¿Por qué meditando se arreglan los problemas?



Anoche Youtube me envío el mismo vídeo que ayer. El don de fluir.

Decidí escucharlo otra vez, pero sólo hasta la primera parte. Casualmente, me escribió a la vez El Viajero. Pero tenía tanto sueño que le pregunté por una meditación especial y luego me dormí...

Por la mañana, me levanté y puse en práctica algunos consejos o pautas de "autocuidado" que recomienda y enseña XX (la experta en psicología). Teniendo en cuenta que el día anterior, cabreada, tras ver a mis amigos me fui al gimnasio a darle golpes a un saco de boxeo... era fácil suponer que estaba un poco molesta.

Antes de dormir me dije sino sería por la manía de usar siglas para designar personas, como reduciéndolas a una clasificación, pero una parte de mí me preguntó que por qué entonces me gustaban tanto otras siglas, que me definen casi como un nombre en el trabajo. Es una de las cosas que yo llamaría "incoherencia". Aunque, más bien, en este caso es que el motivo de mi enfado seguía sin estar claro para mí.

Al día siguiente, mientras recogía la casa, me di cuenta de que podía esforzarme en planificar un montón de cosas que me estresaban, para que dejaran de darme estrés. Yo creo que esto es "meter en cajas", pero... igual me equivoco.

"Pues si esto es lo que yo hago mejor, ¿por qué iba a estar mal hacerlo? A mí me gusta planificar y hacer cajas con las cosas... Es mi manera de ser".

Tras recoger la casa, limpiar y usar algún cosmético especial, (de ahí lo de autocuidado) decidí sentarme a meditar. Me hacía falta.

Pensé en hacer la meditación shiné, que es sencillamente estar sentado, atento a tu respiración. Nada más sentarme y relajarme, me vinieron a la mente 2 frases de dos personas distintas. Ambas frases hacían referencia a mi uso del lenguaje. Una era un cumplido "Tienes el don de la palabra. Aunque no siempre lo usas" y la otra la dijo XX (la especialista en conductas etc. etc.) ayer cuando me enfadó tanto: "Te defiendes hablando mucho, esa verborrea es una defensa". Bien. Allí sentada me di cuenta de que estaba cabreada con XX. Y su estúpida sesión. Pero en vez de entrar a eso... Lo que me di cuenta en ese momento es que ambas cosas eran ciertas. Pero yo podía elegir. Un enfoque lo veía como algo maravilloso, y el otro enfoque lo veía como si hablar bien fuera un problema.  

Yo sé que lo malo se nos queda más y nos duele más. Pero es que, sentada en meditación sobre mi cojín, de repente ambas verdades eran igual de ciertas, y podía elegir. Obviamente, me quedé con la primera. Sí, tengo el don de la palabra. Sí, sé usarlo como defensa en ciertas ocasiones. También puede mucha gente. No es motivo de censura. Habría que ver qué motivación se esconde detrás de soltarme una frase así, porque lo más probable es que fuera desestabilizarme. Quizá por otro motivo.

Pero volví a centrarme en la meditación. Respirar, el silencio.... 

Me di cuenta de que tenía muchas ganas de saber muchas cosas pero que era un apego perjudicial. Si quería aprender, tenía que tranquilizarme e ir despacio.

Seguí respirando. Salvo momentos puntuales, no había pensamientos molestando. Y si surgía alguno, era muy claro y conciso. Como este que apareció al cabo de un rato:

"Si estoy metiendo las cosas en cajas otra vez..., y me siento bien organizando mi vida, a lo mejor es que no soy buena en eso de fluir".

Visualicé el árbol, el agua, el discurso del río, y el tronco. El vídeo de ayer, que yo adapté a mis palabras, pues el que lo narra usó otras.

"Porque desde luego no he estado tranquila hasta que no he previsto cómo llegar al sitio en el que tengo que dar formación... lo que requiere una planificación previa.... si planifico, ¿ya no estoy fluyendo? Porque a mí lo que me gusta y me calma es planificar. Si planifico, ¿no fluyo?"

Un algo interior me llevó la contraria

(aceptar)

Me quedé en silencio (mental).
Fue todo cuanto dijo ese algo. "Aceptar". Una idea. Una sugerencia.

¿Aceptar?

"Sí, bueno claro... para planificar primero tengo que aceptar lo que ocurre,.... me estoy liando".

Silencio mental. 

Y tras un buen rato de silencio mental, y respiración tranquila... pensé en el Muso.

"En realidad estás eligiendo su enfoque" me dije, yo le hablo a esa cosa interior, que en realidad supongo que soy yo "porque yo aprendo de él cosas, incluso aunque no diga nada. Me fijo en él. ¿Por qué te fijas en algo cuando no es perfecto y la gente ve otras cosas?"

Aquí si obtuve una respuesta clara. 
Esa "cosa interior" me preguntó que qué era el Muso para mí. Y yo dije: pues para mí un maestro, pero para el resto del mundo no lo es. Te parece maestro una persona que no es perfecta. Y eso es un error muy grande. Él mismo te diría que no es perfecto. 

Y aquí viene la respuesta de mi cerebro por la que he parado la meditación (ya me parecía suficiente):

"Einstein dice que dos tiempos son iguales y sin embargo, diferentes, a la vez. ¿Pueden dos tiempos ser iguales y diferentes a la vez ... y no puede una persona ser maestro para ti y ser diferente para otros?"

¡jajaja! ¡Hombre, si me lo comparas con el tiempo!
Sí, es verdad. El tiempo es igual y no lo es, a la vez. Según la velocidad de los sistemas, ¿no? Mis dos años en la Tierra y tus dos años viajando a la velocidad de la luz son diferentes, sin embargo, son dos años para ambos. Lo que es un embrollo muy grande.

Ahí paré la meditación.
Porque me tengo que ir a hacer otra cosa. 

Saludos!! 

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