En el que empiezo a entender que no se me entiende...

Es oficial. El mundo humano es super complicado de entender, y me cae fatal el Muso, jajajaj...porque sabe cosas, pero él no me ve, porque es difícil, y la comunicación humana es complicada. Y él no me ve.

Pero es que el otro día alguien me llevó la contraria, tuve que usar la técnica de "llevar a lo absurdo", que es la única forma de que el otro ser humano me entienda, y entonces me dijo: "¡No, claro, pero eso es obvio que no es así!"

Ah. En tu mundo, no en el mío. En el mío es una verdad.

No hay forma de que te vean, te llevan la contraria por sistema y cuando por fin te entienden, entonces dicen: ah, no, claro, tienes razón en eso. Pero vamos a ver, ¿¿¿y por qué me llevas la contraria durante una hora??? Pues porque no te están viendo. Responden a la idea que ellos creen que crees, lo que te otorga una posición incorrecta que causa mucha confusión.

No dejéis que os pase eso. Nunca.

Vamos a ver si lo aclaro: cuando yo hablo con otro ser humano, es porque intento entenderme. A mí.  Y el otro tiene a bien darme una posición y encima, contrariarla. ¿¿¿??? Con lo que -al acabar el debate-, soy algo que nunca he sido. Lo podéis llevar a la política, donde se verá más fácilmente.

(*******) Estos asteriscos son "El Mundo".
Tú los ves, reflexionas, meditas, piensas y entonces dices: "pues no lo entiendo bien" y le dices a alguien algo. Ese alguien no oye "algo" sino que te ve llegar y piensa: "Nelly opina esto" y de repente te contesta... llevando la contraria a algo que tú jamás has dicho.

Es un jaleo. Me pasa constantemente. 
Y como encima, tú estás confusa, te vas pensando que tienes la posición que el otro te ha dado.


Mirad, un ejemplo. El otro día llego, llamo por teléfono a alguien y le digo que me he dado cuenta de que el mérito de conseguir las cosas no es del Muso. Es de la persona. Y no nos damos cuenta, pero ahora que no está, yo veo a las personas, veo su estado de ánimo y pienso: "son ellos quienes lo consiguen, no el Muso". Cuando le digo a alguien mi descubrimiento,... pues me llevan la contraria un buen rato y ya, enfadada, le digo:

- Vamos a ver, la gente no vale nada y es el Muso el que lo consigue todo, ¿verdadero o falso?

Y la otra persona, se calla y me escucha, (por fin) y responde:

-Ah, no, claro que no. Pero tú no dices eso...

(¡¡ERROR, no sabes lo que estoy diciendo PORQUE NO ME ESTÁS ESCUCHANDO!!)

-Yo te estoy diciendo que pensaba que era el Muso quién lo conseguía todo y que la gente no vale nada y ahora veo que no es así. ¿Entiendes? La cosas las logran las personas, ¡no el Muso! El Muso ayuda, pero depende de la persona. Es la persona la que lo consigue.

-Pero Nelly, ¡eso es obvio!

Aaaaaaaaaaaaaaaaaah, eso es obvio. En tu mundo. No en el mío.

¿Me entendéis? Y es así con todo. La gente no se escucha una a otra. Las palabras son imprecisas. Por eso escribo. Me fascina la comunicación. Busco la comunicación perfecta.

Ayer me vuelve a pasar:
Cuarenta minutos de discusión con los amigos.

-No pero el control sobre otro...

Hora entera de debate y de repente (yo pensando porqué me llevaban la contraria) digo:

-¿Sobre el otro? ¿¿¿¿¿Quién ha hablado de controlar al otro????

No importa controlar al otro, lo que importa es controlarte tú.
 
Y entonces me escuchan y me entienden. 

-Ah, pensábamos que hablabas de controlar al otro.

No hay manera! Ocurre todo el tiempo.

En esta tesitura tengo 2 herramientas aprendidas, una de ellas en teatro. Elevar el tono. Pensé que no era adecuado y de hecho no soy nada fan de hacerlo, pero tampoco está prohibido. Y otra es llevar a lo absurdo. Esta es muy útil.

La gente no entiende las posturas de los otros y hay frases mal dichas. Así que, a veces, para que el otro entienda tu posición, lo tienes que llevar a lo absurdo.

Veréis, un señor hiper-mega-cabreado porque no pagó un recibo y se le canceló el servicio, gritaba y discutía un día al teléfono conmigo. Yo no alzo el tono, pero es verdad que me vuelvo condescendiente cuando el otro me parece idiota. También os digo que esto no funciona. Llegado un punto de la conversación, le dije:

-Vamos a ver, ¿sabe por qué le ha pasado esto? Porque verá, usted es el único que lleva 3 años de servicio gratis, y los clientes que pagan, pues les parece mal que usted pueda contratar un servicio, devolver el recibo y cancelarlo por impago un mes después, ¿entiende? Porque usted es el único que no paga... ¡y tiene servicio! Y claro, tres años así... pues los demás... no lo entienden. Es que me llaman y me dicen: no es justo, Menganito lo tiene gratis.

¿Creéis que lo pilló? No. Gritan igual. Esta técnica no funciona (y me lo confirmó un psicólogo y otro compañero de curro) cuando la otra persona está "embargada de emoción". Le pasa por encima, no razona.

Lo que yo en verdad estaba ocultando es: "Vamos a ver, señor XXX, ¿usted es tonto o me lo parece a mí? ¿Contrata un servicio, no lo paga, y me llama enfadado porque tras un tiempo sin pagar se lo quitan? ¿¿¿pero usted es idiota???? ¿Qué creía que iba a pasar??? ¿¿servicio gratis??? ¿usted cobra por trabajar o lo hace gratis???"

Claro, pasar del modo dulzón al modo ... soltarle lo que pienso, no está, bajo mi punto de vista, permitido. Porque si lo hago la gente se va a asustar mucho. La primera, yo.

La técnica de lo absurdo funciona si el otro no está "demasiado alterado", porque en casos de estarlo, no reacciona a ella.

Respuesta del cliente: "sí, claro, sigo teniendo razón".

Cuando un comercial, empeñado en contratar, me dijo "eso ya no se lleva, señora", de nuevo recurrí a la técnica de lo absurdo. Pero esta vez dominaba la situación y lo que ya pensé era en divertirme:

-Vamos a ver (compañero del sector) -le dije-, voy conduciendo por la vía, me salgo, me choco contra un árbol. ¿Quién me paga el hospital?

-¡La RC, señora! ¡Que no se entera!

-¿¿Del árbol??

Silencio en la línea.
¡jajajjaja!

Que hartura, de verdad. ¡Mírame, intenta entenderme! ¡Y luego me contestas! Pero no... En este planeta no funcionamos así. Él quería vender a toda costa y daba igual si yo le hacía una pregunta sobre el servicio porque no me estaba viendo y solo le interesaba su egoísmo.

Otro, este de hace años:

-No me pase con ninguna mujer de su empresa, que las contratan tontitas.

Esta es, sin duda, la llamada (una de las dos llamadas) más terribles que he tenido. Y os voy a decir porqué: el señor no alzó el tono. En ningún momento. Lo que a mí me puso la piel de gallina. Gente idiota gritando, vale, lo que os digo arriba, que usas lo absurdo y te pasan por encima y otros se cortan porque tu voz es dulce... o tus maneras. Pero la frialdad del señor en la llamada, me puso nerviosa. Muy nerviosa. Mucho. A día de hoy, no he olvidado lo que coso interior señaló en esa llamada.

Mi primer instinto fue: "quítatelo de encima cuanto antes", traté de pasarle con el departamento correspondiente y la compañera me dijo:

-¡No! ¡A mí no me lo pases! Yo no le atiendo.

Sorprendida, pregunté:

-¿Por qué?

-¿Has visto los comentarios?

Los leí.
La compañera le había puesto una queja al cliente.

La empresa. La compañera. Por mal trato.

Normalmente, juzgamos o presuponemos que sólo pasa al revés. Pues no.

Colgó y allí me quedé yo, con la situación.

Retomé al señor, como pude.

-Ve-vera... es que... no me pueden atender ahora. Yo se lo soluciono.

Era sencillo. Era tan sencillo como darle al botón una vez hecho el procedimiento correcto. Nadie lo había hecho, repitiendo el error 4 veces. Podría haberle explicado pero...él no quería escuchar. Su llamada no era para escuchar.

-Páseme con su jefe, que ahí las chicas son todas tontas. Las contratan así. Tontitas a todas.

De nuevo eso. Esa "cosa interior" que se dispara, que advierte. Algo-va-mal. De nuevo. Y entonces, a mí no me preguntéis, pasó esto:

-Lo siento, señor, pero pasarle con mi jefe no va a servirle.

-¿Por qué?

-Porque mi supervisor es una Supervisora.

Se oyó un silencio en la línea... y colgó.

Mis compañeros a día de hoy, aún se están riendo de la llamada. ¡Qué bien se la has devuelto!

¿¿Yo???

A  mí no me preguntéis. Es verdad, tenía una jefa. Era lo lógico.
Fue casualidad.
Yo no sé, la gente, porqué no se mueve por cosas lógicas.

A mí la lógica me ayuda. Me señala. Me indica.

Cierto que las emociones son... otra historia. De eso sabe el Muso, no yo.
Os decía que me enfadé hoy con él porque una vez dijo una frase y resulta que es verdad. Es una frase correcta (¡solo una!) pero me sorprende que sea tan cierta. Supongo que lo da la experiencia... 

En fin, ya estoy menos enfadada... =) 

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