Un cambio interior



Hace siete meses eliminé la aplicación de Facebook del teléfono móvil. No fue algo premeditado. Subía por el camino de entrada hacia la puerta del trabajo y quería instalar otra aplicación. No cabía, el celular me ofreció varias alternativas a eliminar y elegí Facebook porque era la que más espacio ocupaba.

Sorprendentemente, no eché de menos la aplicación esa semana. Ni a la siguiente, ni la siguiente. Y pensé: "bueno, ya la volveré a poner ya que seguro que en algún momento tengo unas ganas locas de subir algo". Pero fueron pasando las semanas y cada vez que me acordaba me decía a mi misma "...sí, luego la pongo". Esta tarde la pongo, mañana la pongo, pasado... jo, es que pesa mucho.

De forma simultánea me ocurrió algo con el "Whatssap". Hasta el momento tenía lo que vamos a llamar una foto pantalla. Una foto pantalla es una foto "de perfil" típica y tópica. Esas que dicen "Ay, qué guap@ soy". Y de hecho la foto era preciosa. Pero al poco de eliminar facebook y sin haberlo previsto, las fotos de Whatssap del perfil empezaron a ser objeto de cambio a cada instante. Y no eran fotos "mías" sino de lo que veía. Lo que yo llamo fotos subjetivas (el ejemplo es la que ilustra esta entrada). En primer lugar, me gustaban porque eran mudas. Sin comentarios, sin explicaciones, y sin molestar a nadie ya que no eran más que un círculo pequeño en mi aplicación. Y pensé: bien, seguro que alguien lo ve por casualidad y algo le estoy transmitiendo. Le estoy transmitiendo mi realidad. De ese instante. Así que empecé por poner libros, luego las del cielo (*ojo, si llevo una foto del cielo...entonces es que estoy muy contenta y serena), y una foto de una lámpara del revés que causó furor. Eso.. me sorprendió. Estaba tumbada leyendo y al alzar al vista tenía una lámpara pero vista desde abajo. Una lámpara de noche, de esas que tienen una pantalla de papel (la lámpara debe tener como veinte años) y unos dibujos. Esa lámpara lleva ahí toda la vida y si pasas por al lado ni te fijas. Pero me hizo gracia y le saqué una foto tal y como la veía yo. Y mi whasap se llenó de mensajes: "¿Qué es esto, tía?" "¡Hala, qué bonita!" "Me encanta tu foto de perfil, ¿cómo la has hecho?"

Yo miré esos mensajes y pensé: "ay va. Me ven".

Así que... bueno, seguí cambiando la imagen cuando se me antojaba. Lo que puede ser 2 veces al día. O no. Puedo cambiarla o tirarme tres días con la misma porque... en fin, no sé porqué. 

Hasta que un ser querido, muy querido, me dijo: "¿Para qué tanto cambio? Que manía... cada vez que te veo encuentro una imagen diferente... es como ver una película"

La palabra clave para mí fue "cambio", aunque ...a algo dentro le gustó "película". Sí, es que eso era. Ninguna imagen era "de mí", sino de "lo que veo", y ninguna imagen era de "jo, fíjate que pedazo foto", la verdad es que eran cosas bastante cotidianas. Sin sentido. Y desde una perspectiva poco usual. Puse una imagen de nubes que es lo que yo veo al desayunar pero nadie se fija, cuando está en ese mismo lugar, de que tiene esa imagen si mira hacia arriba. Casi me da un ataque de risa cuando alguien me dijo: "Jo, qué lugar tan bonito"

JAJAJAJAJ!!! ¡¡¡Pues lo tienes delante, melón!!!!

La clave era ... mirar de esa manera. Sin filtros. No se trata de retoques (de hecho, perdí mi programa de edición).

Bien. En el mes de enero y sintiéndome ya muy rara por dejar de publicar tan de repente, decidí poner una aplicación en el teléfono llamada Facebook Lite, entre otras cosas porque no me había pasado desapercibido el cambio en el tema de las fotos de whassap y pensé: "vamos a ver si estoy desviando una necesidad a un espacio que no es". Puse el facebook Lite y pensé que de nuevo querría volver a subir fotos de cada evento y cada cosa que me ocurría pero....no publiqué ni una.

"Raro".

Dejé pasar un mes y ayer estaba en una cafetería con una amiga de París y esa pantalla de la que os hablo era perfecta. Lo que vemos, me refiero. La música, mi amiga, el té, el café, el ambiente, la iluminación, la temperatura, ... absolutamente todo era perfecto. Y me dije: "¡¡¡esto, esto es!!! Debería subirlo a facebook, ¿no? ¿le digo que nos hagamos una foto???"

No contestó con palabras mi interior pero si me molestara en traducirlo a ellas, lo que mi mente me dijo en ese instante fue: (... claro, rompe el momento, saca la cámara, busca el enfoque, enfádate porque no queda bien y dedica diez minutos a ignorar a tu amiga para ver como sube el archivo)

Así que no dije ni pío de hacernos una foto. Pero lo pensé, lo pensé hasta tres veces y una de ellas mi mente me contestó: "¿cómo vas a explicarlo?" Y en eso llevaba toda la razón. ¿Cómo transmito en una imagen anodina de una cafetería, de dos personas que no conoces... la amistad de 14 años que nos une... o el hecho de que ir a verla haya sido mi único viaje sola al extranjero (París)? ¿Cómo cuento yo eso en una imagen? Ahí me enfadé. Y desistí.

"No puedo contarlo". No puedo, es imposible. Y además, ¿¿¿qué le importa a los otros???? 

Esa noche, ya bien entrada la noche, reflexionaba en la cama sin poder dormir.

"¿Qué ha pasado?" me preguntaba "¿Es que no tengo contenido? ¿Es eso?" Antes... me ponía super-nerviosa para subir una foto. Todo había que enseñarlo, todo había que "presumirlo". (jajaja, bonita palabra nueva) De todo había que alardear. Y ahora... no es que no me gustara alardear, es que no había modo de hacerlo.

Recordé una visita a La Gomera, que se me quedó grabada porque el guía estaba absolutamente loco (no sé porqué, me acordé mucho del Muso). Quizá porque su pelo era rizado. Pero este guía se pasó el viaje gritando: "¡cómo vea una sola cámara de fotos los tiro al océano!... ¡¡Breathe La Gomera, See La Gomera!!! ¡¡¡Les llevo por bosques de haces miles de años y solo ven su cámara!!!! ¡Qué harto me tienen!" Era super divertido. No lo decía así, pero metía cada grito cuando alguien no prestaba atención al momento presente que... no podías parar de reír. Además, me dejó merendar con él y el que llevaba el autobús. Me gustó ver "la otra parte", no ser turista, sino... viajar con ellos. De ese guía aprendí que por más que yo quisiera meter La Gomera en facebook, no podía.  Y lo aprendí de él. Nos dijo que no estábamos en los sitios porque lo veíamos todo a través de la cámara y la gente se caía y tropezaba y se estresaba. Se perdían el viaje. Respira, siente... y déjalo marchar. 

Después de ese guía, dejé de comprar souvenirs. Antes... quería llevármelo todo, y luego en casa eran trastos que ya no quería (lo que me sorprendía mucho). Tras ese guía decidí dejar de traer cosas. No puedo traerme Irlanda en el bolsillo, no hay algo que pueda comprar que transmita lo que es respirar el aire de un bosque de laurisilva o los barrancos de Masca. Tampoco puedo (aunque aquí las fotos si ayudan mucho) transmitir el impacto del color del mar de Tulúm. Porque es turquesa. Pero nada, salvo quizá los libros o las narraciones, pueden... transmitir así. Para transmitir de ese modo, están los libros. 

Pero para entender por qué ya no publicaba en facebook y teniendo en cuenta que un documental de televisión sobre las nuevas tecnologías decía que eran "de uso cíclico (ahora me voy/ahora vuelvo)" lo mejor era abrir la aplicación y ver.

Y esto encontré:

Frases absurdas.
Fotos "de portada".
Mascotas.
Fotos de comida.
Noticias que no me interesan.
Fotos de comida (reitero, jajaja).
Fotos de proyectos.


Y me quedé pensando.

Bien, a la pregunta de: "¿por qué no pones algo ahí?" le respuesta que me vino a la mente fue "porque no quiero molestar". Esas imágenes que yo pongo saltan en el espacio del otro, así que... "cuidadín" con lo que ponemos. En el whasap hay que ampliar la imagen y buscarla. Pero en el facebook sale sin más. 

Las fotos de proyectos, y todas aquellas noticias que llevaban detrás un (¡fijáos qué cosa!) me gustaban. Comparto esto "raro" que me ha ocurrido. Os cuento qué estoy dibujando (eso es arte, en muchos casos), os cuento dónde hay una exposición.... Y luego las fotos de viajes que a mí me animan muchísimo aunque los que las ponen me dicen que "generan envidia", también me gustan/interesan. 

Las fotos de mascotas, fotos graciosas, chistes y contenido neutro... pues también, fantástico.

Ahora vamos con las que me parecían absolutamente innecesarias. Las de portada. Y eso que hace poco hice una sesión con un fotógrafo precisamente para ver si me animaba a subir algo (y subí dos, una que yo le hice a él y otra que llevo ahora en whassap de "pantalla"). 
Resulta que ya no significan lo que significaban antes. Antes era como "sí, venga, vamos a ponerlo en facebook para que todos vean cómo molamos". Y hasta me convencía a mi misma de que ese era el tipo de contenido que había que subir. Porque es el que tiene todo el mundo. Pero ahora miraba esas fotos y ... me veía a mi misma posando con una copa/vaso en la mano, sonriendo con un montón de gente para demostrar algo que no es. Y lo que todavía es peor: ¡¡¡romper el momento!!! Una foto, rompe el momento. Te guste o no, tienes que parar a hacértela. Y si realmente estás conectada con el momento y pasándotelo fenomenal, lo último que se te ocurre es hacerte una foto.

Viendo eso... no me reconocí.

"¿Pero qué pasa?"
Donde antes las fotos "de perfil" eran para demostrar al mundo lo guapa que podáis ser... ahora, os confieso, las uso para que el mundo no sepa cómo me siento en ese momento. Por ejemplo, ahora en el whasap llevo una foto "de pantalla" y soy perfectamente consciente de por qué la he puesto. Es como cuando en el cine cae el telón (antes los cines tenían cortinas o telones). Lo que mi foto dice es: "Esta es una imagen de la que no vas a pasar". Es una distracción. Cuando estoy contenta de verdad, pongo fotos de lo que veo. Y principalmente, del cielo.

Lo mismo me ocurría con los contenidos destinados a venderme algo en facebook. Esos, por cierto, llegan a ser casi profesionales. Cuando una persona, en Internet, repite el mismo mensaje durante 18 meses... pregúntate ¿qué hay detrás? Porque a mi me trasmite dos cosas: 1) que tiene un problema con eso que me está intentando vender (mensaje tipo: "Yo y mi perro en las montañas, ¡como nos amamos!" "Yo y mi perro en el Caribe" "Mi perro es lo mejor del mundo" "Mi perro en Rusia..." "Sin mi perro no sé qué haría..." "Mi perro es maravilloso" Es un ejemplo. 2) Y esto es más peligroso: los que dan el mensaje como desafiándote a que lo niegues. Me explico: el "yo y mi perro" pero como si dieran réplica a algo que no se ha dicho. Veréis, la felicidad no hay que venderla. Está ahí.O no está. Pero...cuando una persona es feliz con algo, lo vais a ver en un detalle pequeño. Y esto os lo digo por experiencia. Esa "historia de nosotros mismos" que nos construimos en Internet (en facebook), en ralidad nos la estamos contando a nosotros mismos. Y cuando tú ves que una persona se repite un día sí y otro también: "Mi jersey azul es el mejor del mundo. Mi jersey azul y yo en China. Mi jersey azul es mejor que los demás jerseys. No sé qué haría sin mi jersey azul..." Bien, al decimonoveno mensaje... todos vemos que o bien tiene un problema de armario o bien tiene un problema con los jerseys. Una de dos. O bien no es feliz por algún motivo y trata de convencerme de algo que yo no he negado. Por tanto este tipo de contenidos... más que innecesarios son hasta peligrosos para el que, inconscientemente, los expone.

Todo este rollo para concluir que... algo ha cambiado y eso repercute en las Redes. Ahora me encantan las fotos subjetivas. Las que no me enseñan al que observa sino que me ponen en su lugar. Es lo más auténtico que podéis tener de esa persona. No a esa persona mirando sino lo que ve.

Y las intencionalidades neutras o, positivas. Compartir. Vale, eso sí me gusta. Alardear, eso no. Toda foto de "mira como molo" en una fiesta, puerta del cine, lugar especial... (bueno, si es un lugar especial y haces la foto lo suficientemente bien como para que los actores sean parte del sitio pero no parezca que el sitio esté cumpliendo la función de decir únicamente cómo molas como protagonista) también me gusta. Pero es un reto. Porque no es el contenido habitual de Facebook. 

Quizá por eso llevo sin publicar... meses. Creo que hice una foto de un dragón del año nuevo chino y la subí pero... ni siquiera eso. Obedecía a otra intención. Tenía que mandar fotos a algunos amigos y la puse "porque se viera" que había estado allí. Ni intención de compartir, ni de enriquecer, ni nada. ¡No me extraña que no publique!

¡Es hora de reinventarse!


2 comentarios:

Karla Ximena dijo...

Es parte del crecimiento personal. Yo cuando me vi con poco tiempo y deje de hacer reseñas de libros sentí un vacío, de hecho sentí que ya no tenía sentido leer, me enfoque demasiado a leer los libros para reseñarlo que olvidé la razón real, viajar a mundos imaginarios, entretenerme, me costo un poco sacarme esa sensación, también me pasó con la fotografía, que tenía que aprovechar de fotografiar en todo momento. Pero actualmente no lo hago, disfruto el momento, pero cuando hay algo que me interesa fotografiar lo hago o intento, porque a veces son tan rápidos los momentos que no alcanzo. Las redes sociales en general son muy de "mira lo que hago, mira lo que pienso" aunque sean cortinas de humo, es buscar la atención de los demás, de hecho pensé en cerrar el face, pero me sirve para mostrar mi trabajo, mi arte, más aún ahora que quiero trabajar en la fotografía. Que te vaya muy bien en tu proceso de reinvención, yo también estoy pasando por uno, saludos.

Nelly dijo...

Jajajaj! Me encanta que lo hayas compartido.

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