Tengo el contrato editorial delante (pienso enviarlo mañana firmado al editor) y hoy es el último día de repaso del manuscrito. Estoy con varios proyectos. Este lo terminé en enero. La idea surgió en un taller literario, el editor me preguntó por una nueva historia, yo le expuse el argumento y me dijo que ¡adelante!

Ahora que estoy repasando, (y es el último día, de lo contrario esto no tendrá fin...) me he preparado un té blanco y me he puesto un gorro de lana azul. Recordé que algunos escritores tienen manías. Y pensé: si alguien me viera de esta guisa, podría decir: "¡oh, Nelly! ¿ese gorro es para inspirarte?!" La verdad es que no. Llevo el gorro de lana azul porque cuando estoy nerviosa me tiro del pelo. Y lo malo de hacerlo es que acabo inclinando la cabeza y torciendo el cuello. Resulta complicado corregir un manuscrito cuando no tienes una adecuada posición (y esto es recta, y centrada), motivo por el cuál, usé mi lado creativo para buscar una solución y me dije: "aah! un gorro de lana!". Me encantan los sombreros. Desde niña.

Así que heme aquí con un gorro de lana azul y en el espacio.

Siguiendo el rastro del protagonista.

Sé que en torno a las 7 de la tarde haré un alto por otras gestiones, y sé que cuando termine, meditaré o al menos me sentaré un rato en mi cojín de meditación.

Pero ahora, toca trabajar.

^_^ Si me dejaran dedicársela a alguien se la dedicaría a mi lectora cero, al taller de literatura Ciervo Blanco, a quien esta tarde no me puso ninguna pega a que trabajara en ella y al que me enseña cosas de Dharma. Pero todo eso no lo puedo poner, porque este tipo de libro no lleva dedicatorias.

¡Lo importante es que los pequeños grandes lectores se lo pasen bien!

Salu2!!!