Mi jardín y mis flores.


fuente imagen (varias) destaco: facebook y ramenparados.com

Para mí los años comienzan en agosto. Porque es el mes de mi cumpleaños y porque, desde muy joven, se repite el mismo patrón: llego muy cansada al verano, recupero fuerzas y al cabo de un tiempo indeterminado (la duración va cambiando con la edad) empiezo a tener nuevos proyectos. A ilusionarme con lo que va a ser diferente cuando regrese del periodo estival. 

De manera que, lo más parecido, sería como el comienzo de un curso nuevo. Y los cursos nuevos siempre son diferentes. 

Pero lo bueno de volver es que no tienes que empezar de cero todo, sino que te encuentras cosas que son fruto de lo que has hecho en todo el periodo anterior. Y, a menudo, te sorprenden. De manera que yo, al llegar, con lo que me he sorprendido ha sido con....

... Mi pequeño jardín... y mis flores.

Tras unos días completamente desatendidas, alguien podría esperar que las plantas que aguardaban mi regreso estuvieran mustias, muertas o medio secas. En vez de eso, me he encontrado con un Poto (Epipremnum Pinnatum) que había crecido hasta los tres metros (lo he tenido que enrollar y podar), una Hypoestes ¡¡que ha sobrevivido sin agua!!, un montón de Menta que ha nacido a su lado, y otra extraña compañera de maceta que, tras mucho buscar en internet, parece ser albahaca.

La lavanda estaba en un vaso, y justamente, se había quedado sin agua ayer o anteayer. Se ha salvado por los pelos.

Y debajo de la palmera (areca) había crecido, misteriosamente, un tallo verde de apariencia feliz y robusta, parecido a una planta cercana (con flores rosas, posiblemente un kalanchoe)...
¿Cómo ha llegado hasta ahí? Ni idea... Pero da la impresión de que viendo que en la maceta de su madre la supervivencia se complicaba, decidió nacer en otro lado.

Los Aloes, como siempre, multiplicándose de manera descontrolada. Y en cuanto a la planta más antigua del lugar, un Ciclamen, que un año echa flores rojas y otro rosas -según le da-, acababa de renacer con un tallo recto y fuerte. Con su primera hoja aún doblada sobre sí misma.

De todas mis plantas, ésta es para mí la más curiosa. El ciclamen es de hoja perenne, es decir, no se seca. Pero esta planta de casi diez años de edad, un verano se secó. Porque un tipo de plaga atacaba sus hojas. Yo pensé que había muerto. Y llegado el otoño me dije: "hay que tirarla, esta planta se ha muerto". Pero justo cuando lo iba a hacer, vi un tallo asomando de su patata. "Qué raro". A los tres días, el ciclamen había renacido. Todo eran tallos nuevos, y una flor despuntando por encima, como si dijera: "hola, hola.. ¡aquí estoy!"

Al año siguiente observé muy bien lo que hacía la planta. De tantas flores como echó de febrero a verano, la gente se admiraba. Es una planta, que yo digo: "reventona". Porque hace: ¡PUM! y explota con tantas flores que no se ve ni la maceta. "Esta planta está contenta" me decían mis amigos y gente muy cercana.

Llegando el mes de julio... en apenas unos días, todas sus hojas se ponían amarillas y pasaba de ser una planta gigante.. a menguar hasta desaparecer.  Para entonces ya había echado flores y semillas que esparcía por todo el suelo. Pero el ciclamen no se seca. Vi muchos en Venecia. Los había por todas partes... y me acordé del mío.

Caí en la cuenta de que al ser atacado por diferentes plagas en verano, esta curiosa planta había optado por una estrategia extraña. Renacía cada vez. Y al final, las flores se quedaron de un extraño color fucsia... sin llegar a ser rojo, pero muy resultonas.

Una vez cortada la menta (huele mucho, la puse sobre mi mesita con una figurita de Buda) arreglados los aloes, podado el Poto o Photos y la palmera (tampoco cabía), miré para mi pequeño jardín y pensé que de momento no iba a hacer más cambios.

Claro que me gustaría tener tomates y pimientos... pero para eso necesitaría una buena huerta.

=)


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