Dios y un cuento de Roal Dalh.

 

Mirad lo que me ha pasado.

Tengo un libro de budismo que se llama Vivir sin arrepentimiento. Empecé a leerlo y encontré una página con 4 o 5 cosas importantes:

*Apreciación (gratitud). Esto consiste en dar las gracias por lo que tienes.

*Impermanencia (Lo que decía el Muso, vaya usted a saber si es cierto... lo parece)

*Karma (Otros lo ven cómo lo ven como destino. Yo lo veo como "todo es por tu culpa")

*Libertad.

El punto 1 es fácil de seguir, el 2 es una reflexión que parece correcta, el 3 (por si acaso, haced cosas nobles por otros) y el cuatro me llamó mucho la atención. Dentro del 4 ponía, más o menos, "sigue estos pasos". Atraviesa estas puertas:

1) Olvida el pasado.

("Hecho" pensé. "Me olvido de todo el pasado porque todo ha sido un fiasco y solo he metido la pata y todo es mentira y yo no necesito a nadie. Ni les conozco. Ya está" )

Soy buena en eso. Soy buena "bloqueando". Y radical.

2) Participa en lo que ocurre en el momento.

("Vale" pensé. "Eso es concentración. En eso también sé ser buena").

3) Abandona el sentido del yo.

("¿Cómo?" y un poco más abajo leí: haz las cosas con pasión) "Vale". Relativo a lo anterior, si te concentras haces las cosas con pasión. No hay problema. 

4) Despójate de tus ideas sobre el futuro.

("Vale. No hay problema porque en el pasado he fracasado y el futuro será el mismo tipo de fracaso así que como nada va a cambiar, mejor nos olvidamos del futuro porque será EL MISMO FRACASO ETERNAMENTE!")

Me sentí felizmente liberada. Me centré en mis cosas y me fui a dormir. 

Me levanto, hoy.

"Qué gusto saber que todo va a ser siempre igual de fracaso"  "Nada va a cambiar, mi vida no va a cambiar... y está todo correcto. Ya está, no hay nada más. Ni hay que estudiar nada, ni investigar nada, sólo hay que trabajar, poner lavadoras y hacer lo de siempre "

"Y a partir de ahora, solo prestaré atención a lo conductual"

(es decir, lo que se hace externamente: un café, la cama, fregar los platos...)

Solo eso. Era como "una representación de Nelly". A mi no me preguntéis por la mente o los sentimientos. Yo paso. Lo he intentado. He intentado aprender, he intentado acercarme y he acabado en un caos de confusión. 

Me siento con mi café, en la cama. Abro el libro de Dalh. Me pongo a leer (atentos, ¡jajajaj!)

El libro habla de un viaje en tren. Todos los cuentos van de viajes. O casi todos, y pienso:

"No sé... este hombre... debía tener alguna vinculación con los transportes. Le entiendo. Casualmente, siempre he vivido cerca de las vías del tren... al menos, muchos años. A mí también me gustan las estaciones".

El relato va de un señor que hace un viaje en tren todos los martes. 

"Genial. Fíjate -pienso-, es como yo. Dice la familiaridad y la rutina es lo que te hace conservar la paz de espíritu. Si hasta él lo sabe".

Pues claro, Dalh lo sabía. Eso es lo que yo tengo que hacer (le digo a Coso, es decir, pienso para mí misma), acostumbrarme a hacer lo mismo cada día porque no hay nada más.

Nunca habrá nada más.

El señor va escribiendo en su vagón, pensando en decirle esto a los empleados. La felicidad de repetir lo mismo  una y otra vez. Su viaje en tren, conocido, seguro. Lo controla todo en ese viaje. Es feliz.

Y ahora os pongo lo que he leído:

"... La cosa empezó el martes pasado, la misma mañana que llevaba el borrador de mi ensayo en el bolsillo; esto me parecía tan casual e inesperado que sólo puedo creer que haya sido cosa de Dios. Dios había leído mi pequeño artículo sobre "el rutinario feliz" y se había dicho a sí mismo: ya es hora de que le de una lección. Realmente, yo creo que fue eso lo que pasó".

Me quedo con cara de idiota leyendo esas frases y pienso: "¡No!"

¡No! ¡No! y mil veces no.

Un... lo que sea, acaba de interponerse en la feliz rutina repetitiva del protagonista. Y me ha dado la risa. No sé quién es. Es un cambio, un señor que fuma en pipa y tiene la desfachatez de subirse a su compartimento cuando repetía el viaje igual desde hacía años.

¡Vamos a ver! ¡Esto no es justo! La vida era feliz para ese señor del tren...

...por qué puñetas Dalh me tiene que llevar la contraria? 

Editaré la entrada cuando se desvele el misterio del señor que, parado en el centro de la plataforma, miraba a su alrededor como si todo le perteneciera. 

¡Fuera! ¡Fuera del tren! ¡Le estás estropeando la rutina! ¡Jajajaj!

:=) Feliz lunes. 




Edito para añadir tras leer relato:... pero no tengo palabras. ¡Jajajaj!

Es un cuento asombroso. Es terrible, es sorprendente, habla de maltrato y tiene un final totalmente inesperado. ¡Jajajaj! 

¡Jajajaj! ¡Es que todavía me estoy riendo! Pero no es de humor. De hecho es verdaderamente terrible.



4 comentarios:

Anónimo dijo...

Oscall

Anónimo dijo...

Oscall

Anónimo dijo...

El relato de dahl que más me gusta. ¡La cara que se le tuvo que quedar al pobre! XD. Aunque yo creo creo que el desconocido era quien era y la ha gastado una última jugarreta. Tu ya me entiendes... Bonito, blog, me paseare por aquí más veces. Y perdón por los mensajes duplicado s , fue un fallo de conexión

Nelly dijo...

:) Bienvenido, no te preocupes. Tengo la moderación porque a veces intentan colgar anuncios a través de mensajes. :)

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