Mi planteamiento de escritora...


Me he involucrado en un debate de Twitter sólo para darme cuenta luego de que tenía una visión parcial y que a lo mejor no era necesario explicar el sector. 

Era un comentario "réplica" de otro que decía que el escritor debería trabajar gratis y no para ganar dinero. Que eso haría desaparecer las editoriales. Tras explicar cómo está la situación (7% de pvp sin IVA para el autor 93% a repartir entre editor, Distribuidor y tienda), pues me di cuenta de que el comentario había sido resaltado sólo para que vapulearan a su creador y eso es algo en lo que yo no entro. 

No obstante, creo que lo único que hacía falta era conocer la situación. Pero en este mundo, la experiencia de cada uno es la experiencia de cada uno, yo solo podía hablarle de los royalties y los %, para que se diera cuenta de que el autor no es -ni de lejos-, el que se lleva la pasta. Al menos, en ciertos niveles.

Y aquí es cuando os expongo mi planteamiento/historia.

Yo empecé a escribir siendo muy pequeña, tenía 6 años, de hecho, y escribí en unas escaleras, en la casa de mi abuela, el cuento de un gallo. Y lo escribí porque los mayores no me hacían ni puñetero caso. Era un cuaderno roto, sin portada, y yo tenía un bolígrafo rojo. El cuento no valía para mucho. "Érase una vez un gallo que se llamaba Coqui..." ahí el bolí dejó de pintar. Luego volví y tiré de la ropa (a la altura de las rodillas) de aquellos seres gigantes que sólo hacían: bla-bla-bla-bla (también recuerdo el día que empecé a prestar atención a lo que hablaban) y traté de mostrarles mi obra con el resultado de: "no te hago ni puñetero caso".

¡jajaja!

No fue hasta los 13 cuando me dí cuenta de la vocación y fue por culpa de un profesor de Literatura. Era actor. Y era el único que lograba parar a la panda de asilvestrados que se juntó en mi instituto. Yo ya había dado varios "bandazos" emocionales, y no estaba en una época buena, pero había algo que nadie sabía y es que leía libros como loca. Si lo sabían en mi colegio anterior, pero claro, ... de ese colegio nos arrancó la estúpida Logse y sus estúpidas ideas de escolarizar de manera obligatoria a quien no quiere estudiar. 

Vivía en un mundo en el que era mejor esconderse.

No os voy a contar cosas de mi instituto porque... no merece la pena. Pero sí os diré que Ismael era un tipo muy grande, de cuerpo "muy cuadrado" y voz potente. Os diré que cogía los balones medicinales de 5 y 7 kilos con una sola mano. Os diré que lanzó uno contra un alumno que... se merecía más bien que le dieran en otro lado. 

Pero a pesar de toda su leyenda negra y el pavor que le tenían los delincuentes potenciales con los yo estaba encerrada en esas aulas (algunos ya no potenciales, tristemente), yo miraba a Ismael y pensaba: "Algo no me cuadra".

Un día, entró en clase, nos miró, se formó el silencio y de repente, se echó a reír. Es la única clase de él que recuerdo. Esa y la del concurso. Se echó a reír y a reír más y haciendo teatro -porque aquello era puro teatro- dijo: "A vosotros, chavales, ¿quién os ha engañado?"

Algo dentro me dio un vuelco. Y ese momento me impactó. Tanto, como para recordarlo ahora, que tengo más edad -seguramente-, de la que tenía él. 

Noté algo raro que no supe definir. Primero, pensé, porque no era verdad lo que había dicho, ni venía a cuento. Segundo, por la reacción de la clase. "¿Por qué se callan?" "¿No ven que es mentira?"

Creo que fue en esa misma clase en la que nos dijo que había un concurso de relatos en el Instituto. Empezó a hablar de que nada le alegraría más -aunque lo veía harto improbable-, que darnos el premio a alguno de nosotros, cenutrios ignorantes. Casi lo decía para sí mismo, como si pensara en voz alta.
Al final de la clase, mientras hablaba de esto, yo le dije algo a alguien y tuve la mala suerte de que el profesor me pilló. Y usó esa voz de actor de teatro para dejarme en evidencia:

- ¡SÍ, LIBROS! ¡Eva, los libros por si no lo sabes, son esa cosa que adorna las estanterías en tu casa!

UUUUUUUUUUUYYYYYYYYYYY

Yo le odié por decir mi nombre en alto. Le odie por hacerme visible. Porque, para empezar, en comparación con cómo era yo en el otro colegio, en este era una sombra. Y va el muy melón y me suelta eso.

Le miré. "Libros" Y va y me dice eso a mí, que acabé con la librería del colegio anterior, los libros de la vecina, y toda la librería de mis padres. Va y me dice lo que son los libros. A mí.

Y me aguantó la mirada. Noté una revolución interior: "¿Pero tú has visto lo que dice?" y una especie de... sensación interna que traducida a palabras sería : no sabe con quién habla.

Al final de la clase me levanté (yo estaba enfadada), me acerqué a la mesa y le dije:

- Me va a dar usted ese premio literario.

¡jajajaj! ¡Qué trece años tan inocentes!

Se lo dije así, con rencor. Y usando el usted que además estaba fuera de lugar. 

Y él me dijo:

- Pues ya se verá, pero nada me gustaría más -recogiendo y sin mirarme siquiera.

No estaba enfadado, pero tampoco tenía aspecto de que mi frase le hubiera impactado mucho. De hecho, se fue a tomar su café a su estúpida sala de profesores. "Este hombre me está subestimando". Pero no era eso. Simplemente, no me vio. De una manera que nunca jamás pensé que podría ser "ignorada". Libros, me dice. A mí. Es como si le dices al jovencito Michael Jordan que si sabe lo que es un balón de baloncesto. 

Adivináis, ¿verdad? Lo gané.
Era una historia irónica de diccionarios y palabras. Mucha gente me dice que fue mi mejor cuento (monocotiledonea, planta angioesperma de adorno...) Trataba de un estudiante que intenta lidiar con un diccionario, donde cada palabra le conduce a un nuevo enigma que le conduce a otra palabra y así hasta que hace un círculo. 
Pero no sólo lo gané, sino que gané ese, gané el siguiente que era local y gané el siguiente que era NACIONAL.

Y pensé, "Ay va". 

Bueno, eso lo pensé cuando me dieron un cheque de diez mil pesestas para gastar en unos grandes almacenes. Yo cuando vi ese dinero en mi mano hasta me sentí mal. Y... fui a esos grandes almacenes y ¿que compré? Pues... más libros. Me compré casi toda la colección de la Dragonlance. Lo que a su vez me enseñó a escribir de manera comercial (párrafo. Punto. Acción en una sola frase. Punto. Dejas al lector impactado. Y sigues con la historia). Pasé entretenida con la dragon buena parte de mi siguiente instituto. Qué de cambios. Pasé de uno que era... espeluznante a uno pijo (en comparación) Y obviamente, no me adapté porque no me dio tiempo. La gente hablaba de ropa y maquillaje, lo que en el lugar del que yo venía... en fin... no se parecían en nada. 

El autor de este blog me conoce por la Dragon y por Asuka, personaje de Evangelion del que algún día hablaré. 

Por eso y por una camiseta. Él dice: "Y vi acercarse a una chica a una panda de tíos a los que nadie se acercaría nunca... y lo hace para hablar con nosotros". Yo digo: "Salí de aquella clase en la que me sentía como una marciana y me dirigí hacia el chico alto con la camiseta de ánime y el personaje de Asuka". "¿Te gusta Evangelion?" pregunté. Él asintió con la cabeza y yo contesté: "Es una mierda de serie" y me fui.

¡jajaj! Creédme, lo de insultar la serie lo hice a posta. No tenía amig@s en aquella clase porque... no encajaba. Y no encajaba porque llevaba muchos cambios encima y ya no sabía ni quien era yo. Al final nos hicimos amigas tres, una recién llegada (a la que también hablé, claro, hay que hacerse un entorno amigable cuanto antes) y otra chica trasladada de otro centro que... sólo hablaba de moda. En mi otro instituto hablabas de moda y te daban una paliza. Literal. 

Bueno, la escritura me acompañó siempre, y yo sabía que iba a publicar pero no sabía cuando. Sostenía una creencia: si tienes algo bueno, publicas. Esa creencia era importante. Da igual cómo, pero publicas. 

Una amiga juntó mis relatos y los publicó ella (jajajaj!) el día de mi cumpleaños. Tengo, por cierto, que regalarle mi último libro. Esto fue acabada la Universidad.

No publiqué con una gran editorial hasta que no cambié de amistades años después. Y tuvo relación, no porque las amistades fueran malvadas ni nada así, es por el papel que yo tenía con ellas. A mí me influye mucho el ambiente. No se podía publicar si estas rodeada de gente que aspira a hacerlo pero que no lo van a hacer y culpan a los demás. Es como si quieres pintar rodeada de gente que ... no pinta y protesta por ello. Si quieres pintar, pinta. Si quieres escribir, escribe. 

Sacar el libro con Espasa (Planeta) fue... No sé qué palabra usar, me quedaría corta.

Y luego vinieron algunos con Hidra.

Los de Hidra alcanzaron segundas ediciones por lo que se me planteo un proyecto secreto de escribir para una colección sin autor. 4 novelas. La primera ya ha salido y ... bueno, sólo con esa maquetación, yo podría retirarme y decir: ya está, ya cumplí mi sueño. ¡Qué maquetación! Es magnífica. Ese libro me habría gustado de pequeña. Es magnífica. Y todos lo ven y me dicen: "uy, bonita, esto huele a gran éxito!".

Pero sigo sin pensar en vivir de ello. Tú no puedes vivir de una canción, aunque sea un gran éxito, ¿que pasará los próximos sesenta años de tu vida?

Muchos amigos míos están "enfadados" con las editoriales. Normalmente, nos llevamos entre un 7 y un 10% de pvp sin IVA (vamos, un euro o 70 céntimos por ejemplar) pero no tenemos control sobre lo que vendemos y en muchos casos, no se cobra anticipo. En otros sí, pero es raro. Por lo menos a mi nivel. El resto se reparte entre el Editor, el Distribuidor (ojo a esta figura, en Madrid solo hay 4) y la tienda. 

El comentario en twitter que propició esta entrada decía: "es que los libros son caros porque el autor quiere ganar mucho dinero" jajajaj! jajajaj! Es obvio que con un reparto de 10% vs 90% el contenido de ese mensaje era ridículo. Era de no saber. Y la persona añadía: "Es que deberían trabajar gratis". 

Pues hombre, no... 

Busqué a Ismael, como viente años después de pasar por ese "instituto pionero" donde se implantó el nuevo sistema de enseñanza. Me dijeron que vivía en Levante, desde hacía mucho tiempo. 

De todos modos, él no me reconocería. 20 años de alumnos, son muchos años y muchas clases.
A veces... impactamos de una manera a los demás que no nos damos cuenta, ¿verdad?

Me refiero a los profesores. Ya como anécdota, ayer le dije a un compañero: "Ah, qué bien me has explicado todo esto" y me dijo: "¡Hombre, tanto más amable fuiste tú cuando me diste clase a mí!"

Me dejó perpleja. ^_^ 

Saludos!!! 

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