El placer de la lectura

 

Este mes decidí pedir los viernes de vacaciones y esta resultando una decisión estupenda. Trabajo un día menos cada semana, por lo que enfoco los comienzos con mucha más alegría, porque es como si todas ellas tuvieran un puente.

El viernes hago un curso de teatro, lo que supone una ocupación diferente y original. Siempre aprendo cosas que me ayudan en otros contextos. Organizo mi agenda con más eficiencia y puedo ver amig@s que están más lejos. Por ejemplo, el sábado pasado nos fuimos a Toledo y pasamos un día maravilloso.

Los jueves por la tarde ya son fiesta, por lo que también puedo quedar. Me da tiempo a corregir el manuscrito el sábado por la mañana y a preparar un plan tranquilo para el domingo. 

Y con este planteamiento y las horas que tengo libres pues desde la pandemia no voy al gimnasio (entreno en casa o salgo con un amigo en bici), he recuperado un hábito que había relegado a mis vacaciones durante la última década: leer.

Mi nuevo ritmo de vida me permite leer. Me apetece. Y es genial.

He recuperado lo que tenía de niña: esas horas tranquilas, leyendo. Todo lo demás era correr y gritar y jugar, pero cuando leía, eso me concentraba mucho. Me quedaba quieta, el mundo desaparecía. No puedes leer y estar preocupada a la vez por otra cosa. O lees, o te preocupas, pero ambas cosas a la vez, no. 

Así que esta mañana me puse un rato con la novela de Frankestein y estoy enganchadísima. Me la imagino igual que una película, el capitán de barco escuchando al hombre que ha rescatado, y este contándole su infancia, cómo era la casa en la que creció, la prima a la que lo prometieron, y los libros que estudiaba. Me parece curioso que, al llegar al barco, haya preguntado al capitán si ha visto al "demonio" al que persigue. No sé, un hombre con interés científico diciendo que va detrás del "demonio"... y sabiendo como sé que ese demonio es un... invento suyo... Pues piensas, "a ver, ¿por qué lo llamas demonio?" 

Bien, al margen de navegar por el Polo Norte, rodeada de hielo (sintiendo el movimiento del barco y el viento gélido), además de eso, he empezado otro viaje. Yo le regalé a mi jefe dos novelas de la Youtuber cuyo nombre no puedo desvelar (la maquetación es preciosa, tapa dura, edición de lujo) y a él le encantaron y me dijo: "Pues yo también te he traído algo... ¡Te he traído el libro de (el muso)! Porque ya me lo he leído".

-¡¿Ah?! ¿Sí? ¡Qué bien!

Y trajo el libro y el libro se titula Carthage.

Lo miré como si fuera un tesoro.

Nunca abro los libros (al menos de adulta) del todo, soy de "esas personas" que lo abren hasta la mitad, para no darlo de sí, ¡jajajaj! Hasta pensé en forrarlo. 

-¡Me voy al descanso! -anuncié.

-¡¿Cómo?! , ¿te llevas el libro? -mi jefe sonrió divertido-. ¡Jajajaj! ¡No vas a esperar ni a llegar a tu casa para empezar a leerlo!

¡¡Pues claro que no!! Es un libro que le gusta al Muso. ¿Cómo esperar para leerlo? ¡Imposible!

Y así bajé a la cafetería y mi mesa se convirtió en una isla y me puse a leer sin darme cuenta de que mis compañeros de otros departamentos me rodeaban y alguno y alguna pensaban: "¿qué hace leyendo en vez de comentar cosas con los demás?". Soy un poco asocial... algunas veces.

Luego al levantarme saludé a todos los que me conocían, que me devolvieron el saludo con una gran sonrisa y siendo super amables. Ninguno me había interrumpido. Bueno, en realidad los de Quejas y Reclamaciones se sientan al fondo así que no hablamos hasta que yo me voy de la cafetería, y el director de Seguridad contra ataques cibernéticos se había sentado justo detrás pero no me interrumpió y como soy despistada me di cuenta al salir. A veces viene a verme, igual que el jefe de Informática, al que conocí hace 10 años cuando no era el jefe de informática. Por aquel entonces, volvíamos a casa en tren, con una chica muy simpática que volvía locos a los del edificio de enfrente. 

Pero volviendo al libro: comienza en un bosque y con una desaparición.

Tienen pinta de que en el pueblo hay un montón de oscuros secretos que el lector va a descubrir a medida que avance la investigación sobre la chica desaparecida. Pero de este libro no puedo contaros mucho porque apenas lo he empezado. La culpa es de Mary Shelley... no puedo centrarme en la investigación de Cressida hasta que el desconocido del barco acabe de narrar su "penosa", según él, vida. 

Saludos!!! 


 

0 comentarios:

Publicar un comentario

 

 

 

Creative Commons License
contador de visitas para blogger por paises