró para sí misma.


FIN. 












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