Mi extraño viaje por Florencia (II)

Nuevamente, me levanto a las 6,29 para quitar la alarma del reloj antes de que suene. Recojo a mi compañero de viaje y tras un fuerte desayuno, nos ponemos en marcha hacia la Academia. Al llegar estamos los terceros de la fila, lo que hace que podamos ver El David, sin nadie en la sala, salvo otros cuatro turistas madrugadores.

Ante la imagen siento mucha paz, porque esta muy bien situada. 


Es una imagen de un hombre joven... Pero al dar la vuelta a su alrededor veo dos cosas que no sabía. Primero, lleva algo en la mano que mantiene en alto y segundo, sus ojos,... lo más interesante de todo, pues parece estar a punto de enfrentarse a un gran desafío. Esa mirada me hace sacarle muchas fotos. "¿Quién es? ¿Y qué está a punto de hacer, que mira de esa forma?" luego me senté y mi compi viaje me dijo que era David, a punto de enfrentarse a Goliat.

Aaaah!!

No tengo en el móvil la foto de sus ojos pero merece de verdad mucho la pena. Una visita estupenda.

Después visitamos la Capilla de los Medicci. Al ver las tumbas me pregunté qué pensaban al encargarlas. Parecen de faraones egipcios o de extraterrestres. La capilla es obra de Miguel Angel. 

Al salir de allí, callejeamos hasta la sinagoga. Mientras algo interno me decía (o cuestionaba) si era o no adecuado entrar en ese edificio, resultó que mi amigo recordó algo importante. Era Sabbat. No podíamos entrar. Y me pareció bien porque me sentía un poco inquieta.

Callejeamos hacia La Ilglesia de la Santa Cruz. Qué techo tan bonito tiene. Pero no sin antes pasar por debajo de un puente donde había algo del revés escrito. Y no me refiero a una palabra del revés, sino a una frase con las letras invertidas. ¡Pensé sorprendida que la única manera de leerlo era a través de un espejo! Mi amigo dijo que ponía "Vía de estudiantes". Estaba escrito en pequeño, con un rotulador. Pero me llamó mucho la atención.




Yo reflexionaba sobre la sociedad y los esfuerzos de la época en levantar las iglesias y catedrales que ahora veíamos. En la búsqueda de la belleza. Meditaba sobre el cerebro humano y la oxitocina. Imaginaba museos del futuro con móviles que serían cosa del pasado. Entonces vi los "relicarios" con dedos y huesos en las iglesias y se me revolvió el estómago. "Estamos todos locos" pensé, saliendo al claustro de la basílica. Allí era todo paz y silencio.


A diferencia de París, que me resulta hostil y grande, las ciudades de Italia (solo he estado 3 veces, en Roma, en Venecia y en Florencia) me parecen asequibles en su tamaño y amistosas para el que las contempla. Si bien el suelo empedrado de Florencia requiere calzado cómodo.

Tras cruzar el Arno y comprar algunos recuerdos pequeños (bolis), llegamos a la trattoria que buscaba mi amigo y la cocina estaba cerrada.

Tuvimos que volver al hotel. Con más de 15 kilómetros de paseo, empezábamos a estar cansados. Y aún nos quedaba la tarde.

Mejor hacer una parada técnica para descansar...

CONTINUARÁ...



Descansamos más de lo previsto y al volver a salir ya por el horario del vuelo solo daba tiempo a acompañar a mi amigo a por un bocata con fama internacional. Sólo que yo no tenía hambre. Al pasar por la plaza del Palacio Viejo se celebraba una recepción. No se podía entrar pero el Palacio estaba precioso. Mi amigo me dijo:

-¿Sabes lo que simboliza la estatua de Perseo?
-¡Sí! Leí en la guía de viaje que era una advertencia a los que desafiaran el poder de los Medicci... ¡¡Qué le cooooorten la cabeza!!!!!
Buscad la estatua y lo entenderéis. Sujeta la cabeza decapitado de Medusa.
Mientras hacía cola esperando a mi amigo en la tienda de bocatas, yo compré una chocolatina. Me llegó el olor de tabaco que no era tabaco y al girarme vi a dos personas fumando. Una de ellas llevaba el pelo de todos los colores del espectro.
Miré al frente y recordé el claustro. Recordé la frase que me dijo mi amigo. Señaló un cartel y dijo "Mira, pone NO CORTAR LAS ROSAS" y yo me reí.
-¡Chs! ¡¿Qué rosas?!
Allí solo había un pozo y una turista pidiéndole a su esposo que le sacará fotos, de un modo extraño posando como si quedarán bien, cuando todo estaba desangelado. A todas las flores les habían cortado la cabeza. Salvo a...
-Ah, sí... Hay quedan dos.... Blancas.
Y en otro rosal había 3 de un rojo oscuro, bien feas.
De pie en la cola de la tienda de bocatas tuve un momento de iluminación.
La catedral a rayas, la torre loca, la estatua del sombrerero en el mirador, la turista asiática con la falda de la Reina de corazones, el palacio, que le cooooorten la cabeza, prohibido cortar las rosas (salvo las blancas) , la frase al revés que hay que leer a través de un espejo... Y dos personas fumando envueltas en humo, una de ellas con el pelo de colores.

¿Soy yo... O esto es "Florencia y el País de las Maravillas"????
Todo el viaje ha estado lleno de "cosas" de ese libro. Salvo la llave... Y las dos puertas.
Llegamos al hotel, me despido de Florencia. No he comprado nada para cenar pero sobre un mostrador hay una jarra. Pone Té.
Y aquí estoy, con él en la mano y un trozo de chocolate en la otra.

Maravilloso viaje y maravillosa ciudad.
Tenéis que verla.
FIN

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