En el que Random dice no.

 



Esta mañana repasaba con el Muso la novela de actores. La recordé con cariño, le dije: "ojalá salga", y justo -qué casualidad!!!!-me acaba de llegar la respuesta al proyecto editorial:

NO.

Yo estaba viendo la televisión, concretamente me había puesto V de Vendetta. Me gusta la dicción del protagonista. Pero paré la película para leer la carta. Debo decir que el trato es exquisito. Una editorial que te escribe para avisarte de que tiene tu manuscrito, de que lo va a leer, y los plazos. Y un mes antes de que cumpla, te escribe, con un dato de contacto y con una respuesta estupenda.

Pero la respuesta es no.

Escribí al actor, que me llamó (jo, me acaba de escribir Random.. jajaja, por favor, paciencia). Como decía, escribí al actor, y cuando iba a escribir al Muso para notificarle mi fracaso, me llamó el actor. No estaba preparada para que me llamara y no sé, le pedí hablar más tarde. Escribí al Muso. Contesté a Random.

Gracias.

Random me ha vuelto a contestar ahora. Es como "estáis ahí y yo estoy aquí y ... cómo me gutaría trabajar con vosotros".

Y ahí me quedé, diez minutos parada, sin ver la televisión, pensando. 

"Menudo palazo".

Silencio.

Empiezo a (perdonadme, el teléfono se ha vuelto loco a mensajes de gente que me quiere y no sé por qué me están escribiendo todos ahora) darme cuenta de mis silencios. Esos momentos de bloqueo tan absolutos.

Hay dos cosas en esos silencios de los que yo no era consciente. Una, mi diálogo interno, y dos lo que yo estoy haciendo. Internamente, me digo: "Estoy bien" y externamente soy una chica que lleva diez minutos sentada en la oscuridad. 

Me levanto y me dirijo a la ducha. Me doy una ducha de agua hirviendo. Lo extraño es que bajo el chorro sigo teniendo frío, pese a que no hay posibilidad de poner el agua más caliente. Hasta que por fin... descubro lo que pienso.

"No has llegado al lector de Random y ya está".

(Me refiero, al departamento de lectura).

El objetivo era claro. Claro y sencillo. Se lo digo a esa intuición interior. Me lo digo a mi misma. Lo digo y lo siento. Ambas cosas, con y sin palabras. En mi lenguaje y en el del corazón.

"Te pedí que llegaras y no has llegado".

"Era claro y sencillo y no has llegado. No has conectado".

Esa es la verdad.

A lo que mi "intuición" interior no contesta. Todo lo más que ha dicho ese pensamiento raro sin palabras es que todo esta bien mientras estaba sentada en la oscuridad. Pero yo no estoy de acuerdo. Ese todo esta bien encerraba algo más, un "ha pasado como tenía que pasar" seguido de "es algo que ya estaba ahí en tu carrera de escritora".

"Quiero un concurso" pienso, mohína, bajo el agua.

Lo tengo claro. ¿No hay Random? ¿Qué dijo mi primera editora? Ve a por los concursos.

"Bien, quiero un concurso"

Pero las cosas no funcionan así. No se gana un concurso motivada por un enfado.

Quince minutos de agua caliente después, sigo pensando. "¿Qué ha fallado?" "Mira que no llegar..."

"¿Es que solo puedo escribir para niños? Esa novela era más adulta. Esa novela era una prueba..."

"Hay que ir a por los concursos". 

En medio de una nube de vapor, llega hasta mí otra sugerencia, algo de mi intuición interior:

(¿te imaginas el futuro sin escribir?)

Hombre, no, pienso. Claro que no.

Es decir, "no voy a dejar de escribir".

Cierro el grifo de la ducha. Es verdad, no voy a dejar de escribir.

Salgo y pongo encima el albornoz y mis calcetines favoritos de rayas.

Me miro en el espejo.

Bonita imagen.

"Mira que no llegar a Random". Enfurruñada, me pongo la toalla en la cabeza.

Sé que tengo muchos libros publicados, sé que publiqué uno con Espasa. Pero yo quiero a Random House. Tengo dos libros en segunda edición.

Señor, ¡estoy cabreada! No con Random, ¡conmigo misma!


0 comentarios:

Publicar un comentario

 

 

 

Creative Commons License
contador de visitas para blogger por paises