Un corazón lento.

Me han realizado un electrocardiograma. 
Creo que nunca me había hecho uno. Forma parte de un reconocimiento médico. Y con lo poco que me gusta a mí medir y contabilizar cosas...


- Vaya... -dijo el doctor.

- ¿Qué?

- Verás -me explicó, viendo que le había preguntado mil cosas, y que tenía interés-, un corazón humano lento va a 60 pulsaciones por minuto. Se considera normal que haya entre 60 y 100 latidos, estando en reposo. Las personas de ritmo más lento tienen 60. Sin embargo... ¿Ves esto?

- Sí, ¿qué significa?

- Que el tuyo late a 54 pulsaciones por minuto.

- ¡Anda!

- Y ahora late a 50.

¿¿¿54????? Pensé: "¿y cuándo medito... cuánto late?"

- Y sigue en 50. ¿Practicas deporte?

- Sí -contesté.

 Y me he puesto a pensar. Siempre que hago elíptica o bicicleta... pero sobre todo elíptica, cuando llega ese punto en el que "algo" dentro me indica que estoy rozando el límite, si miro la pantalla que mide los latidos pone: 151. 

Tiene gracia porque hay un cartel en la pared donde te pone cuánto puede o no puede latir tu corazón, según tu edad, y te pone que el 80% de esfuerzo es si late entre 160 y 180. Yo contemplaba el cartel y solía enfadarme, porque entendía que me cansaba antes de llegar a un esfuerzo del 90%. Os garantizo que yo llego al límite en 151. Latido arriba, latido abajo. Viendo la foto de mi corazón... ahora pienso que es normal. ¡Es que es tres veces su ritmo de reposo!. Subo rápido a 101, 102 pulsaciones. Y con 120 estoy en gran esfuerzo. 140 es algo como "ya te vale, no lo prolongues mucho" y en 150 algo sin palabras dice: "cuidado". No importa si tengo o no medidor activo. Podría deciros cuando estoy a 152 pulsaciones por minuto sin necesidad de mirarlo.

Es una buena alarma. Es algo inequívoco.

Ahora vamos a la anécdota. Una vez me tocó una pulsera de esas que te miden las pulsaciones en un mercadillo solidario. Como os podéis imaginar, pasé tres semanas obsesionada con lo que marcaba. 76 latidos subiendo escaleras. 90 latidos corriendo en el gimnasio. 60 latidos caminando por la oficina. En una de estas, quise presumir delante del que me enseña budismo (no sé porqué me hace tanta gracia que mi corazón vaya lento), así que me levanté (viendo que estaba en 52 pulsaciones) y dije:

- ¡Muso, mira, mira,... mi corazón va....!

Cuando yo estaba a diez pasos, mi corazón iba a 56 pulsaciones por minuto. Os lo aseguro. Cuando estaba a cinco pasos, iba a 58 pulsaciones. A un paso de mi maestro en budismo levanté la cabeza, mostré la muñeca, puse una de esas sonrisas de "mira cómo brillo" (equivalente a "mira que especial soy")  y mostré la pulsera, orgullosa. Parecía decir: "soy la calma personificada. Mi corazón es tranquilo como un cielo sin nubes".

Sólo que la pulsera no marcaba lo mismo que un segundo antes. Se disparó 30 pulsaciones más.

"88"

- ¿¿QuEEEEEeéee??

¿Pero qué? ¿Pero...?

Tal cual. Saltó de 56 a 88 pulsaciones. Porque sí. Porque le dio la gana.

- Ya está, se ha roto.

Me alejé.

64, ...56...55...

"¿¿En serio??" me dije, moviendo la mano como si fuera un reloj sin cuerda.

Me acerqué.

88...90..89.

¿¿¿?????

¡Oh, venga ya! ¿En serio?

Se lo conté al doctor y se echó a reír.

Por otro lado, me pregunto si una diferencia de 40 pulsaciones sólo por reírme... no explica que yo me ponga tan nerviosa tan fácilmente. Y que mi nivel de energía en reposo sea tan bajo. No me refiero a la energía mental, eso leí en un libro que hay personas que parecemos super tranquilas y la cabeza nos va a dos mil revoluciones. Sin embargo, externamente, no se nota.

Con 50 pulsaciones por minuto, ¿cómo va a notarse?

¿Y meditando bajaré a las 47?

Una vez más todo tiene una explicación científica.
=D
Salud2!!


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