El enfoque

A todos aquellos a los que no os interese mucho el aprendizaje espiritual y los rollos psicológicos es mejor que no leáis esta entrada. Porque ya os advierto que puede ser un latazo.

Si la semana pasada se caracterizó por pensar en positivo cosas y que estas cosas aparecieran casualmente, esta otra semana se caracteriza de "zasca-enseñanzas". (Qué mal me cae mi maestro) Bien. Vamos por partes.

El pasado sábado (puede que domingo) busqué en youtube un vídeo que utilizo ahora para meditar. Como bien sabéis, adoro la ciencia, así que ... el por qué cierto vídeo tiene ciertos efectos en el cerebro humano y qué vídeo es, me lo voy a saltar. Pero en vez de mostrar dicho vídeo, mi teléfono me lanzó otro a pesar de que yo le di al botón del que buscaba. El otro era una eseñanza de una monja budista. Lo que me llamó la atención fue que ponía: "emitido hace 4 horas" y pensé: "anda, mira, viajes en el tiempo..."

Mientras ese 4 me llamaba la atención, la monja dijo: "Os voy a contar un cuento..."

Yo le dí a cambiar de vídeo pero con ese comienzo....tuve que volver hacia atrás. Y todo esto fue culpa de que ponía "emitido hace 4 horas". De no ser por eso, habría cambiado de canal segundos antes de escucharla.

El cuento era de dos amigos que van a un bosque, a pasear, y vestían ropas cómodas, sandalias en los pies o algo así. El bosque era muy bello pero se encuentran con un oso. Uno de los amigos comienza a ponerse unas zapatillas que llevaba en la mochila y el otro le dice: "¿Pero qué haces? Jamás vas a correr más que el oso". Y va el amigo y le contesta: "No necesito correr más que él, sólo necesito correr más que tú". 

Hala.

Ojiplática me quedó. Me arranca una sonrisa que debajo oculta un "ya le vale" y le doy al pause. ¿Acabo de oír lo que acabo de oír? Le doy de nuevo al play y la monja budista dice: el problema es el enfoque.

Sí, ya, claro... el problema es el oso. ¡Pero mira el otro astuto como... bueno, lo enfoca de otra manera! Desde luego es un cuento muy poco ... ortodoxo, pienso. La escuché apenas unos segundos más y cambié de vídeo. Recordad que yo buscaba el otro, el de la meditación. 

"Menudo cuento" pensé. 

Hay una cosa en psicología llamada "situaciones de doble vínculo". Me las explicó mi profesora cuando yo tenía 16 años (hice dos años de psicología en el instituto) y se me quedaron grabadas porque las entendía muy bien. Una situación de doble vínculo es un: "pierdes o pierdes". Os voy a poner un ejemplo: hijo de padres divorciados, la madre te dice que odies al padre, el padre que odies a la madre. Cambia "odiar" por cualquier otra cosa. Simplemente, sitúate en algo en lo que elijas lo que elijas, sufres. Eso es un doble vínculo y recuerdo que mi profesora dijo: "Ningún cerebro humano puede soportar esta situación durante mucho tiempo". Cómo quería yo a aquella profesora, sabía tanto.

Por contra, cuando el de Economía me explicó el "todos ganan" de Nash... bueno. ¡Jajaja! Igual por eso saqué un 9 en Selectividad. ¡Madre mía, la alegría que me dio a mí aquel cuadro en la pizarra!

Os pongo un ejemplo de pregunta capciosa con un pierdes elijas lo que elijas detrás. Político compra chalet de medio millón de euros cuando político acusaba a los que tenían dichos chalets de ser "malos" o lo que queráis. Comunicólogos de político lanzan pregunta al pueblo: "¿renuncio a mi cargo o continuo en él?". La pregunta es una trampa en sí misma. La verdadera pregunta sería: "¿Creéis que debo renunciar a mi chalete... o no? En vez de eso, está pidiendo permiso para que acepten su incoherencia. La pregunta en sí... es un chantaje. 
Por contra, mi parte publicista reconoce... bueno, la pregunta consigue lo que quien la lanza necesita que consiga.

Ok, visto todo esto, explicado lo que es un doble vínculo y establecido como antídoto la ecuación de Nash, seguimos. (Nash, en serio, no lo inventaría para el comercio, pero en estrategia comercial, y en negociación, yo cuando vi esas cuatro empresas del ejemplo, o esos cuatro actores de una negociación y el escenario de win to win, me emocioné). 

Esta mañana busqué mi vídeo super estupendo y me puse a meditar pero en vez de meditar, aunque reconozco que el ambiente que se creo era muy adecuado, me puse a pensar. Pensé en que ayer había cometido 3 errores. Pensé en la cara de idiota que se me quedó al llegar a casa y ver algo enchufado que no debía de estar enchufado.  Y empecé a compararme con todo el mundo.

Las pistas, las tenía delante de mí: el enchufe, los errores, los despistes. Y no podía enfadarme con las pistas, las pistas sólo son un escenario, es mi responsabilidad sacar las conclusiones más adecuadas, útiles y beneficiosas para todo el mundo. Y estando tumbada mirando al techo (esa lámpara redonda y blanca con dibujos que, ciertamente, parecen mandalas) me di cuenta de que la cosa no iba bien. Entre la culpabilidad, el enfado -sobre todo el enfado-, por mis errores y lo absolutamente inverosímil de dejarme algo echufado... (algo inocuo, pero inaceptable dada mi manera de ser) me dije: "¡Alto! Este no es el camino. Haga lo que haga, pierdo". 

Haga lo que haga pierdo... me pasa tan a menudo. Elija lo que elija, me siento mal. ¿Por qué? El camino está ahí. Y en vez de seguir machacándome, y prestando atención a las pruebas, me pregunté: "¿Por qué?". ¿Por qué has hecho/actuado/elegido cómo lo has hecho? Luego ya se puede analizar el resultado (el resultado conduce a que yo soy despistada y a que me auto exijo demasiado) pero la pregunta era ¿por qué? ¿Por qué actuaste como actuaste?

Y mira tú, sin palabras, tenía una respuesta.

¡Ay va! 
La tenía, es decir, la había, la hay. Y esa respuesta era válida. Claro que no era la respuesta de otro (¡qué absurdo!) Era la mía. Única. 

El resultado no importa. Si el resultado es "te has equivocado" vale, pero no importa. El resultado lo puedo cambiar, porque puedo cambiar el procedimiento, lo que no puedo cambiar es mi respuesta. Mis razones, mi yo, mi manera de pensar.

Y ahí, con cara de idiota, dándome cuenta de que llevaba desde las 8 de la mañana comparándome con todo el mundo y sintiéndome mal, di con la clave.

- Ay va... si el problema es el enfoque.

Y sí, claro. El oso y los dos amigos, y el bosque, me golpearon como jajajaja! jajajaj! casi me caigo de la cama.

¡¡Será posible!!

El problema es el enfoque. El problema es a quién planteo la pregunta.Y la pregunta en sí. Si yo me digo: ¿por qué no eres como los demás? es un "pierde-pierde". No importa lo que elija, no importa lo que haga, me voy a sentir mal. Porque la clave no es "por qué no eres como los demás" la clave es: ¿Quién eres tú? Una vez que te preguntas, sinceramente, honestamente, ¿por qué lo has hecho? te das cuenta de que la respuesta -generalmente- no es mala. Lo hice para ayudar, lo hice porque me pareció lo más conveniente, lo hice porque yo trabajo así... y siempre se puede mejorar. Pero nunca vas a enfadarte por ser quién eres. Lo malo es cuando no te miras.

Y todo esto, por un oso.




posdata: a ese niño cartero de mis cuentos que empiezo a pensar que existe, vamos a tener una conversación sobre lo que son enseñanzas, como deberían ser, y más cosas. 

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