Sueños que son historias: sin titulo aún.


Voy a escribirlo rápido porque se me olvida.

Estaba en mi pueblo, con más familiares, y salíamos a dar una vuelta. Caminábamos por la calle cuando de repente, alguien dice algo, un familiar se mueve un poco y de repente veo... a mi abuela.

- Abuela... -dije, patidifusa.

Mi abuela ha muerto. Murió hace año y tres meses. En el sueño tenía un aspecto estupendo. Llevaba un vestido azul. Estaba genial, estaba... serena, feliz.

- ¿¿Pero qué haces aquí??

Nos dimos un abrazo. Me contestó algo pero como se me olvida el sueño muy deprisa, pues no me acuerdo.

Seguimos paseando, nos acercamos a la barandilla que da al mar, y detrás había una casa. Era diferente a las demás, y si mirabas a la derecha, en medio de la colina donde hay casas, había otra que era igual que la que estaba plantada en medio del mar. Eran notas discordantes, tanto por tamaño como por arquitectura. Es decir, todo era normal, menos esas casas de tejado picudo y color oscuro (el tejado era como morado...) que no eran nada normales.

De repente de la casa salió un monstruo horrible, rugía y gruñía y echó a correr hacia la barandilla, pero antes de llegar, se paró. Era como si estuviera atado a la casa (corría por una especie de pasarela sobre el mar). Se paró muy cerca de mí, de mi cara. Yo estaba asustada, pero era fácil comprender que estaba atado a esa casa.

El monstruo movió los brazos, acabados en garras, con unas uñas de medio metro cada una y negras. Era más grande que yo, estaba cubierto como de pelo larguísimo... tenía un aire de esos de los monstruos de las series de anime japonesas. Los que parecen un zorro. Era todo muy extraño.

Mire a mi abuela.

- ¿¿Pero qué pasa aquí??

Ella contestó:

- ¿No te acuerdas? Es su primer año. Ya te dije que el primer año de muertos no pueden salir.

Y me lo dijo como diciendo: "a mí también me ha pasado". 

Yo miré al monstruo y miré a mi abuela. Y luego la otra casa plantada en medio de donde están las casa normales.

¿No pueden salir?

¿Y si no eran monstruos?

¿Y si las "casas" no estaban allí?

A mí me parecía una criatura muy... fea, con grandes garras y un aspecto de casi extraterrestres, pero ¿y si no eran monstruos?

Mi abuela estaba preciosa.

- Son nuevos -me dijo, como esperando a ver si yo lo entendía.

Francamente, no entendía nada.

Abracé de nuevo a mi abuela y seguimos andando. Al atravesar una iglesia, la perdí. Al salir al otro lado saludamos a un cura. Nos acercamos a otro portal y había unas flores, jo. Esas flores estaban en casa de mi abuela siempre. Son moradas. Tiene gracia, se conocen como siemprevivas. Parecen flores de papel.

Seguí andando y de repente vimos que todos los coches del pueblo tenían la tapa del depósito de la gasolina abierta. "¡Anda, ¿y eso?"! Vaya, alguien estaba robando gasolina. Todos los coches, sin excepción.

Y pensé, ¿y si vuelo a ver si veo quién lo hace? En algunos sueños volar, o más bien, elevarse es fácil. Así que dejé momentáneamente a mi familia y subí, subí, subí, hasta un balcón de una casa de piedra. Bueno, era un balcón de piedra. Vi a la policía, escuché gritos. Muchos. Y entonces empezaron a advertirme cosas.

Un bicho de color azul apareció de la nada, corriendo como un loco, dio un salto enorme y fue derecho a mi balcón.

Ay, madre.

La policía gritaba, me advertía. El bicho se agarró a la pared con las uñas y ¡PUM! cayó junto a mi balcón. Creédme, se le notaba desesperado. Se dio un buen golpe. Se agarró a la balaustrada de piedra desesperado.

¿Habéis visto la película Lilo y Stich? La del extraterrestre, que parece un perro. Bueno, pues era el extraterrestre, pero en versión real. Esa cosa azul de seis patas rematadas en uñas negras con unos dientes que "pa qué", como se suele decir, en coloquial, se giró y me miró. Vaya aspecto.

Ay, madre.

Y todos gritando abajo. Qué uñas tenía.

Qué dientes.
Temblaba.

- ¡¡PARA!! -grité.

El bicho se paró. Dubitativo. Y de los nervios.

- ¿Eres tú el que ha robado la gasolina de todo el pueblo?

No hablaba bien el lenguaje humano. Pero... estaba asustado y desesperado. Decía cosas incoherentes. Como "me dijeron que lo hiciera". Es verdad que nosotros vimos a otros humanos robando el combustible antes de que yo me elevara, pero no pudimos hacer mucho. Corrían por la calle. Y esos parecían humanos pero este bicho no.

Con palabras atropelladas me dijo algo que entendí que no tenía intención de dañar. 

- No puedes robar gasolina a los humanos -le dije.

- ¿¿¿¿¿¡¡ por qué!!!!????

"¿Cómo se lo explico yo?" el bicho se me lanzó en los brazos mientras la policía amenazaba con dispararle. Qué raro era su tacto. 

¿Cómo se lo explico?

- Mira -comencé-, ¿ves esas puertas? (un señor, cerraba una tienda, abajo, en la calle. Era de noche) Eso son tiendas. Los humanos abren las tiendas y van todos los días... para conseguir gasolina. ¿Lo entiendes? Es la energía que usan. ¡No puedes robar gasolina a los humanos! 

JO.
Pues no estaba nervioso el bicho ni nada. "Me dijeron que...", le habían engañado. 

Y me desperté.

Entiendo varias cosas, pero sobre todo una: los monstruos de esta historia no son monstruos. Yo los veía como monstruos. Pero... no lo eran, es la forma que tiene mi cerebro de clasificarlos.
Así que.... a saber qué significa todo esto.

SALUd2!!!!

Por cierto, ¿qué título le pongo al galimatías que he soñado hoy? 

¿Y por qué iba alguien a robar la gasolina de todo un pueblo? Eso está mal... 

2 comentarios:

Davidel dijo...

Demonios internos...
ángeles y demonios...
vaya!! un demonio...
Cosas de demonios...
Quien tiene un amigo tiene un demonio...

Con la gasolina no se me ocurre nada jajajaja

Nelly dijo...

Jajajaj... Jajajjajaja
Me encantan jajajajja
Ay, David, me río yo sola en medio de la oscura noche jajajjaja

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