La deuda - Cuentos del Niño Mensajero

 Érase una vez que Nelly, super triste, lloraba desconsolada cuando el cartero hacía su ronda cerca de la Casa consistorial. Nunca, o pocas veces, la había visto tan triste.

-¿Estás bien?

-¡No! -Nelly lloraba.

El niño le dio un pañuelo.

-¿Sabes? Igual tenías alguna deuda... pendiente.

Ella lloraba.

-A lo mejor, confiar en alguien ciegamente conlleva que pagues un precio en lágrimas. A lo mejor si me quedo con esas lágrimas la deuda esté saldada.

Nelly dejó de llorar.

-No significa que no puedas volver a confiar en nadie nunca más. 

-No lo sé... Siempre me trata muy mal.

-Lo veo.

-¿Qué hago?

-Nada. Lo que has hecho. Protegerte de él.

Nelly se puso aún más triste.

-¿Por qué me duelen tanto las cosas? -preguntó.

-Porque te gustaría que todo el mundo fuese "bueno". Que vayan con la misma intención de "hacer del día algo alegre". Y porque tienes muchas ganas de conectar y entender esta vida... y la persona en la que más confiabas una vez más te ha rechazado.

-Ya. Bueno, está claro que no le importo.

-Sí.

El cartero seguía sentado junto a ella.

-¿Crees que hay gente "confiable" en el mundo?

-Los hay en mayor o menor medida, Nell. Los hay en muchos aspectos. Pero él no se da cuenta y seguramente no pretende hacerte sufrir.

-Siempre me dice cosas horribles.

-Lo veo.

-¿Por qué?

-No lo sé. A lo mejor se divierte.

-¿Y por qué se divierte haciéndome daño?

El cartero sonrió.

-Bueno, tiene mucho poder y lo aprovecha.

-¿Y ahora qué? Sólo pierdo yo. A él le da lo mismo.

-¡jajajaja! "Gana el que menos siente" ¿eh?

La alcaldesa se puso roja.

-Pasan cosas horribles en el mundo..., ¿crees que podrías esconderte y seguir viviendo sola como hasta ahora?

-Supongo que sí.

-Pues ya tienes tu respuesta, Nell.

Nelly abrazo al cartero.

-¡Muchas gracias!

-Muchas de nadas. Sabes que te ayudaré siempre que lo necesites, igual que al resto del mundo.

-¡Gracias!

Dicho esto le dio un pañuelo lleno de lágrimas como pago por haber confiado, asumió que el Muso la despreciaba, no la quería, jamás la querría y jamás le enseñaría nada, y siguió con su vida escritoril. Al fin y al cabo, el mundo estaba lleno de cosas terribles. No era fácil para nadie y había seres sufriendo cosas peores y levantándose cada día. 

Fin. 

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