Cuento Zen.


He soñado con Japón. Aunque hace unas semanas decidí no hacer mucho caso a los sueños pero es que como tiene relación con lo que me ha pasado luego.... 

En el sueño, me alojaba en un hotel. Uno con muchísimas habitaciones, mal indicadas, por cierto. Era fácil perderse ya que era un edificio altísimo, lleno de lujosos jardines y ambientes distintos. Todo muy llamativo. Parecía Tokyo, cerca del hotel en el que estuve. Un día me desperté por la mañana y salimos a ver la ciudad, y me encontré con alguien, luego me acercaron al hotel pero resulta que esa persona no me dejó en el hotel -como me dijo-, sino que se paró, yo me bajé del coche, me dijo que iba a no se dónde pero que ahora volvía y yo me quedé esperando a que volviera y me llevara al hotel...

... pero no volvió.

Y pasaron horas. En el sueño. Él había dicho que me llevaba de regreso al hotel... pero, ¿le había entendido mal? ¿Estar donde estaba era ya todo? Como digo, pasaron horas en el sueño y yo odio perderme. Me senté en unas escaleras, vi ponerse el sol. Finalmente decidí que esa persona no iba a volver. 

Y pensé: "quizá eso sea todo, me ha dicho que me acercaba al hotel y es esto. Debe de pensar que el hotel es este lugar y ya no vuelve. ¿Y ahora qué hago?"

La clave del sueño fue ese momento en que empecé a bajar la calle hacia un cruce inmenso y luego giré a la izquierda y luego llegué al hotel. También estaba perdida dentro, la verdad, pero ... fue un momento muy estúpido y muy básico, lo de echar a andar cuando vi que allí estancada, esperando, no iba a cambiar nada. Me llevó horas dar el paso. ¡Horas! Porque ¿qué pasaría si yo echaba a andar y él volvía? 

Me desperté y pensé, ¿por qué puñetas has soñado con Tokyo? Pero como no hago caso a los sueños, pasé del asunto. Yo a esto lo llamo "pequeña venganza conmigo misma". Los sueños no puedo controlarlos pero sí puedo elegir no hacerles caso. 

Mientras realizaba las tareas del hogar, decidí poner un vídeo de una monja budista y le di al botón de play del primero que salió. "La casualidad propicia que sea este", me dije. El primero de la lista. Y comienza con: "Os voy a contar un cuento de la tradición japonesa"

(sonrío) "Hum, qué casualidad".

Y habla de una sirvienta que le pregunta a una monja si ella puede seguir un camino espiritual siendo lo que comúnmente llamarían los demás seres una ignorante. Como era de esperar, la monja le contesta que sí y que su condición es maravillosa para ello. Y le dice que mire la fuente de sus pensamientos y que no se deje arrastrar por las ideas engañosas. Luego enaltece el trabajo manual y sencillo que no nos da quebraderos de cabeza y que nos permite tener la mente para nosotros. 

(pensativa) "Hum. Poco más me está enalteciendo el paro. Pero es obvio lo que dice no es nada nuevo; yo sé de un escritor que supera crisis fregando los platos. No es un secreto. La jardinería relaja... el trabajo hecho de modo... ¡cielos, espera, ¿¿eso de tener la mente para uno se puede practicar??!!"

Luego la monja continuaba diciendo que normalmente nuestros trabajos nos absorben y nos dan quebraderos de cabeza.

"Mira qué lista es"

Y luego termina diciendo que un día la sirvienta que gozaba de un trabajo sencillo, va a por agua una noche de luna llena, y se le rompe el cubo. Y en ese momento se iluminó.

"Ya estamos otra vez con las iluminaciones maravillosas y repentinas que a mí nunca me van a pasar jajaja... Uno se ilumina barriendo un patio, a la otra porque se le rompe un cubo. Bah!"

Continua el cuento diciendo que la sirvienta miraba el reflejo de la luna dentro del cubo, pero que al separarse el fondo de este, el agua se derramó, la luna se fue y ella se dio cuenta de su verdadera naturaleza. Equipara nuestra identidad con el reflejo de la luna. Intentamos defenderla y mantenerla, pero cuando se cae la parte inferior del cubo, se pierde. Porque no es real. La monja sigue hablando de que Buda y nosotros somos lo mismo, que todo lo demás son pensamientos engañosos. 

"Entonces, ¿pretende que no me crea ningún pensamiento que me hace daño?"

Reflexiono en silencio mientras ella sigue hablando sobre lo excesivamente cansado que es tener una identidad que reforzar y defender a cada momento, y de pronto comenta algo sobre un río. Es en este punto, en el que habla de no apegarse y una serie de cosas extrañas, en el que yo le pregunto a esa otra parte de mí de qué puñetas trata el vídeo y me doy cuenta de algo:

"No metas las cosas en frascos!!"

Me da la risa. Y ahí queda la lección de hoy.
Que no meta el río en un frasco.



2 comentarios:

Davidel dijo...

Ayer dormi en Salamanca. Sabes cómo es el hotel? Japonés. Con fotos y cuadros de alli...y casi también me pierdo por qué había puertas que daban a portales jajajajajaja puedo corroborarlo jaja
me voy a dormir que me falta sueño. Buen domingo!!

Nelly dijo...

Jajajaj .. Todo el día de hoy ha estado repleto de casualidades japonesas.
Me estoy acordando de un libro que se llama la elegancia del erizo donde sale un japonés absolutamente maravilloso. Lo voy a releer de nuevo.

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