Frikis versus Gafapastas


-¡Y no renuncies a tu lado friki! -me dijo un amigo en el mes de diciembre-, ¡que lo dejaste de lado un tiempo por esos gafa-pastas con los que vas! 
Alcé las cejas. "¿Gafapastas?"

-¿De quién hablas? ¿Qué gafa-pastas?

-¡Sí! La gente con la que vas... 

Si por gafa-pastas se refiere al club de literatura... qué equivocado está. 

frikis vs gafa-pastas

El origen de que yo pinte y lea cómics no lo voy a narrar hoy. Pero sí podemos decir que llegué a mi segundo instituto (un palacio, en Madrid) y aquello fue como meter un pez de agua dulce en un mar salado tropical. No había cómo encajar.
De cuando en cuando yo miraba de soslayo a un chico llamado Elías (que por cierto, sale en mi nueva novela), siempre vestido de negro y que tocaba el violín.
Mis amigas hablaban de ropa.
En mi anterior instituto, si hablabas de ropa te daban una paliza.
No había cómo encajar. Por eso me acerqué al creador de este blog, pues llevaba una camiseta de Rey y Asuka. Único símbolo reconocible, pues su compañero llevaba una de hockey. Mi amigo dice: "Y veo acercarse a una chica de ojos azules, a un grupo al que no quería acercarse nadie..." Me acerqué, le desafié y me largué.
Y él me siguió.
Tampoco olvidaré la cara de su amigo. Y años después, Dani me dijo: "Pero cómo se te ocurre... vienes tan decidida... ¡si éramos los malotes de la escuela!"

Ese es mi lado friki.
Y ellos, comparado con el lugar del que yo venía, no eran malotes. Eran fuertes. Que es muy distinto. Yo venía de un instituto de salvajes. Pero en eso no vamos a entrar....

Mi amigo Dani y yo nos hicimos amigos muy rápido. Y él a su vez, me presentó a otro amigo, al que quería mucho. Un día, fuimos a jugar al rol. Yo llevé a otra amiga.
Y no me gustó nada el rol.

Había que lanzar dados todo el tiempo. Y sólo recuerdo que estábamos perdidos en un bosque, y de repente, su amigo dijo: "Te caes en una zanja" y Dani, echándose a reír como pocas veces (era un tipo bastante serio, su cara siempre era la misma... ) dijo: "¡Jod*er, XX, es la peor partida de la historia!"

Y ese fue todo el rol al que jugué. Tiras dados, sacas un tres, te caes en una zanja, tu mejor amigo se echa a reír y critica al master.

Sí que hubo otro intento de jugar al rol. Casi cuatro años después, en un patio trasero... ah, junto a una locomotora. Ya sé dónde estábamos, en el Museo del Ferrocarril. Madre mía, he recorrido esas vías como cientos de veces, paseando. Luego teníamos 16. No sé si os lo he dicho pero extrañamente siempre he vivido cerca de las vías del tren. Ahora ya no.

Allí intentamos jugar a algo llamado Vampiro pero no hubo forma de pasar de la creación de personajes. Y ahí, sí, la que tuvo el ataque de risa fui yo. Empecé a pedir cosas al chico que nos enseñó el juego, y él me las iba concediendo adaptándolas a mi personaje, hasta que no sé qué dijo, y yo me inventé una historia en un micro-segundo, me eché a reír, y se acabaron riendo todos porque yo no paraba. Y el chico -que no era de nuestro grupo-, dijo:

-¡Jo*er, tía, yo quiero jugar contigo porque debe ser una pasada!

Me sequé las lágrimas y le dije que no sé a qué venía eso. Y contestó:

-¿No ves cómo te dejas llevar por la historia? ¡Y sólo estamos en los personajes!

Me encogí de hombros. Es el efecto que tiene crear un vampiro que se empeña en ser curandera, ayudar a otros e irse a vivir debajo de una cascada....

Jamás jugamos al juego. Nunca. Se nos hizo tarde y simplemente creamos personajes.

Seguimos avanzando... un montón de años.... y llegamos a los...
Gafa-pastas.

Tengo 23 años y estoy sentada frente a un ordenador en mi primera agencia de publicidad. "Me aburro". "Dios, cómo me aburro". A veces, las agencias tienen tiempos muertos. Y eso era un coñazo. Pensé: "Bueno, busca algo en internet..."

Libros-foros de libros-doblaje...

En "foros de libros", Google me llevó a uno donde debajo del avatar se podía leer: "Lector principiante", "Lector avanzado", "No tengo vida social"... Recuerdo que pensé eso y me dije: "Cielos, y lo dicen y se quedan tan anchos", y entonces vi el avatar de Madison. 
Una chica, un libro, una vela.
Hum.
Me registré.
Así nació Nelly.
Tuve que buscar un nombre pero tampoco voy a entrar ahora en de dónde viene. Eso para otro día.
Lo que no sabía es que iba a ser "Nelly" muchos años y para mucha gente.
Hace 14 años que entré en ese foro. Y como os podéis imaginar, todavía quedamos para tomar café, o ir al teatro. Aunque yo hace siglos que no entro para escribir.
Mi frase bajo el avatar dejó de ser la de los demás lectores y pasó a ser: Ganadora del Primer Certamen de Relato Corto del Foro. 
Escribí un cuento de un fabricante de muñecas que siempre hacía maravillas pero que hizo una con un ojo de cada color y todo el mundo se ríe de él y nadie quiere la muñeca. Hasta que un personaje misterioso (que también saldrá en La Casa Mágica, bajo el nombre de Lon) lleva al fabricante un muñeco también con un ojo de cada color. Cuando ambos están juntos, la gente sí los quiere comprar, pero el fabricante ya no los vende.
Es un cuento triste y hablaba de cómo me sentía y como me siento. 
Ganó por unanimidad.
Y así me conocieron en el foro.
Luego me llamaron "la forera fantasma" porque siempre que iba a una quedada encontraba una excusa para marcharme en una hora más o menos y ... bueno, aventuras y desventuras. Conocí autores importantes. Conocí editores.
Publiqué con Espasa (aunque eso fue por otra vía)
Y la vida siguió su curso... hasta que empecé a colaborar con Ciervo Blanco.

Bien. Si yo voy con mis amigos frikis a jugar a juegos de mesa... a las tres horas, me aburro. Me gustan algunos juegos de cartas (como el virus) que son rápidos, y los colaborativos, esos me encantan. Pero aún así, a las tres horas me aburro. Soy friki del cine. El rol no lo soporto. Intentamos un tercer juego (esta vez, el master era mi ex) y os puedo asegurar que una parte de mi mente prestaba atención a todo menos a sus palabras. La historia no se sostiene.
El master no tenía la culpa, el juego se basaba en hacer cosas sin sentido como ir a la Luna en catapulta. Si, aún así, guardara cierta verosimilitud, ok. Pero si caes por un barranco y te mueres, y sin embargo puedes acelerarte a más de 11 metros segundo y no morir en el espacio... lo siento, pero no.
En cuanto a mis amigos gafa-pastas... si yo os hablara del taller literario os diría que es como salir a la calle y meter a las doce primeras personas que encontréis en una habitación. Yo no soy una tía culta. Pero entre los aspirantes a escritor, y los escritores, parece existir la creencia de que se debe hablar como si se sentara cátedra.

Una vez, paseando con Jorge Magano por el centro de Madrid, llegados al Palacio de Oriente, me dijo:

-Nelly, todo escritor es narcicista.

¿¿??

Y entonces me miró y me dijo:

-Piensa que tiene una voz que merece ser escuchada. 

Alcé las cejas. Es verdad. Es lo que tenemos: una voz.

-Una forma de entender el mundo, ¿verdad?

Asentí con la cabeza. 

-Pero no es por eso por lo que escribes. Yo es que si no escribo me vuelvo loca...

Jorge sabe de lo que habla cuando habla de escribir. Y puede morir de hambre y seguir escribiendo. A este punto, me dijo:

-Yo tengo un amigo que escribía de maravilla. Fue al psicólogo, le arreglaron todos sus problemas... Y no ha vuelto a tocar un teclado para contar nada.

-¡jajajaj! -me eché a reír.

-Todo escritor está loco. 

-Yo soy obsesiva -reconocí.

Mucho.

-¡Tienes que serlo! -contestó Jorge.

Le miré, ahí sí, con vergüenza.

-Vamos a ver, Nelly, una persona que crea personajes, los define en su mente, y sigue una historia durante ochocientas páginas... ¿a ti no te parece una persona obsesiva?

¡AJAJAJAJJA!

-¡Sí!

-Todos lo somos. Yo friego platos pensando en mis personajes, como pensando en mis personajes, duermo pensando en mis personajes....

-Y cuando te atascas... friegas sartenes.

jajajaj! Jamás me olvidaré de ese buen consejo. Jorge sabe lo que es escribir.

Pero... en ese dichoso taller... encontré la otra cara de la moneda. 
Hace tiempo tuve una tertulia, a la que me invitaron como autora no publicada (yo solo ganaba concursos) y en la que éramos solo 7 escritores. En esa tertulia yo escuchaba, me sentía la menos avanzada, y aprendía. Escuchaba, hablaba (lo que me daba gran seguridad, pues todos eran maestros) y aprendía. Eso es una tertulia.

Lo que yo tengo en el taller es gente amateur, que lo mismo se apunta a escribir que se apunta a "voy a clases de costura". Incluso, a la costura prestarían más interés. Las historias que salen son muy buenas. Le diría a los principiantes que un poco líricas si es su primer día (tres minutos hablando de una cortina, lo entiendo, pero trama, acción! me tienes que contar algo). Sin embargo, he disfrutado muy pocos momentos. Disfruto cuando Adrián, por ejemplo, narró un cuento de un chico enamorado de otro, por la amargura del final y porque no lo descubre hasta el último párrafo. Pero pronto pasamos a una dinámica de "elige una carta" y las cartas eran gamberras. Eso le encanta a mi ex. Así que viene siendo lo que los juegos de mesa, pero con literatura.

Voy a contar una anécdota del taller, para que me entendáis. Una vez había un chico hablando fatal de los editores. De que nadie entendía su literatura... de que las tiendas esto y lo otro. A mi ex le encantó. Yo pensé que estaba enfadado con el mundo, pero es algo que he visto más veces, así que escuché sin decir nada. Tenía a la audiencia completamente encandilada. Acabado el taller, me acerqué y le dije: "Perdona, ¿con qué sello estás?"
Y el chico me miró y me dijo:

-¿Sello? ¿Qué es un sello?

Madreeeeeeeeeee. ¿Qué es un sello?
¿Qué es un sello? ¿De verdad?

-Con qué editor.

-Ah, con ninguno. Autopublico.

Mi alma a los pies. Autopublico. Llevo tres horas diciendo que el mundo está contra mí... y resulta que autopublico. 

-Ok, vale. Hasta pronto -sonrisa de las que pongo siempre.

La gente no me ve. 

Así que quedé con otro chaval, interesado en encontrar un taller literario. Y le dije: "bueno, pues andamos cortos de organizadores, te presento al grupo y a lo mejor te gusta". Este hombre me dijo que escribía pero que estaba harto de la petulancia de los cursos oficiales. Me dijo que la creatividad no mejora en un curso. Me dijo muchas cosas que me sonaron a: "soy un tipo de barrio, ¿y por qué no iba yo a poder escribir?". Pensé, me cuadra, llévalo al taller.
Y lo llevé al taller.
En el segundo taller, cuando estábamos tomando algo, encandiló a toda la audiencia (se vino arriba) y dijo:

-¡No, para escribir no hace falta leer! Yo escribo y no necesito leer nada. 

Miré el reloj de pared, conté diez segundos, me levanté y me fui.
No se me caían las lágrimas de milagro. ¿Pero qué le pasa a la gente? ¿Y qué me pasa a mí que soy muy sensible?

"Yo escribo porque me da la gana. Para escribir no hace falta leer".
(no hay nada que aprender)
"No publico porque el mundo no me comprende. Porque el sector es muy cerrado. La culpa no es mía".
(vámonos..)

Cómo eché de menos al actor esa tarde. 

Y ahora, como cierre de este friki-versus-gafapastas, os voy a contar una cosa que me pasó con él. Él escribe, también. Él cuenta historias. Bastante bien, jajaja, por cierto. 
Pues veréis, en una ocasión le dije: "Cómo me gustaría que este libro saliera en Montena. Me encanta el formato de Montena".

¿Sabéis qué contestó el actor?

-¡Ah! ¡Sería brutal que salieran en Random!

Alcé las cejas.

(Montena es un sello editorial de Random House Mondadori)

Sabe lo que es la Random, sabe lo que es Montena... y no le da la más mínima importancia.
De él sí se puede aprender.

Así que ¿friki o gafapasta? Ninguna de las dos. Soy rara en gustos. Y muy inculta. En cuanto una amiga me dice que soy una pedante como sus profesores de literatura sólo porque uso un vocabulario amplio... interiormente me separo dos metros de esa amiga. Primero, porque no tengo ni puñetera idea de la literatura de verdad. Es el Muso el que me descubre libros y autores y música (ahora, jazz). Y, segundo, porque yo ahí noto un ataque. Tú no puedes aprender, no puedes mejorar, si estás con alguien al lado que dice: "La culpa de que yo no lo haya conseguido es del mundo". No, perdona. Son muchos los factores que hacen que publiques o no. Claro que el mundo es muy cerrado a veces, pero insiste. Insiste y mejora. Se puede publicar de mil formas hoy en día.

No sé, igual soy muy rara. 
Igual soy muy sensible a los demás (eso también me lo dicen)
Igual debería encontrar la forma de no salir huyendo siempre... o no. ¡A saber! 

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