Reconduciendo a los personajes y elaborando un libro.

 


He tenido que reescribir 3 veces la escena del "banquete" del próximo libro que me ha encargado mi editor, para ponerla "a mi gusto". Hacía falta mostrar los personajes más exagerados, porque es una novela juvenil. Y son 3 páginas de texto sin tomar una decisión. Yo, normalmente, en los libros de Tú eliges la aventura pongo elecciones cada dos páginas como mucho (son libros en los que tú eliges lo que hace el prota) , pero era imposible presentar a los personajes sin menos de tres páginas. (3 + ilustración).

Espero que la ilustración le de dinamismo. Sobre todo, quiero que el lector tenga claros a los personajes. Porque, a partir de este momento, él va a decidir a quién acusa, a quién interroga... y qué investiga.

Ayer un amigo me habló de un video-juego que me dio una idea sensacional para este libro. Y es que voy a incluir "un objeto mágico". Tú puedes usar el objeto... pero sólo una vez. Me gustaría realmente que pudieran usarlo (los lectores) tres veces. Pero si ya es un jaleo dividir la historia en multitud de tramas. ¡Imagináos lo que sería cruzar dichas tramas de manera que no te sea posible usar el objeto más de tres veces! Eso ya es demasiado...

Sí puedo tener control sobre si lector usa o no usa el objeto, en cada línea argumental. Porque lo único que tengo que hacer es anotar en el árbol de decisiones "usa objeto" y... las líneas argumentales que de ahí deriven. Si en dichas líneas, ninguna incluye de nuevo el objeto, es imposible que el lector lo utilice en más de una ocasión.

Todo esto es la parte "racional" de la creación de un libro. La parte emocional o la inspiración... jajajaj! Bueno, esa es la parte de mi cerebro que idea la historia. Curiosamente y para mí, la historia ya está ahí. Es decir, no siento que la vaya creando, sino descubriendo. Lo que hace de la escritura algo muy fluido. En el momento en que "deja de estar ahí" (ejemplo: el personaje hace esto y.... Miro en ese "hueco" o "espacio" y no hay nada) entonces paro. Esa es una sesión de escritura. No me cuesta. Tengo amigos a los que le cuesta, que empiezan a pensar: ¿y ahora qué pasa? ¿y cómo empiezo? ¿pero y qué hago? Nada. Sólo tienes que mirar y la historia está, sigues... y cuando deja de estar, te paras. Luego otro día te sientas y relees el último párrafo y entonces la historia sigue. Normalmente, si se para es porque tu cerebro está cansado. O porque no hay nada más que decir en ese día. 

Ocurre otra cosa curiosa y es que cuando estás trabajando bien... cualquier ruido te asusta. Esto lo comento con amigos escritores y saben bien de lo que hablo, y se ríen. "De pronto alguien abre una puerta y casi das un salto hasta el techo", "se mueve una persiana y del susto te caes de la silla". Sí. Eso es porque estás trabajando bien. Estas... en otro mundo, vamos a decir. Y de repente una tontería, algo que no te haría asustarte estando distraído en casa, con otra cosa, o incluso leyendo, hace que des un salto como si fueras un gato. ¡Jajaja! Es muy divertido.

Por último, y me pongo en modo profe: los principiantes y el lirismo. Esto lo voy a dejar como anotación, por si alguien quiere escribir una novela. Una amiga me dice que no use demasiados adverbios acabados en -mente. Esto es típico de los talleres de escritura, pero un chico en Twitter puso una obra maestra de la literatura con 5 adverbios en -mente en el mismo párrafo. O quizá en dos. Y otros tantos "no hagas esto" en la página de un gran escritor. Y añadió: "haced lo que os de la gana". Y yo estoy de acuerdo. No obstante, y dicho esto, hay trucos que merece la pena aprender. Lo de evitar "mente" veinte veces en la misma página es uno. Otro es aprender verbos declarativos para tener mayor fluidez en los diálogos (afirmó, dijo, declaró, señaló, puntualizó, interrumpió, exclamó, opinó...). Y otro es no ser "muy lírico" en tus textos. Me explico, los principiantes normalmente se pasan dos párrafos hablando de cómo se movía una cortina arrojando luces y sombras por todo el suelo, en un vaivén incesante de penumbras comparables tan sólo a las que habitaban en su corazón...

jajaja! cielos, igual debería anotar esa frase. No, ahora en serio. No te pases cinco hojas definiendo una cortina y el aire de la brisa, y el ruido de la noche. Recuerda, tres actos. Y normalmente, los editores te piden comenzar con algo que sea el equivalente en Hollywood a una explosión con mucho ruido. No considero que eso garantice un buen libro. Tolkien se pasaba ocho horas relatando cómo era un barril, y a mí eso me gustaba. Pero sí que te van a pedir que presentes a los personajes o atrapes al lector en las primeras páginas.

¡Por si os ayuda! 



0 comentarios:

Publicar un comentario

 

 

 

Creative Commons License
contador de visitas para blogger por paises