Libros y Café





Dormí abrazada a mi cojín de meditación. Y recuperé mi hábito de sueño profundo. Puca no hizo ruido en toda la noche. Y si lo hizo, no me enteré. Pero suelo enterarme, así que no lo hizo. Al despertar, sé que estaba soñando con otro planeta. Y el Muso también estaba allí. Pero el sueño se me escapó de las manos. Es curioso como suelo recordar lo que sueño... y a veces estos desaparecen y aunque le digas al cerebro: ¡eh, no, espera, déjame apuntar! ves como todo hace zium! y se esfuma en un momento. Además es que notas como lo pierdes y todo. A nivel químico, debe de ser algo curioso, si se pudiera medir ese mecanismo. (u observar)

Miré el reloj. Me di la vuelta, me arropé, me quedé cómodamente hasta que volví a mirarlo. Un capicúa. Me gustan las cifras capicúas. La novela publicada con Espasa tuvo un número capicúa en el registro. Me quedé mirándolo y me dio una sensación muy rara. También antes, en el blog, la terminé en capicúa (las visitas) el manuscrito.

Antes, esos números no me decían nada pero ... ahora me dan buen rollo. Como si por ser iguales al derecho o del revés... no sé, tuvieran algo especial. Son afortunados. Quizá, no lo tengo claro. 

Tras levantarme con número capicúa decidí meditar pero... mis pensamientos me vuelven loca. Y no son beneficiosos. Vivo en un mar de incertidumbre. "Que si al Muso le caes mal...." "Que si eso no es cierto..." "Pues ya ves lo serio que es, nunca dijiste otra cosa..." "ay, entonces... ¿es serio o no? Conmigo no lo era... jo, lo he estropeado" Luego un interesante debate sobre corazón y lógica y luego me fijo en que mi figura de Buda tiene ¡la cabeza torcida! En serio, se le está inclinando el gorro picudo hacia un lado.

"Ay, eso no puede ser bueno" pienso.

Y no es una ilusión óptica.

Confusa, hecha un lío y tras pasarme varias veces las manos por la cara (apoyando el rostro para descansar) decido pedir ayuda. "Buda y Dios... estoy un poco perdida, ¿me podéis echar una mano?"

Justo en ese instante, jajajaj! Se ilumina la pantalla de mi móvil con un mensaje de mi amigo C. He quedado a desayunar con él. Pero el mensaje no tiene palabras. Son solo 6 manos mudas, saludando.

"¿..?"

Lo miro. El móvil está en el suelo, junto a mis pies.

¿Un saludito?

¡jajaja!

Me sonó a "vale, de acuerdo, estamos aquí" Buda, Dios, fuerza Cósmica del Amor o lo que sea. Soy una persona espiritual. Cerré los ojos y medité unos momentos.

Luego me senté a trabajar en una novela pero ya me tengo que ir.... porque sino voy a llegar tarde. Y hoy es un día de descanso. 

Por cierto, la novela que no es por encargo, está muy bien.
Salu2!!!! 

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