Pudo ser así... - Cuentos del niño mensajero



Estaba la alcaldesa de la ciudad de los cuentos sentada en su sofá tras un duro día de trabajo. En vez de quedarse dormida y aprovechando su magno poder sobre todo lo que rodeaba, mandó llamar al cartero. Era este un niño de unos nueve años, con ojos redondos, mirada franca, pelo castaño y con tendencia a rizarse.

Era un habitante muy especial de la Ciudad, aunque no estaba claro si vivía o no en ella.

- Enséñame algo bonito -dijo Nelly.

El cartero sacó de su bolsa bandolera una tablet (¡hay que ver lo moderno que se había vuelto!) y le enseñó a Nelly una imagen del sol. Pero la imagen no era estática. Sino que mostraba diferentes momentos de la estrella. Sus llamaradas y sus remolinos.

- Vaya... -murmuró la alcaldesa.

Y pensó: "Es como un planeta... que se mueve y está hecho de fuego".

Un poco violento, si uno se detenía a pensar en ello. 

"Pero gracias a él estamos vivos".

Mercurio y Venus eran los siguientes en el vídeo del cartero. Nelly sabía que en Mercurio un día duraba más que un año, pues el pequeño planeta tardaba menos en completar una vuelta alrededor del Sol que en darla sobre sí mismo. Venus tenía una atmósfera llena de ácido sulfúrico y C02. En tamaño era similar a la Tierra.

En tercer lugar la pantalla motró el planeta azul, con nubes blancas. Todo azul. Mucho azul.

- ¿De dónde viene la vida? -le preguntó Nelly al mensajero.

Este arqueó las cejas. Y sonrió pero no dijo nada.

- Debe de venir del agua... -dijo Nelly- Tienes ese elemento y tienes vida.

Justo en ese momento apareció Marte, con sus casquetes polares congelados. Rojo y blanco. Agua.

- Debe de venir del agua "líquida" -enfatizó Nelly mirando al niño. Él seguía sin decir nada.

Entonces ella se puso a pensar.

- Si llevo suficientes plantas y agua a Marte, ¿podría crear vida allí?

- ¿Cómo?

- Ya sabes, porque plantas cosas y eso da oxígeno, y entonces .... giras la rueda, se pone todo en marcha y el ecosistema se mantiene solo. Como aquí.

- Frío -dijo el niño mensajero-. No hay atmósfera. 

De nuevo la alcaldesa se quedó pensando.

- Pero si tuviera suficiente...

- ¿Crees que no se le ocurrió a alguien ya? Necesitarías mucho para ponerlo en marcha.

La alcaldesa mostró una gran sonrisa que irradiaba entusiasmo. Sí, desde luego la N.A.S.A. ya lo habría pensado. Y puede que ella tuviera grandes ideas, pero seguro que un montón de científicos de la N.A.S.A con mejores instrumentos ya las habían examinado antes que ella.

- Entonces... 

El cartero le mostró Júpiter.

- ¡Mira! ¡Es de gas! -exclamó Nelly.

Tiene 77 lunas. Y su mancha en forma de remolino era del tamaño de toda la Tierra.

- ¿No te parece un sol en potencia?

El cartero miró a la alcaldesa y añadió:

- .. eso se le ocurrió a alguien ya...

- Sí, bueno, pero, ¿y si lanzas un misil a Júpiter? ¿Y si lo enciendes? Si todo es gas... ¡PUM! explota. Y ya tienes un Sol. ¿No?

El cartero mostró una imagen diferente en la pantalla. La de un misil precipitándose sobre aquella macha de colores y el misil se deshacía en mil pedazos. Igual que lanzar una semilla de diente de león contra un tornado.

- ¿Por qué la mancha está fija? -preguntó entonces Nelly.

- Eso, ¿por qué? -repitió el cartero.

- Es algo estable en movimiento. ¿Que no se puede deshacer?

Al cartero le dio la risa.

- No puedes verla bien.

- Ya.

El resto de planetas no le interesaban tanto. Estaban demasiado lejos. Muy concentrada en el vídeo, Nelly dijo a su amigo del servicio postal (del cosmos):

- Entonces... viendo esto como "si fuera nueva" -dijo, rascándose la barbilla-. Lo que veo es que... todos los planetas se parecen, forman parte de lo mismo. Unos están incendiados y son estrellas. Los otros son de roca. Hay agua en muchos de ellos. Pero solo el nuestro tiene vida (que sepamos), por estadística, tiene que haber más (imposible en quince mil trillones de sistemas que esto no se repita). -guardó silencio, reflexiva-. Pero entonces no basta con agua (ahí está Marte) sino que tiene que ser agua líquida.

El cartero asintió.

- Un científico dijo que "en algún tipo de circunstancia propicia las moléculas cobran vida". Como si al mezclar las cosas adecuadas, ¡pum! algo inerte pasara a algo vivo, lo que es bastante extraño...

El cartero, escuchaba...

- Entonces... tengo un planeta con agua... y las circunstancias propicias... la vida viene...

El sol, la Tierra, agua, la atmósfera, las estrellas... 

- La vida viene....

Nelly imaginó la Tierra cuando no estábamos ninguno de nosotros, la imaginó hace millones de años. La imaginó con agua líquida, con una atmósfera y con roca. Agua, roca, carbono, moléculas.

Agua líquida.

- ¡¡La vida llegó en un asteroide!!

Se levantó tan deprisa que casi se mareó.

- ¡¡Somos todos extraterrestres!!

El pequeño cartero, misterioso como siempre, sonrió.

- ¡¡Pero eso no me aclara de dónde viene!! Porque vino de otro lado.

- Sí.

- Y encima es mucha casualidad que justo se topara con la Tierra.

"¿No habrá algo más ahí?" le dieron ganas de preguntar.

Asombrada con su maravillosa idea, abrió las puertas del ayuntamiento y se alejó corriendo hacia el observatorio. Los vecinos, aunque acostumbrados a las excentricidades de su amable alcaldesa, no alcanzaron a comprender porqué atravesaba la plaza octogonal mientras exclamaba:

- ¡¡Sois todos de origen extraterrestre!! ¡Que lo sepáis!

Se fue convencida de que nadie lo había pensado. Pero todo encajaba de forma milimétrica. Planetas con agua, había. Todo era lo mismo, cierto. Miles de trillones de estrellas, y situaciones parecidas, qué duda cabe. ¿Por qué nadie encontraba el origen de la vida? Porque no era de aquí. La vida estaba, como todo, en el Universo. Y viajaba, como todo, a través de él.

La pregunta clave ahora era: ¿Cuál era el origen?

Que el ser vivo del cual procedemos todos fuera una ameba extraterrestre del planeta Chiriplum! seguía sin aclarar uno de los grandes secretos del Universo. Eso por no hablar de la loca teoría de que el asteroide que lo transportó no fuera a dar con nuestra querida Tierra por casualidad.

Eran muchas preguntas y hacían falta muchos genios para averiguar las respuestas.

Y colorín colorado, este cuento se ha terminado.
FIN.

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