Segunda temporada de True Blood y una noche algo agitada


¡Qué idea tan absurda pensar que una cerveza con tequila me iba a solucionar los problemas!

Anoche terminé de ver la segunda temporada de True Blood. Hacía un calor terrible. Y estaba soñando con la historia cuando de repente un vecino, a voz en grito, se puso a increpar a otro en el patio.
Allá fue el pueblo, Sam, los vampiros y la trama... salí del sueño agitado con el vozarrón del joven (que debe de tener mi edad) y que me hizo pensar lo siguiente: "el hombre al que tú increpas no me estaba molestando, pero tú sí".

Es que por lo visto, alguien hablaba en su casa, y en el silencio reinante de estos pisos, el vecino molesto le escuchaba. Sólo que esa voz que hablaba era como un susurro lejano, monótono y constante, mientras que el señor gritón era un tipo al que se le oyó en todo el patio.

Claro, con más de treinta grados y después de este episodio, se hizo difícil dormir de nuevo. Por no hablar de que el alcohol da dolor de cabeza. 

Tras dar unas cuantas vueltas, le dije a mi "yo interior": "El calor hace más irritables a los seres humanos".

Y a las seis empezaron a llegar los de la obra.

Al despertar y tras volver a dormir y volver a despertar... conté uno, dos, tres, cuatro... siete picotazos de un mosquito, que muy pillo aprovechó para darse un festín mientras yo descansaba.

True blood: Segunda temporada

Bueno, toda la trama del ser sobrenatural, y de Bacco, no me ha gustado.
No me gusta nada, me resultaba aburrida, repetitiva y al final creo que están todos locos.

No sé si os habéis fijado en que los momentos románticos de Sookie y Bill tienen de fondo una banda sonora idéntica a la de la Bella y la Bestia, con modificación de algún acorde. Pero es muy parecido. Muy, muy parecido. Le queda bien esa música a sus momentos especiales.

Así como la parte de Baco, la Iglesia de la luz o del sol, y todas las aventuras de Jason me parecen un poco absurdas, tengo que reconocer que sí hubo algo que me gustó en esta segunda trama. Y ese algo es Eric.




La primera vez que vi a Eric en la discoteca, con ese pelo largo, esa pose absurda, y esas personas echándose a sus pies, pensé:

"Pues si ese es el vampiro guapo... no me extraña que a Sookie le guste Bill".

Qué vampiro más poco atractivo. Y encima todos le endiosaban. Pues muy bien, un tío rancio en una discoteca rancia, sentado en un trono rancio y con gente suplicándole a los pies.

"Oh, Eric, eres tan guapoooo"... por favor, si es bien feo. 

Ese es el Eric de la primera.

Pero en la segunda, resulta que se vuelve medio loco por salvar a su creador. Con lo cuál ves que tiene sentimientos (un poco lo que le pasa a Sookie con él, vamos). Luego se corta el pelo, lo que le queda mucho mejor.
Y luego... no reacciona.
Mira, yo que seas idiota lo llevo muy bien. Y que seas un presumido presuntuoso también.
El problema lo tengo con los chicos que tienen un problema delante y lo observan así como entre no puedo hacer nada y a la vez no tengo miedo.
Eso sí que no.
Grita, asustate, enfádate, compórtate como un imbécil. Pero miradas impasibles... así como medio compungidas... ¡jajaja!


¿Cómo dejó de gustarme Eric? Cuando engaña a Sookie.
Y mira a Bill con cara de superioridad. Ahí ves que sí, efectivamente, es malo... y Bill, es bueno.
Puede que yo sea un poco radical, pero... de no ser por esa escena... me gustaría más Eric que Bill. Y Eric no es una buena persona. Por más que ame a su creador y todo eso...  Es cruel, tortura a la gente, no tiene principios.

Así que la trama de los vampiros y el creador sí me ha gustado (por cierto, la reina del final me parece preciosa, ¡qué vestidos!) y toda la parte "humana" del pueblo y Baco, no.

Ese es el resumen.
Ese y que cada vez me gusta más Bill el Vampiro.

¡Vamos a por la tercera! 

Mención especial para Jessica, la vampira de 17 años que es tremendamente divertida. 

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