Cuento a medias.

 


La irreversible emancipación de David puso de manifiesto el desolado estado de ánimo de la pareja. Tras doscientas cincuenta noches de lecturas y más de cien suscripciones a revistas para sobrellevar el amor en tiempos de pandemia, al final, ganó la desconfianza.

Una carta sujeta con un imán en la nevera explicaba la ausencia de la joven. Otra mandaba recuerdos desde París, ciudad que David tenía mitificada. Ella nunca se atrevió a concretar su nuevo vecindario y él jamás contestó al apartado de correos que venía en el remitente. ¿Quién manda cartas hoy en día?, pensaba.

Una de las características definitorias de David era su resolutiva autoconfianza, cualidad en la que ella se reencontraba siempre con él, con una felicidad pueril, cada vez que pasaba una tormenta y tras varios días de mutismo volvía siempre a buscarle.  

Hay algunos que tildaban los esfuerzos de ambos de locura adolescente para la que ya no tenían edad. Otros hablaban de conflictos sin resolver que configuraban la tormenta perfecta.

Con el paso del tiempo ella dejó de escribir. Y de volver. Y él de esperarla. 

La pareja tampoco hubiera podido soportar otra vuelca de tuerca, ni una sola discusión, ni otra noche de soledad o de sentimentalismo. Pero aún así, a pesar de sus diferencias irresolubles, pasados 20 años cuando Eva regresó a su hogar encontró una nota pegada con un imán en la nevera.

(Y es en este punto, querido lector, en que Davidel ha mandado un poema. Lo ha mandado sin saber que yo estaba escribiendo un cuento, ni mucho menos que le había puesto su nombre al prota):


Te quiero,
Mi virtud es la paciencia. Te espero.
Te quiero.
Encerrado en mi jaula, sin llaves ni mar,
sin progreso.
Te quiero.
Me lees los labios o eso creo.
Vas sobrada de amor y de dinero.
Te quiero.
De uñas largas y pelo negro.
Te escribo, te deseo, me encierro.
Te quiero.
Casi sin plumaje, me muero
en mi jaula de acero.


FIN.
¡Davidel, de verdad, ha sido mucha casualidad que me hayas mandado esto mientras yo escribía!
Saludos!!! 






2 comentarios:

Davidel dijo...

Simplemente maravilloso. Hay mucha alma en tus palabras. Gracias.

Nelly dijo...

A ti por este cuento a medias!!!

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